Post by realeagle on Mar 17, 2009 13:46:50 GMT -5
Se contaron los votos; ahora hay que pesarlos EDH
Ninguna elección otorga cheques en blanco ni patentes de corso. Un presidente o funcionario electo está limitado en sus actos por las leyes, la sensatez y las normas de buen gobierno Se contaron los votos y sin protesta de la oposición, el TSE declaró triunfador al FMLN y a su candidato Mauricio Funes. Durante veinte años y bajo cuatro gobiernos de ARENA, no sólo se han realizado con plena transparencia muchos eventos electorales, sino que pasados los comicios la población vuelve a su quehacer en paz; las más diversas posturas ideológicas, agrupaciones políticas y sectores conviven en democracia, sin que nadie abiertamente pretenda imponerse por la fuerza al resto. Nunca se habló de partido único. Pero hay principios, valores, libertades y derechos que están por encima de todo proceso electoral, sobre cualquier decisión que de manera soberana tome una ciudadanía. No estamos, como votantes, moralmente facultados para coartar la libre expresión, perseguir el derecho de asociarse, impedir el libre tránsito, violar las garantías procesales, juzgar dos veces a una persona por una misma causa. Hay que defender el derecho a la propiedad, a profesar una religión, a decidir en libertad lo que hacemos y la forma en que buscamos nuestro bienestar. Ninguna elección otorga cheques en blanco ni patentes de corso. Un presidente o funcionario electo está limitado en sus actos por las leyes, la sensatez y las normas de buen gobierno; debe ser prudente en el manejo de los dineros de la gente, sabio en sus nombramientos y transparente en su gestión. Las personas a la cabeza de una nación deben respetar lo que son los modos de vida, las tradiciones y las costumbres de los países democráticos. Se cuentan los votos pero también, simbólicamente, se pesan. Son muchos los que eligen alcaldes, pero pocos los que organizan los recursos humanos, financieros y materiales para producir lo que satisf*ga las necesidades y los deseos de una comunidad o un país. Hay miles de médicos en esta tierra pero son contados los capaces de operar en corazón abierto o hacer un trasplante de riñón sin matar al paciente.
La confianza es base de la prosperidad El Salvador ha realizado grandes avances desde que finalizó la guerra, reduciendo en un 50 por ciento los niveles de pobreza, casi erradicando el analfabetismo, universalizando la enseñanza primaria y media, extendiendo el suministro de agua y energía, construyendo la mejor red de carreteras del Istmo Centroamericano. De igual significado es la enorme cantidad de personas que trabajan en ocupaciones especializadas gracias a la expansión de las empresas y al clima de competitividad que las capacita y les ayuda a brindar mejores oportunidades a sus empleados y técnicos. Pero estas empresas dependen unas de otras; como con los organismos vivos, no se pueden cercenar partes sin que el cuerpo muera. Los equilibrios y balances de una economía son complejos pero asimismo excepcionalmente sensibles; de igual importancia es que alterar esos balances puede aniquilar el empleo de muchos que quedan sin verdadera alternativa para desempeñarse en sus profesiones. Construir carreteras no sustituye el empleo de una ejecutiva de banco. En sus hombros, presidente electo Funes, caen grandes responsabilidades, siendo la primordial mantener y profundizar un clima de confianza y garantías que asegure el empleo de centenares de miles de familias, las que a su vez nutren a miles de otras ocupaciones. Esto le obliga a actuar y decidir dando prioridad al bienestar de todos, más que a las desfasadas metas de muchos de sus partidarios. Cabeza más que hígado.
La democracia salió fortalecida LPG
Dentro de la lógica funcional de la democracia, es más natural la alternancia que la permanencia. De seguro, sin planteárselo intelectualmente, el pueblo salvadoreño viene queriendo alternancia, y ahora las condiciones fueron más propicias para la misma. La jornada del pasado domingo 15 puede considerarse una prueba realmente bien librada sobre el avance del proceso democrático en nuestro país. Más allá de los resultados en sí, hubo un refrendo elocuente de lo que se ve a las claras, cuando se quiere ver a las claras: el pueblo salvadoreño estuvo inmerso en una campaña eleccionaria cada vez más cruda, pero tuvo la entereza de no comprar las crudezas de nadie; la institucionalidad electoral, que cargaba muchas reservas tanto de grupos interesados como de amplios sectores ciudadanos, se comportó con mucha responsabilidad, y cumplió al final su compromiso de dar resultados casi de inmediato; y los contendientes y sus partidos se manifestaron, la misma noche del domingo, con altura y serenidad. En su primer mensaje luego de que los números expresaran su triunfo, el candidato Funes del FMLN, ya prácticamente Presidente electo, hizo un llamamiento a la unidad, al respeto mutuo y al trabajo en común. Llamamiento que era y es muy oportuno y necesario para disolver ansiedades y entrar cuantos antes, con buen paso, al tratamiento de la problemática nacional. El candidato Ávila, de ARENA, reconoció poco después el triunfo de su hasta ayer adversario e invocó la ayuda de Dios para el nuevo gobernante. Todos estos son signos de madurez democrática, que habrá que potenciar en los hechos. Los que siempre hemos creído, y así lo hemos expresado reiteradamente, en la sensatez histórica del pueblo salvadoreño y en la solidez también histórica de nuestro proceso de modernización democrática, nos reafirmamos, a partir de las múltiples experiencias que confluyen y se multiplican a partir del 15 de marzo, en la convicción de que todos hemos ganado.
