Post by realeagle on Jun 27, 2006 0:33:24 GMT -5
¡Qué cambien a los locutores de canal 4, por favor! -
Por David Rivas
El partido entre Paraguay y Suecia se encuentra empatado a cero y se juega
el segundo tiempo. El encuentro corresponde al Grupo B y a la primera fase
del campeonato mundial de fútbol Alemania 2006. Paraguay y Suecia se
juegan la vida. En un hogar de San Salvador el niño de ocho años pregunta
a su padre: "papi, ¿por qué los locutores de Canal 4 se equivocan tanto?".
El mayorcito, de 13 años, le secunda. "se equivocan es piropo".
"Vamos a ver toda esa configuración, qué puede dar", acaba de decir Quique
Iraheta, uno de los locutores del staff de Canal 4, que narran y comentan
los partidos del mundial. El padre de los niños queda pensativo y se
pregunta: "¿qué habrá querido decir? Expresiones vacías e incoherentes
como la anterior abundan en este dizque comentarista deportivo. "Ahí está
toda esta situación", dice Iraheta. Nuevamente el padre se pregunta qué
habrá querido decir el locutor.
"Quique Iraheta es el más malo de todos", le dice un aficionado a otro,
ambos motoristas en una oficina pública, reunidos en círculo con otros
empleados para hablar del mundial. Uno de ellos, licenciado de la
Universidad Tecnológica, se percata del error y le advierte que se ha
equivocado, que debió decir: "el peor de todos, porque es incorrecto decir
más malo".
En medio de la amena plática del grupo viene el recuento de los
innumerables errores que cometen los comentaristas del canal "tradición en
deportes" de El Salvador. "Estos 'maistros' piensan que la gente no sabe
de fútbol, que la 'mara' es ignorante", dice uno de ellos.
El grupo lleva varios minutos discutiendo y de lo que menos hablan es de
lo futbolístico. "Mejor hablemos de los partidos", les recuerda un
compañero, tras caer en la cuenta que el tema de los locutores de Canal 4
les ha ocupado más de la cuenta. "Pero es que da cólera", le responde
alguien.
"¿Y será que no podemos hacer algo licenciado, para que cambien estos
babosos?, pregunta otro.
"Mandemos cartas, digámosle a la mara que mande cartas al canal vas a ver
si no los quietan y ponen a otros", le responde su colega.
Las críticas hacia los locutores de Canal 4 no son nuevas. Ya desde antes
del Mundial de Alemania, en las transmisiones de la Liga Española, se
escuchaban expresiones de descontento. Pero con la llegada de la copa del
mundo la situación ha adquirido dimensiones de casi 'tragedia nacional'.
"! Que cambien a todos los locutores del Canal 4, por favor!", dice
eufórico un aficionado, mientras otro asegura que "sin mentiras, yo le he
prendido una candela a la virgen para ver si me escucha y ponen a otros
locutores en el cuatro".
Un antiguo locutor de radio, fallecido en noviembre pasado, reclamó en más
de una ocasión que la Fiscalía General de la República "procesara de
oficio a los locutores de Canal 4 por atentar contra el bien común". Para
manifestar su enojo por "la pésima" narración de los partidos de la Liga
Española, amenazó una vez, en broma por supuesto, con lanzarse de la
segunda planta de su casa con un cartel colgado al cuello que dijera: "me
mato por culpa de los locutores de Canal 4". "Me voy a sacrificar por toda
la noble afición que sufre con estos locutores desgraciados", dijo, para
explicar las razones del supuesto intento de suicidio.
Problemas de narración, dicción, pronunciación
"Son insoportables realmente", reconoce un ingeniero civil, mientras
devora un cebiche de camarones en el mercadito de Merliot. "A los
problemas de dicción, pronunciación, los gritos de ese muchacho, Tom
Coreas creo que se llama, las equivocaciones en la narración, los datos
equivocados que nos dan, agréguele usted que no le ayudan al televidente a
entender lo que pasa en cada partido. Un 'cipote', por ejemplo, nunca va
aprender de fútbol con estos señores", afirma en tono serio.
Uno de sus acompañantes, también de apariencia profesional, se suma a las
críticas. "No nos explican los sistemas de juego de cada equipo, no nos
hablan de aspectos sobre la táctica, nada de eso". "Yo no creo que en el
Canal 4 no estén concientes de este problema, porque es un problema".
Un periodista les saluda, se identifica con ellos y luego tercia en la
conversación. "Aquí nos están violando nuestros derechos como consumidores
que somos, que tenemos derecho a que se nos de un buen servicio", les
dice.