Tiempos de construcción Ahora es bastante más claro que un momento de agria disputa concluyó el 15 de marzo en las urnas y que otro momento de realismo insoslayable se abrió el mismo día 15 en las urnas. No hay duda de que la democracia tiene un gran poder de reconversión de momentos. Y eso lo estamos viviendo ya, a sólo unas horas de haberse plasmado la voluntad popular en las papeletas de votación. Más allá de los números, que por supuesto son importantes y decisivos, lo que tenemos hoy es un significativo cambio de posiciones en el escenario político. El FMLN, con su fórmula presidencial que asumirá la conducción de la gestión pública, estará en la posición de gobierno; ARENA pasa a ocupar la posición de oposición. Ya el Presidente de ARENA, que fue candidato, ofreció ser una oposición constructiva y vigilante, como debe ser. Dentro de la lógica funcional de la democracia, es más natural la alternancia que la permanencia. De seguro, sin planteárselo intelectualmente, el pueblo salvadoreño viene queriendo alternancia, y ahora las condiciones fueron más propicias para la misma. Los que ganaron y los que perdieron numéricamente el 15 de marzo pasan de inmediato, por obra de la lógica democrática, a ser algo así como socios en posiciones distintas que deben trabajar por un mismo objetivo: el desarrollo nacional en todos los órdenes, con estabilidad y seguridad para todos. El nuevo y crucial tránsito ha comenzado bien, y así debe continuar, para que el proceso avance cada vez mejor.
Mirando al futuro con optimismo Escrito por Rafael Castellanos/ Columnista de LA PRENSA GRÁFICA
Mauricio Funes es el presidente electo de todos los salvadoreños, de los que votaron por él y de los que marcamos otra bandera. Le deseamos lo mejor y celebramos su llamado de unidad y concertación. Invitamos a cada salvadoreño a que desde su trinchera colabore a que cumpla su promesa de convertir a El Salvador en la economía más dinámica de Centroamérica y trabajar porque los sectores más vulnerables superen su condición de pobreza y exclusión. En su elogiable discurso de proclamación, Funes dejó de ser candidato y comenzó a comportarse como gobernante responsable. Su discurso conciliador cubrió la mayoría de los temas sobre los cuales existen temores. En vez de un discurso triunfalista y amenazante, tuvimos uno sereno, moderado, esperanzador. En su primer discurso los gobernantes dejan ver el tono de cómo actuarán. Dijo lo que la otra mitad del país deseaba escuchar, su compromiso incondicional con la Constitución, con la democracia y el estado pleno de derecho, el régimen de libertades, la libertad de expresión, el respeto a la propiedad privada, la seguridad jurídica y preservar la estabilidad macroeconómica y fiscal. Su saludo con respeto a ARENA, reconociendo su importancia y asegurándole que será escuchada, muestra una lectura pragmática de la correlación de fuerzas y reconocimiento de que el país necesita grandes acuerdos y que quienes obtuvieron poco menos que la mitad de los votos son una fuerza necesaria para la gobernabilidad y para superar los formidables retos que enfrenta el país, con una recesión mundial que pronto golpeará con fuerza.
Rodrigo Ávila se comportó de acuerdo con lo ofrecido en la campaña, aceptó con elegancia el resultado del voto, concediendo la victoria de su oponente, lo que se ve por primera vez desde los Acuerdos de Paz. En forma elegante y bonita, pidió a Dios que le conceda sabiduría al nuevo gobernante. Su calidad humana se manifestó cuando la emoción le quebró la voz. La compañía de Celina su esposa y sus hijas complementó la unidad familiar en un momento difícil. ARENA se mostró dignamente, salió con unidad, madurez y civismo acompañando a su candidato y presidente del partido. La presencia de los ex presidentes y el COENA lo hizo ver como un partido sólido, con los ánimos altos en la derrota, manifestando que vuelve a la oposición, en la que ya estuvo antes, con unidad y optimismo. Las palabras de Rodrigo fueron contundentes, seremos una oposición constructiva y vigilante. El protagonista estelar de la jornada fue el pueblo salvadoreño, saliendo masivamente a las urnas a manifestar su opción, ordenada, respetuosa, pacíficamente, muestra clara de su vocación pacífica y su existencia cotidiana, comprensión de que vivimos en el mismo país y necesitamos resolver nuestros problemas, con respeto y tolerancia, aceptando la diversidad de pensamiento como fundamental para la convivencia armoniosa y el desarrollo. Esa actitud ejemplar y la realidad que exige adaptarse a los partidos políticos le plantean claramente al FMLN la necesidad de transformarse.
El mensaje de la población fue claro, le dio el triunfo por primera vez por un margen pequeño, debido a la presencia de Mauricio Funes y su oferta de moderación, no le dio un cheque en blanco. Confiamos en su capacidad de adaptarse a los tiempos y a la voluntad de la sociedad.Es conocido que los partidos se desgastan en el poder y se fortalecen en la oposición. ARENA tiene esa gran oportunidad si administra bien su proceso, si pasa por un proceso serio de autoevaluación, redefinición y recomposición, para estar lo mejor equipada posible para enfrentar los retos que imponen las nuevas realidades y tener un mejor futuro. El Tribunal Supremo Electoral cumplió impecablemente, los medios de comunicación cubrieron el evento oportuna y objetivamente, el país salió fortalecido. A los que están tristes por no haber ganado, les envío un mensaje de esperanza. El sol seguirá saliendo cada día y estaremos mejor en la medida en que comprendamos que en la vida no existen solamente blanco y negro, que hay muchos grises en el medio, que aceptemos respetuosamente la diversidad de pensamiento, que debemos dejar atrás el pasado y ver el futuro con optimismo, siendo proactivos y protagonistas para que el país marche por el rumbo deseado. No debe haber sentimiento de vencedores y vencidos, solamente el de salvadoreños que creen en la democracia como forma de vida y hoy escogieron por escaso margen a uno de dos candidatos, pero que el futuro será tan brillante, como el empeño que pongamos en trabajar para que así sea.
El pueblo habló Alfredo Mena Lagos*
Este 15 de marzo el pueblo salvadoreño habló, y habló con claridad. La mayoría de salvadoreños no estamos satisfechos con el estado de cosas ni con la forma de gobernar, pero es necesario aclarar que algunos estaban por cambiar y otros estábamos por reformar, tremenda diferencia, que ojalá con el paso del tiempo se llegue a comprender con sabiduría. No vale la pena llorar sobre la leche derramada, y no nos queda más que felicitar a Mauricio Funes por su victoria electoral y desearle suerte, por el bien de El Salvador. También es necesario recordarle a Mauricio que casi el 49% de los salvadoreños no votamos por el FMLN, y que para sacar adelante a nuestro país, es necesario gobernar para todos, y no sólo para los que votaron por el cambio. El mundo entero se enfrenta a la peor crisis económica desde la Gran Depresión, situación que todavía no nos ha golpeado con toda su fuerza. Esto demanda gobernar con mucha sensatez y patriotismo, de lo cual considero que Mauricio Funes tiene toda la capacidad de hacer. Sin embargo, su gobierno tendrá que enfrentar presiones internas que lo empujarán a optar por la locura "bolivariana" de Hugo Chavez, pero también contará con el apoyo de quienes prefieren la opción brasileña de Ignacio "Lula" da Silva. Las únicas instancias en que la izquierda ha tenido éxito en gestiones de gobierno, es cuando se toma la opción de la moderación, como fue el caso de Felipe González en España y Ricardo Lagos en Chile. ¿Ojalá que esto se tome muy en cuenta! Yo apoyé y voté por Rodrigo Ávila, porque sé que es una persona decente, valiente y patriótica, lo demuestra su hoja de vida. Sin embargo, así como me asusta lo que está detrás del FMLN, rechazo ciertas cosas que están detrás de ARENA. Esta lección que nos ha dado el pueblo salvadoreño a los areneros, nos debe obligar a una profunda y sincera reflexión, y la verdad, es que nos obliga a una recomposición de la derecha. Rodrigo, como presidente del partido y sin la presión de una campaña electoral, tiene sobre sus hombros la responsabilidad de iniciar esta tarea. ARENA no puede seguir secuestrada por aquellos que han hecho de la política un negocio y la han instrumentalizado para enriquecerse a costa del país y el pueblo salvadoreño. Esta elección era la última oportunidad de corregir, sin embargo se optó por un discurso que no ofendiera a aquellos intereses que ayudaron a financiar la campaña, y el pueblo no sólo no lo creyó, sino que además pasó la factura. Ya es hora, si queremos salvar a ARENA, de quitarse los guantes y decidir si queremos una verdadera derecha que esté al lado del ciudadano común, quien es el que verdaderamente elige, o la falsa derecha que utiliza los deseos de libertad de un pueblo para alcanzar sus mezquinos objetivos. El sábado pasado escuché en misa con mucha atención el evangelio, que nos relataba cuando Jesucristo expulsó a los mercaderes del templo, y en mis adentros me preguntaba y dibujaba paralelos con ARENA, pues la ira que tuvo Jesucristo con aquellos que mancillaron la casa de Dios, es la misma que sentimos los que iniciamos la lucha nacionalista en 1979, al ver que nuestro partido ha caído en manos de los mercaderes de la miseria y el miedo. Sigo creyendo en Rodrigo Ávila, espero que esté a la altura de estos momentos tan decisivos para el futuro del país y nuestros hijos.