En el mismo mercadito de Merliot otro comensal se queja porque "el Canal 4
cuidó la forma pero no el fondo del asunto". Se refería al contraste del
set (el escenario en que aparecen los locutores) montado por este medio
con ocasión del mundial, amplio, muy bien iluminado y con 40 pantallas
planas, que contrasta con la calidad de sus narradores y comentaristas.
En periodismo deportivo, y de televisión en particular, los manuales
indican que la narración de un partido no debe insistir en lo que es
evidente, sino enriquecer el relato con datos e información que permita al
televidente comprender mejor el juego. Que los locutores de televisión,
más que nombrar al jugador que lleva la pelota, deben añadir elementos
para juzgar mejor el desarrollo del evento.
Aunque nombrar a los jugadores a veces es indispensable, principalmente
cuando se trata de aquellos menos conocidos para el televidente.
Con los narradores de Canal 4 sucede lo contrario, pues casi siempre,
únicamente nombran a los jugadores famosos o más conocidos. Al resto no se
les menciona, se les invisibiliza, sin tomar en cuenta que muchas veces
son estos jugadores menos conocidos quienes hacen la mayor parte del juego
y merecen respeto.
"Fíjese bien, ese muchacho Quique Iraheta, nunca dice nada cuando habla,
únicamente cosas intrascendentes dice. Sólo da la fecha, el tiempo,
marcador, cuando eso lo estamos viendo en la pantalla. No tiene nada que
aportar", ha dicho el ingeniero del mercadito de Merliot, mientras se
apresta a cancela la cuenta para retomar el trabajo de la tarde.
Respeto por antecesores
Por la noche, en un bar capitalino, cerca de la Chulona (Monumento a la
Constitución), un empleado bancario es implacable contra los locutores de
Canal 4, a los que considera "malísimos". Luego recuerda tiempos mejores
con Elmer Polanco, Carlos Aranzamendi, Manuel Martínez y el "Turco"
Mauricio Saade Torres. Este último, aclara, compensaba las fallas de su a
veces imprecisa narración con acertados comentarios y oportunas
estadísticas. "Ellos eran muy buenos. Mis respetos para Elmer Polanco".
En un grupo de periodistas se comenta que "Jaimito (se refieren a Jaime
Vilanova, del staff de locutores del Canal 4) es buena persona, pero como
locutor de fútbol anda en la vil calle". "Eugenio Calderón algo la hacía,
pero lo echaron ¿a saber por qué?, pregunta otro. Ahora "el chele"
Calderón y Raúl Beltrán comparten micrófono y silla en la cadena de radio
que transmite los partidos del mundial. ¡Aunque usted no lo crea!, ha
dicho extrañado más de algún periodista, que conoció de sus enconadas
grescas públicas de antaño.
Un estudiante egresado de la carrera de derecho cuenta que prefiere
escuchar la radio, "porque son menos malos que los locutores de Canal 4".
"El que más o menos se defiende es (Roberto) Bundio, pero cae mal por
arrogante. De ahí todos no pasan la prueba. Por supuesto que Iraheta es el
'pior', no el peor, el pior de todos", enfatiza.
El mismo estudiante, de la UES, se refiere a frecuentes metidas de pata de
los locutores, cuando dicen saque de puerta en vez de tiro de esquina,
gol anulado en vez de fuera de juego, Mascherano y no Maxi Rodríguez.
Muchas veces hasta que la cámara muestra el nombre de la camisa del
jugador los mencionan, lo que denota que nos los conocen. "Mejor yo me
puedo a los jugadores y no ellos", se burla este televidente.
Un aficionado cuestiona el hecho de que el Canal 4 no invierta en
contratar "buenos locutores para mejorar el servicios que nos dan", pero
otro le recuerda que los medios de comunicación en El Salvador "son
tacaños. "Mejor el 12 mandó gente a Alemania y no el cuatro", le recuerda
este informado ciudadano.
Medios despreocupados por calidad de la información: Ramonet
En su reciente visita al país, el director de Le Monde Diplomatique,
Ignacio Ramonet afirmó que cada vez más los medios no se preocupan por la
calidad de la información.