Primeras reflexiones poselectorales Paolo Luers EDH, Martes, 17 de marzo de 2009
Sin abandonar por nada mi posición crítica al proyecto Funes, felicito a los arquitectos de esta victoria electoral. Han mostrado que tienen estrategia. Han mostrado que saben comunicarse con las inquietudes y las frustraciones de la gente. Han mostrado capacidad de administrar bien sus diferencias internas. Han mostrado que se atreven a hacer alianzas audaces. Han mostrado pragmatismo, no permitiendo que su campaña se enrede en asuntos ideológicos... Todas esas capacidades son básicas para poder gobernar. En cada una, le han ganado a ARENA... Los que realmente merecen felicitaciones son los miles de mujeres o hombres –muchos ex combatientes que han sido la columna vertebral del FMLN histórico de la guerra– que hoy ven realizado su sueño. No el sueño de la revolución y del socialismo, sino de la justicia social. Con los Acuerdos de Paz lograron poner fin a la represión y conquistar la democracia y la libertad, pero quedó insatisfecho el sueño de la justicia. Por más capacidad estratégica que hayan mostrado los arquitectos de esta batalla electoral, nunca la hubiera ganado ni Funes ni el aparato partidario sin la entrega, la capacidad de movilización y el enorme prestigio moral que invirtió este contingente histórico a la campaña. Ellos sí merecen esta victoria. Ellos merecen este día de sentirse ganadores, tomados en cuenta, protagonistas, poderosos...Ojala que los miles de luchadores genuinos que hay en las filas del Frente sepan defender esa victoria y sus sueño de justicia contra los peligros del autoritarismo y de un nuevo juego político con la pobreza y los pobres para revivir un socialismo obsoleto... No es cierto que esa elección muestra que el país está dividido en dos polos que representan 50% cada uno. Eso es el resultado electoral, pero no refleja la realidad nacional. Entre los polos antagónicos ARENA y FMLN, quienes son fuertes y representan cada uno una tercera parte de la población, hay otro tercio que no pertenece a nadie. Esos cientos de miles de votantes dan su voto al mal menor, pero no son protagonistas de la polarización. A veces inclinan la balanza electoral hacía ARENA, a veces hacía el FMLN. Hoy votaron en proporciones casi iguales por Funes y por Ávila, pero siguen teniendo mucho más coincidencia entre ellos que con los partidos por los cuales votaron. Ese ‘centro’ vota por FMLN o ARENA, porque no tiene expresión partidaria propia. Mientras el FMLN insiste en la transformación revolucionaria y ARENA en la conservación del estatus quo, en medio hay un universo de gente de izquierda y de derecha que quieren reformas. Algunos confiaron más en el discurso y programa reformistas y centristas de Funes, otros más en el discurso y programa también reformistas y centristas de Ávila, pero en el fondo saben que ambos no son reformistas. Esta consideración pone en la agenda nacional, con urgencia, la construcción de un proyecto genuinamente reformista que aglutine a los sectores de derecha desafectados del conservadurismo de ARENA y los sectores de izquierda desafectados con el FMLN que sigue anclado en conceptos obsoletos de revolución, anticapitalismo y socialismo. Si no surge esta opción, en pocos años estaremos nuevamente ante la perversa disyuntiva de elegir entre dos partidos con planteamientos obsoletos.
En política no persiste vacío. Siempre alguien lo llena. El ‘centro’ político históricamente ha sido débil en El Salvador, por lo menos orgánicamente. Hoy la polarización extrema y falsa entre dos polos obsoletos –FMLN y ARENA– terminó de debilitar, dividir, tal vez destruir las opciones centristas. La perversa fuerza centrífuga de la polarización les ha robado identidad e independencia. Sin embargo, por lo menos una tercera parte del electorado (si no la mayoría) comparte el concepto de reforma. No busca revolución, no quiere conservar las cosas como son, quiere reforma. Quiere asentarse en el centro, no en los polos del esquema polarizante. Y no tiene proyecto político. Este vacío, ¿quién lo va a llenar? Esa será, para mi juicio, la pregunta estratégica a partir de estas elecciones. Si no surge una fuerza genuinamente reformista, uniendo a centroizquierda con centroderecha, el centro lo llenará el FMLN con Funes y sus amigos. En este caso, la derecha se quedaría aislada e impotente. Y el FMLN cumplirá su sueño histórico: un Frente Amplio bajo su dirección, con fuerte presencia en el centro e incluso en la derecha. Y además gobernando... ARENA ha tratado de moverse al centro y a ocupar este espacio estratégico, con el planteamiento de país justo, de un gobierno ciudadano, y con un programa electoral explícitamente reformista. El problema es que se ha quedado corto - ¡y por eso perdió! ARENA ha tratado de proyectarse como fuerza de reforma sin abandonar su carácter conservador. ARENA a tratado de abrazar causas progresistas sin abandonar sus raíces reaccionarias. Por esto perdió. No logró ocupar el centro y el reformismo porque quedó anclado en su conservadurismo. Mucha gente que no tiene nada en común con el FMLN, terminó votando por Funes, porque mejor logró proyectarse como el hombre abierto a las reformas y al centro. Al fin, el miedo a que con ARENA todo siga igual resultó más poderoso que el miedo al cambio revolucionario que también existe. ¡Que ironía!: Funes ganó la campaña del miedo... Si hay conclusión de todo esto (provisional, porque requiere de mucho más discusión), es esta: Lo que precisa no es cerrar filas opositoras contra el gobierno del Frente. Precisa que los partidarios de la reforma exijan a los dos, ARENA FMLN, de ejecutar las reformas que ambos prometieron en materia electoral, fiscal, fortalecimiento institucional, seguridad. Y precisa que los reformistas ocupen el centro que les perteneces y se constituyen como opción política que puede aglutinar a esta mayoría oculta que no quiere ni revolución ni la conservación del estatus quo. Esta nueva opción necesita tener la independencia y capacidad para apoyar al gobierno Funes cuando promueve reformas necesarias, y para apoyar a ARENA cuando se trata de parar cambios y rupturas peligrosas promovidas por el FMLN. Muchos areneros preguntarán: ¿Realmente es necesario y conveniente una fuerza nueva, con el riesgo de debilitar a ARENA y dividir la oposición? Creo que sí. A menos que ARENA suelte sus anclas en el pasado y en el conservadurismo y haga lo que no se atrevió en esta coyuntura electoral: transformarse totalmente, reinventarse como fuerza reformista, abandonar su pasado conservador, con todo y himno y busto del mayor. Para ser franco, no me parece realista. Mejor que ARENA ocupe su lugar en la derecha y deje espacio para que se aglutine el centro.
Ninguna elección otorga cheques en blanco ni patentes de corso. Un presidente o funcionario electo está limitado en sus actos por las leyes, la sensatez y las normas de buen gobierno Se contaron los votos y sin protesta de la oposición, el TSE declaró triunfador al FMLN y a su candidato Mauricio Funes. Durante veinte años y bajo cuatro gobiernos de ARENA, no sólo se han realizado con plena transparencia muchos eventos electorales, sino que pasados los comicios la población vuelve a su quehacer en paz; las más diversas posturas ideológicas, agrupaciones políticas y sectores conviven en democracia, sin que nadie abiertamente pretenda imponerse por la fuerza al resto. Nunca se habló de partido único. Pero hay principios, valores, libertades y derechos que están por encima de todo proceso electoral, sobre cualquier decisión que de manera soberana tome una ciudadanía. No estamos, como votantes, moralmente facultados para coartar la libre expresión, perseguir el derecho de asociarse, impedir el libre tránsito, violar las garantías procesales, juzgar dos veces a una persona por una misma causa. Hay que defender el derecho a la propiedad, a profesar una religión, a decidir en libertad lo que hacemos y la forma en que buscamos nuestro bienestar. Ninguna elección otorga cheques en blanco ni patentes de corso. Un presidente o funcionario electo está limitado en sus actos por las leyes, la sensatez y las normas de buen gobierno; debe ser prudente en el manejo de los dineros de la gente, sabio en sus nombramientos y transparente en su gestión. Las personas a la cabeza de una nación deben respetar lo que son los modos de vida, las tradiciones y las costumbres de los países democráticos. Se cuentan los votos pero también, simbólicamente, se pesan. Son muchos los que eligen alcaldes, pero pocos los que organizan los recursos humanos, financieros y materiales para producir lo que satisf*ga las necesidades y los deseos de una comunidad o un país. Hay miles de médicos en esta tierra pero son contados los capaces de operar en corazón abierto o hacer un trasplante de riñón sin matar al paciente.
La confianza es base de la prosperidad El Salvador ha realizado grandes avances desde que finalizó la guerra, reduciendo en un 50 por ciento los niveles de pobreza, casi erradicando el analfabetismo, universalizando la enseñanza primaria y media, extendiendo el suministro de agua y energía, construyendo la mejor red de carreteras del Istmo Centroamericano. De igual significado es la enorme cantidad de personas que trabajan en ocupaciones especializadas gracias a la expansión de las empresas y al clima de competitividad que las capacita y les ayuda a brindar mejores oportunidades a sus empleados y técnicos. Pero estas empresas dependen unas de otras; como con los organismos vivos, no se pueden cercenar partes sin que el cuerpo muera. Los equilibrios y balances de una economía son complejos pero asimismo excepcionalmente sensibles; de igual importancia es que alterar esos balances puede aniquilar el empleo de muchos que quedan sin verdadera alternativa para desempeñarse en sus profesiones. Construir carreteras no sustituye el empleo de una ejecutiva de banco. En sus hombros, presidente electo Funes, caen grandes responsabilidades, siendo la primordial mantener y profundizar un clima de confianza y garantías que asegure el empleo de centenares de miles de familias, las que a su vez nutren a miles de otras ocupaciones. Esto le obliga a actuar y decidir dando prioridad al bienestar de todos, más que a las desfasadas metas de muchos de sus partidarios. Cabeza más que hígado.
La democracia salió fortalecida LPG
Dentro de la lógica funcional de la democracia, es más natural la alternancia que la permanencia. De seguro, sin planteárselo intelectualmente, el pueblo salvadoreño viene queriendo alternancia, y ahora las condiciones fueron más propicias para la misma. La jornada del pasado domingo 15 puede considerarse una prueba realmente bien librada sobre el avance del proceso democrático en nuestro país. Más allá de los resultados en sí, hubo un refrendo elocuente de lo que se ve a las claras, cuando se quiere ver a las claras: el pueblo salvadoreño estuvo inmerso en una campaña eleccionaria cada vez más cruda, pero tuvo la entereza de no comprar las crudezas de nadie; la institucionalidad electoral, que cargaba muchas reservas tanto de grupos interesados como de amplios sectores ciudadanos, se comportó con mucha responsabilidad, y cumplió al final su compromiso de dar resultados casi de inmediato; y los contendientes y sus partidos se manifestaron, la misma noche del domingo, con altura y serenidad. En su primer mensaje luego de que los números expresaran su triunfo, el candidato Funes del FMLN, ya prácticamente Presidente electo, hizo un llamamiento a la unidad, al respeto mutuo y al trabajo en común. Llamamiento que era y es muy oportuno y necesario para disolver ansiedades y entrar cuantos antes, con buen paso, al tratamiento de la problemática nacional. El candidato Ávila, de ARENA, reconoció poco después el triunfo de su hasta ayer adversario e invocó la ayuda de Dios para el nuevo gobernante. Todos estos son signos de madurez democrática, que habrá que potenciar en los hechos. Los que siempre hemos creído, y así lo hemos expresado reiteradamente, en la sensatez histórica del pueblo salvadoreño y en la solidez también histórica de nuestro proceso de modernización democrática, nos reafirmamos, a partir de las múltiples experiencias que confluyen y se multiplican a partir del 15 de marzo, en la convicción de que todos hemos ganado.