En México, la cadena Televisa envió a Alemania un contingente de 150
personas y 20 toneladas de equipo, entre cámaras, máquinas editoras,
transmisores y accesorios, ha dicho su director de deportes, Javier
Alarcón. Su competencia, la cadena TV Azteca, realizó una movilización
similar. En Costa Rica, la cadena Monumental envió un equipo de
periodistas numeroso a Alemania, mientras que en Guatemala y Honduras, los
canales de televisión mandaron a sus enviados especiales. En El Salvador,
el Canal 4 no envió a nadie y se conformó con transmitir la señal del
satélite.
Un empleado de gobierno explicó cómo se las ingenian en su oficina para
ver "clandestinamente" los partidos del mundial, porque el propio día de
la inauguración, el 9 de junio, mientras jugaban la anfitriona Alemania
contra Costa Rica, llegó a sus manos un memorando de Recurso Humanos en el
que se les advertía que estaba prohibido ingresar televisores a la
institución o encender los pocos aparatos asignados en algunos despachos.
"Estamos prácticamente encerrados, bajo llave, encendemos el televisor sin
volumen. Al menos así descansamos de estar oyendo a los locutores del
Canal 4", dice. "Hemos dado claves para los que tocan la puerta, cuando
dan tres toques a la puerta sabemos que no hay problema porque es un
compañero de la oficina que viene, pero cuando tocan diferente apagamos
rápido el televisor y buscamos qué hacer, porque es gente de otras áreas o
la vieja de Recursos Humanos que viene a joder, a ver si estamos viendo el
mundial para ponernos el dedo".
Son innumerables las formas inventadas por los empleados de bancos,
oficinas de gobierno, escuelas y de otras instalaciones para no perderse
entre semana los partidos del mundial. En algunos casos, el mundial ha
obligado a modificar horarios, adelantar la hora de entrada y retrasar la
hora de salida del trabajo.
En los pasillos de la Asamblea Legislativa, un ordenanza parece haber
encontrado la razón de la controversia sobre los locutores de Canal 4. "La
crisis de locutores deportivos es un reflejo de la crisis del fútbol de El
Salvador.
Andamos mal en todos los aspectos", dice el instruido empleado público.
Son casi las tres de la tarde, el partido entre Paraguay y Suecia ha
terminado y los suramericanos acaban de sucumbir con un gol postrero de
Frederik Ljungberg, el sueco jugador del Arsenal inglés.
Los guaraníes han caído nuevamente y esta vez significa la eliminación del
mundial. Raíces.
David Rivas, periodista salvadoreño, es colaborador de Raíces
Por David Rivas
El partido entre Paraguay y Suecia se encuentra empatado a cero y se juega
el segundo tiempo. El encuentro corresponde al Grupo B y a la primera fase
del campeonato mundial de fútbol Alemania 2006. Paraguay y Suecia se
juegan la vida. En un hogar de San Salvador el niño de ocho años pregunta
a su padre: "papi, ¿por qué los locutores de Canal 4 se equivocan tanto?".
El mayorcito, de 13 años, le secunda. "se equivocan es piropo".
"Vamos a ver toda esa configuración, qué puede dar", acaba de decir Quique
Iraheta, uno de los locutores del staff de Canal 4, que narran y comentan
los partidos del mundial. El padre de los niños queda pensativo y se
pregunta: "¿qué habrá querido decir? Expresiones vacías e incoherentes
como la anterior abundan en este dizque comentarista deportivo. "Ahí está
toda esta situación", dice Iraheta. Nuevamente el padre se pregunta qué
habrá querido decir el locutor.
"Quique Iraheta es el más malo de todos", le dice un aficionado a otro,
ambos motoristas en una oficina pública, reunidos en círculo con otros
empleados para hablar del mundial. Uno de ellos, licenciado de la
Universidad Tecnológica, se percata del error y le advierte que se ha
equivocado, que debió decir: "el peor de todos, porque es incorrecto decir
más malo".
En medio de la amena plática del grupo viene el recuento de los
innumerables errores que cometen los comentaristas del canal "tradición en
deportes" de El Salvador. "Estos 'maistros' piensan que la gente no sabe
de fútbol, que la 'mara' es ignorante", dice uno de ellos.
El grupo lleva varios minutos discutiendo y de lo que menos hablan es de
lo futbolístico. "Mejor hablemos de los partidos", les recuerda un
compañero, tras caer en la cuenta que el tema de los locutores de Canal 4
les ha ocupado más de la cuenta. "Pero es que da cólera", le responde
alguien.
"¿Y será que no podemos hacer algo licenciado, para que cambien estos
babosos?, pregunta otro.
"Mandemos cartas, digámosle a la mara que mande cartas al canal vas a ver
si no los quietan y ponen a otros", le responde su colega.