Tiempos de construcción Ahora es bastante más claro que un momento de agria disputa concluyó el 15 de marzo en las urnas y que otro momento de realismo insoslayable se abrió el mismo día 15 en las urnas. No hay duda de que la democracia tiene un gran poder de reconversión de momentos. Y eso lo estamos viviendo ya, a sólo unas horas de haberse plasmado la voluntad popular en las papeletas de votación. Más allá de los números, que por supuesto son importantes y decisivos, lo que tenemos hoy es un significativo cambio de posiciones en el escenario político. El FMLN, con su fórmula presidencial que asumirá la conducción de la gestión pública, estará en la posición de gobierno; ARENA pasa a ocupar la posición de oposición. Ya el Presidente de ARENA, que fue candidato, ofreció ser una oposición constructiva y vigilante, como debe ser. Dentro de la lógica funcional de la democracia, es más natural la alternancia que la permanencia. De seguro, sin planteárselo intelectualmente, el pueblo salvadoreño viene queriendo alternancia, y ahora las condiciones fueron más propicias para la misma. Los que ganaron y los que perdieron numéricamente el 15 de marzo pasan de inmediato, por obra de la lógica democrática, a ser algo así como socios en posiciones distintas que deben trabajar por un mismo objetivo: el desarrollo nacional en todos los órdenes, con estabilidad y seguridad para todos. El nuevo y crucial tránsito ha comenzado bien, y así debe continuar, para que el proceso avance cada vez mejor.
Mirando al futuro con optimismo Escrito por Rafael Castellanos/ Columnista de LA PRENSA GRÁFICA
Mauricio Funes es el presidente electo de todos los salvadoreños, de los que votaron por él y de los que marcamos otra bandera. Le deseamos lo mejor y celebramos su llamado de unidad y concertación. Invitamos a cada salvadoreño a que desde su trinchera colabore a que cumpla su promesa de convertir a El Salvador en la economía más dinámica de Centroamérica y trabajar porque los sectores más vulnerables superen su condición de pobreza y exclusión. En su elogiable discurso de proclamación, Funes dejó de ser candidato y comenzó a comportarse como gobernante responsable. Su discurso conciliador cubrió la mayoría de los temas sobre los cuales existen temores. En vez de un discurso triunfalista y amenazante, tuvimos uno sereno, moderado, esperanzador. En su primer discurso los gobernantes dejan ver el tono de cómo actuarán. Dijo lo que la otra mitad del país deseaba escuchar, su compromiso incondicional con la Constitución, con la democracia y el estado pleno de derecho, el régimen de libertades, la libertad de expresión, el respeto a la propiedad privada, la seguridad jurídica y preservar la estabilidad macroeconómica y fiscal. Su saludo con respeto a ARENA, reconociendo su importancia y asegurándole que será escuchada, muestra una lectura pragmática de la correlación de fuerzas y reconocimiento de que el país necesita grandes acuerdos y que quienes obtuvieron poco menos que la mitad de los votos son una fuerza necesaria para la gobernabilidad y para superar los formidables retos que enfrenta el país, con una recesión mundial que pronto golpeará con fuerza.
Rodrigo Ávila se comportó de acuerdo con lo ofrecido en la campaña, aceptó con elegancia el resultado del voto, concediendo la victoria de su oponente, lo que se ve por primera vez desde los Acuerdos de Paz. En forma elegante y bonita, pidió a Dios que le conceda sabiduría al nuevo gobernante. Su calidad humana se manifestó cuando la emoción le quebró la voz. La compañía de Celina su esposa y sus hijas complementó la unidad familiar en un momento difícil. ARENA se mostró dignamente, salió con unidad, madurez y civismo acompañando a su candidato y presidente del partido. La presencia de los ex presidentes y el COENA lo hizo ver como un partido sólido, con los ánimos altos en la derrota, manifestando que vuelve a la oposición, en la que ya estuvo antes, con unidad y optimismo. Las palabras de Rodrigo fueron contundentes, seremos una oposición constructiva y vigilante. El protagonista estelar de la jornada fue el pueblo salvadoreño, saliendo masivamente a las urnas a manifestar su opción, ordenada, respetuosa, pacíficamente, muestra clara de su vocación pacífica y su existencia cotidiana, comprensión de que vivimos en el mismo país y necesitamos resolver nuestros problemas, con respeto y tolerancia, aceptando la diversidad de pensamiento como fundamental para la convivencia armoniosa y el desarrollo. Esa actitud ejemplar y la realidad que exige adaptarse a los partidos políticos le plantean claramente al FMLN la necesidad de transformarse.
El mensaje de la población fue claro, le dio el triunfo por primera vez por un margen pequeño, debido a la presencia de Mauricio Funes y su oferta de moderación, no le dio un cheque en blanco. Confiamos en su capacidad de adaptarse a los tiempos y a la voluntad de la sociedad.Es conocido que los partidos se desgastan en el poder y se fortalecen en la oposición. ARENA tiene esa gran oportunidad si administra bien su proceso, si pasa por un proceso serio de autoevaluación, redefinición y recomposición, para estar lo mejor equipada posible para enfrentar los retos que imponen las nuevas realidades y tener un mejor futuro. El Tribunal Supremo Electoral cumplió impecablemente, los medios de comunicación cubrieron el evento oportuna y objetivamente, el país salió fortalecido. A los que están tristes por no haber ganado, les envío un mensaje de esperanza. El sol seguirá saliendo cada día y estaremos mejor en la medida en que comprendamos que en la vida no existen solamente blanco y negro, que hay muchos grises en el medio, que aceptemos respetuosamente la diversidad de pensamiento, que debemos dejar atrás el pasado y ver el futuro con optimismo, siendo proactivos y protagonistas para que el país marche por el rumbo deseado. No debe haber sentimiento de vencedores y vencidos, solamente el de salvadoreños que creen en la democracia como forma de vida y hoy escogieron por escaso margen a uno de dos candidatos, pero que el futuro será tan brillante, como el empeño que pongamos en trabajar para que así sea.
El pueblo habló Alfredo Mena Lagos*
Este 15 de marzo el pueblo salvadoreño habló, y habló con claridad. La mayoría de salvadoreños no estamos satisfechos con el estado de cosas ni con la forma de gobernar, pero es necesario aclarar que algunos estaban por cambiar y otros estábamos por reformar, tremenda diferencia, que ojalá con el paso del tiempo se llegue a comprender con sabiduría. No vale la pena llorar sobre la leche derramada, y no nos queda más que felicitar a Mauricio Funes por su victoria electoral y desearle suerte, por el bien de El Salvador. También es necesario recordarle a Mauricio que casi el 49% de los salvadoreños no votamos por el FMLN, y que para sacar adelante a nuestro país, es necesario gobernar para todos, y no sólo para los que votaron por el cambio. El mundo entero se enfrenta a la peor crisis económica desde la Gran Depresión, situación que todavía no nos ha golpeado con toda su fuerza. Esto demanda gobernar con mucha sensatez y patriotismo, de lo cual considero que Mauricio Funes tiene toda la capacidad de hacer. Sin embargo, su gobierno tendrá que enfrentar presiones internas que lo empujarán a optar por la locura "bolivariana" de Hugo Chavez, pero también contará con el apoyo de quienes prefieren la opción brasileña de Ignacio "Lula" da Silva. Las únicas instancias en que la izquierda ha tenido éxito en gestiones de gobierno, es cuando se toma la opción de la moderación, como fue el caso de Felipe González en España y Ricardo Lagos en Chile. ¿Ojalá que esto se tome muy en cuenta! Yo apoyé y voté por Rodrigo Ávila, porque sé que es una persona decente, valiente y patriótica, lo demuestra su hoja de vida. Sin embargo, así como me asusta lo que está detrás del FMLN, rechazo ciertas cosas que están detrás de ARENA. Esta lección que nos ha dado el pueblo salvadoreño a los areneros, nos debe obligar a una profunda y sincera reflexión, y la verdad, es que nos obliga a una recomposición de la derecha. Rodrigo, como presidente del partido y sin la presión de una campaña electoral, tiene sobre sus hombros la responsabilidad de iniciar esta tarea. ARENA no puede seguir secuestrada por aquellos que han hecho de la política un negocio y la han instrumentalizado para enriquecerse a costa del país y el pueblo salvadoreño. Esta elección era la última oportunidad de corregir, sin embargo se optó por un discurso que no ofendiera a aquellos intereses que ayudaron a financiar la campaña, y el pueblo no sólo no lo creyó, sino que además pasó la factura. Ya es hora, si queremos salvar a ARENA, de quitarse los guantes y decidir si queremos una verdadera derecha que esté al lado del ciudadano común, quien es el que verdaderamente elige, o la falsa derecha que utiliza los deseos de libertad de un pueblo para alcanzar sus mezquinos objetivos. El sábado pasado escuché en misa con mucha atención el evangelio, que nos relataba cuando Jesucristo expulsó a los mercaderes del templo, y en mis adentros me preguntaba y dibujaba paralelos con ARENA, pues la ira que tuvo Jesucristo con aquellos que mancillaron la casa de Dios, es la misma que sentimos los que iniciamos la lucha nacionalista en 1979, al ver que nuestro partido ha caído en manos de los mercaderes de la miseria y el miedo. Sigo creyendo en Rodrigo Ávila, espero que esté a la altura de estos momentos tan decisivos para el futuro del país y nuestros hijos.