Las críticas hacia los locutores de Canal 4 no son nuevas. Ya desde antes
del Mundial de Alemania, en las transmisiones de la Liga Española, se
escuchaban expresiones de descontento. Pero con la llegada de la copa del
mundo la situación ha adquirido dimensiones de casi 'tragedia nacional'.
"! Que cambien a todos los locutores del Canal 4, por favor!", dice
eufórico un aficionado, mientras otro asegura que "sin mentiras, yo le he
prendido una candela a la virgen para ver si me escucha y ponen a otros
locutores en el cuatro".
Un antiguo locutor de radio, fallecido en noviembre pasado, reclamó en más
de una ocasión que la Fiscalía General de la República "procesara de
oficio a los locutores de Canal 4 por atentar contra el bien común". Para
manifestar su enojo por "la pésima" narración de los partidos de la Liga
Española, amenazó una vez, en broma por supuesto, con lanzarse de la
segunda planta de su casa con un cartel colgado al cuello que dijera: "me
mato por culpa de los locutores de Canal 4". "Me voy a sacrificar por toda
la noble afición que sufre con estos locutores desgraciados", dijo, para
explicar las razones del supuesto intento de suicidio.
Problemas de narración, dicción, pronunciación
"Son insoportables realmente", reconoce un ingeniero civil, mientras
devora un cebiche de camarones en el mercadito de Merliot. "A los
problemas de dicción, pronunciación, los gritos de ese muchacho, Tom
Coreas creo que se llama, las equivocaciones en la narración, los datos
equivocados que nos dan, agréguele usted que no le ayudan al televidente a
entender lo que pasa en cada partido. Un 'cipote', por ejemplo, nunca va
aprender de fútbol con estos señores", afirma en tono serio.
Uno de sus acompañantes, también de apariencia profesional, se suma a las
críticas. "No nos explican los sistemas de juego de cada equipo, no nos
hablan de aspectos sobre la táctica, nada de eso". "Yo no creo que en el
Canal 4 no estén concientes de este problema, porque es un problema".
Un periodista les saluda, se identifica con ellos y luego tercia en la
conversación. "Aquí nos están violando nuestros derechos como consumidores
que somos, que tenemos derecho a que se nos de un buen servicio", les
dice.
En el mismo mercadito de Merliot otro comensal se queja porque "el Canal 4
cuidó la forma pero no el fondo del asunto". Se refería al contraste del
set (el escenario en que aparecen los locutores) montado por este medio
con ocasión del mundial, amplio, muy bien iluminado y con 40 pantallas
planas, que contrasta con la calidad de sus narradores y comentaristas.
En periodismo deportivo, y de televisión en particular, los manuales
indican que la narración de un partido no debe insistir en lo que es
evidente, sino enriquecer el relato con datos e información que permita al
televidente comprender mejor el juego. Que los locutores de televisión,
más que nombrar al jugador que lleva la pelota, deben añadir elementos
para juzgar mejor el desarrollo del evento.
Aunque nombrar a los jugadores a veces es indispensable, principalmente
cuando se trata de aquellos menos conocidos para el televidente.
Con los narradores de Canal 4 sucede lo contrario, pues casi siempre,
únicamente nombran a los jugadores famosos o más conocidos. Al resto no se
les menciona, se les invisibiliza, sin tomar en cuenta que muchas veces
son estos jugadores menos conocidos quienes hacen la mayor parte del juego
y merecen respeto.
"Fíjese bien, ese muchacho Quique Iraheta, nunca dice nada cuando habla,
únicamente cosas intrascendentes dice. Sólo da la fecha, el tiempo,
marcador, cuando eso lo estamos viendo en la pantalla. No tiene nada que
aportar", ha dicho el ingeniero del mercadito de Merliot, mientras se
apresta a cancela la cuenta para retomar el trabajo de la tarde.
Respeto por antecesores
Por la noche, en un bar capitalino, cerca de la Chulona (Monumento a la
Constitución), un empleado bancario es implacable contra los locutores de
Canal 4, a los que considera "malísimos". Luego recuerda tiempos mejores
con Elmer Polanco, Carlos Aranzamendi, Manuel Martínez y el "Turco"
Mauricio Saade Torres. Este último, aclara, compensaba las fallas de su a
veces imprecisa narración con acertados comentarios y oportunas
estadísticas. "Ellos eran muy buenos. Mis respetos para Elmer Polanco".
En un grupo de periodistas se comenta que "Jaimito (se refieren a Jaime
Vilanova, del staff de locutores del Canal 4) es buena persona, pero como
locutor de fútbol anda en la vil calle". "Eugenio Calderón algo la hacía,
pero lo echaron ¿a saber por qué?, pregunta otro. Ahora "el chele"
Calderón y Raúl Beltrán comparten micrófono y silla en la cadena de radio
que transmite los partidos del mundial. ¡Aunque usted no lo crea!, ha
dicho extrañado más de algún periodista, que conoció de sus enconadas
grescas públicas de antaño.
Un estudiante egresado de la carrera de derecho cuenta que prefiere
escuchar la radio, "porque son menos malos que los locutores de Canal 4".
"El que más o menos se defiende es (Roberto) Bundio, pero cae mal por
arrogante. De ahí todos no pasan la prueba. Por supuesto que Iraheta es el
'pior', no el peor, el pior de todos", enfatiza.
El mismo estudiante, de la UES, se refiere a frecuentes metidas de pata de
los locutores, cuando dicen saque de puerta en vez de tiro de esquina,
gol anulado en vez de fuera de juego, Mascherano y no Maxi Rodríguez.
Muchas veces hasta que la cámara muestra el nombre de la camisa del
jugador los mencionan, lo que denota que nos los conocen. "Mejor yo me
puedo a los jugadores y no ellos", se burla este televidente.
Un aficionado cuestiona el hecho de que el Canal 4 no invierta en
contratar "buenos locutores para mejorar el servicios que nos dan", pero
otro le recuerda que los medios de comunicación en El Salvador "son
tacaños. "Mejor el 12 mandó gente a Alemania y no el cuatro", le recuerda
este informado ciudadano.
Medios despreocupados por calidad de la información: Ramonet
En su reciente visita al país, el director de Le Monde Diplomatique,
Ignacio Ramonet afirmó que cada vez más los medios no se preocupan por la
calidad de la información.
En México, la cadena Televisa envió a Alemania un contingente de 150
personas y 20 toneladas de equipo, entre cámaras, máquinas editoras,
transmisores y accesorios, ha dicho su director de deportes, Javier
Alarcón. Su competencia, la cadena TV Azteca, realizó una movilización
similar. En Costa Rica, la cadena Monumental envió un equipo de
periodistas numeroso a Alemania, mientras que en Guatemala y Honduras, los
canales de televisión mandaron a sus enviados especiales. En El Salvador,
el Canal 4 no envió a nadie y se conformó con transmitir la señal del
satélite.
Un empleado de gobierno explicó cómo se las ingenian en su oficina para
ver "clandestinamente" los partidos del mundial, porque el propio día de
la inauguración, el 9 de junio, mientras jugaban la anfitriona Alemania
contra Costa Rica, llegó a sus manos un memorando de Recurso Humanos en el
que se les advertía que estaba prohibido ingresar televisores a la
institución o encender los pocos aparatos asignados en algunos despachos.
"Estamos prácticamente encerrados, bajo llave, encendemos el televisor sin
volumen. Al menos así descansamos de estar oyendo a los locutores del
Canal 4", dice. "Hemos dado claves para los que tocan la puerta, cuando
dan tres toques a la puerta sabemos que no hay problema porque es un
compañero de la oficina que viene, pero cuando tocan diferente apagamos
rápido el televisor y buscamos qué hacer, porque es gente de otras áreas o
la vieja de Recursos Humanos que viene a joder, a ver si estamos viendo el
mundial para ponernos el dedo".
Son innumerables las formas inventadas por los empleados de bancos,
oficinas de gobierno, escuelas y de otras instalaciones para no perderse
entre semana los partidos del mundial. En algunos casos, el mundial ha
obligado a modificar horarios, adelantar la hora de entrada y retrasar la
hora de salida del trabajo.
En los pasillos de la Asamblea Legislativa, un ordenanza parece haber
encontrado la razón de la controversia sobre los locutores de Canal 4. "La
crisis de locutores deportivos es un reflejo de la crisis del fútbol de El
Salvador.
Andamos mal en todos los aspectos", dice el instruido empleado público.
Son casi las tres de la tarde, el partido entre Paraguay y Suecia ha
terminado y los suramericanos acaban de sucumbir con un gol postrero de
Frederik Ljungberg, el sueco jugador del Arsenal inglés.
Los guaraníes han caído nuevamente y esta vez significa la eliminación del
mundial. Raíces.
David Rivas, periodista salvadoreño, es colaborador de Raíces