Primeras reflexiones poselectorales Paolo Luers EDH, Martes, 17 de marzo de 2009
Sin abandonar por nada mi posición crítica al proyecto Funes, felicito a los arquitectos de esta victoria electoral. Han mostrado que tienen estrategia. Han mostrado que saben comunicarse con las inquietudes y las frustraciones de la gente. Han mostrado capacidad de administrar bien sus diferencias internas. Han mostrado que se atreven a hacer alianzas audaces. Han mostrado pragmatismo, no permitiendo que su campaña se enrede en asuntos ideológicos... Todas esas capacidades son básicas para poder gobernar. En cada una, le han ganado a ARENA... Los que realmente merecen felicitaciones son los miles de mujeres o hombres –muchos ex combatientes que han sido la columna vertebral del FMLN histórico de la guerra– que hoy ven realizado su sueño. No el sueño de la revolución y del socialismo, sino de la justicia social. Con los Acuerdos de Paz lograron poner fin a la represión y conquistar la democracia y la libertad, pero quedó insatisfecho el sueño de la justicia. Por más capacidad estratégica que hayan mostrado los arquitectos de esta batalla electoral, nunca la hubiera ganado ni Funes ni el aparato partidario sin la entrega, la capacidad de movilización y el enorme prestigio moral que invirtió este contingente histórico a la campaña. Ellos sí merecen esta victoria. Ellos merecen este día de sentirse ganadores, tomados en cuenta, protagonistas, poderosos...Ojala que los miles de luchadores genuinos que hay en las filas del Frente sepan defender esa victoria y sus sueño de justicia contra los peligros del autoritarismo y de un nuevo juego político con la pobreza y los pobres para revivir un socialismo obsoleto... No es cierto que esa elección muestra que el país está dividido en dos polos que representan 50% cada uno. Eso es el resultado electoral, pero no refleja la realidad nacional. Entre los polos antagónicos ARENA y FMLN, quienes son fuertes y representan cada uno una tercera parte de la población, hay otro tercio que no pertenece a nadie. Esos cientos de miles de votantes dan su voto al mal menor, pero no son protagonistas de la polarización. A veces inclinan la balanza electoral hacía ARENA, a veces hacía el FMLN. Hoy votaron en proporciones casi iguales por Funes y por Ávila, pero siguen teniendo mucho más coincidencia entre ellos que con los partidos por los cuales votaron. Ese ‘centro’ vota por FMLN o ARENA, porque no tiene expresión partidaria propia. Mientras el FMLN insiste en la transformación revolucionaria y ARENA en la conservación del estatus quo, en medio hay un universo de gente de izquierda y de derecha que quieren reformas. Algunos confiaron más en el discurso y programa reformistas y centristas de Funes, otros más en el discurso y programa también reformistas y centristas de Ávila, pero en el fondo saben que ambos no son reformistas. Esta consideración pone en la agenda nacional, con urgencia, la construcción de un proyecto genuinamente reformista que aglutine a los sectores de derecha desafectados del conservadurismo de ARENA y los sectores de izquierda desafectados con el FMLN que sigue anclado en conceptos obsoletos de revolución, anticapitalismo y socialismo. Si no surge esta opción, en pocos años estaremos nuevamente ante la perversa disyuntiva de elegir entre dos partidos con planteamientos obsoletos.
En política no persiste vacío. Siempre alguien lo llena. El ‘centro’ político históricamente ha sido débil en El Salvador, por lo menos orgánicamente. Hoy la polarización extrema y falsa entre dos polos obsoletos –FMLN y ARENA– terminó de debilitar, dividir, tal vez destruir las opciones centristas. La perversa fuerza centrífuga de la polarización les ha robado identidad e independencia. Sin embargo, por lo menos una tercera parte del electorado (si no la mayoría) comparte el concepto de reforma. No busca revolución, no quiere conservar las cosas como son, quiere reforma. Quiere asentarse en el centro, no en los polos del esquema polarizante. Y no tiene proyecto político. Este vacío, ¿quién lo va a llenar? Esa será, para mi juicio, la pregunta estratégica a partir de estas elecciones. Si no surge una fuerza genuinamente reformista, uniendo a centroizquierda con centroderecha, el centro lo llenará el FMLN con Funes y sus amigos. En este caso, la derecha se quedaría aislada e impotente. Y el FMLN cumplirá su sueño histórico: un Frente Amplio bajo su dirección, con fuerte presencia en el centro e incluso en la derecha. Y además gobernando... ARENA ha tratado de moverse al centro y a ocupar este espacio estratégico, con el planteamiento de país justo, de un gobierno ciudadano, y con un programa electoral explícitamente reformista. El problema es que se ha quedado corto - ¡y por eso perdió! ARENA ha tratado de proyectarse como fuerza de reforma sin abandonar su carácter conservador. ARENA a tratado de abrazar causas progresistas sin abandonar sus raíces reaccionarias. Por esto perdió. No logró ocupar el centro y el reformismo porque quedó anclado en su conservadurismo. Mucha gente que no tiene nada en común con el FMLN, terminó votando por Funes, porque mejor logró proyectarse como el hombre abierto a las reformas y al centro. Al fin, el miedo a que con ARENA todo siga igual resultó más poderoso que el miedo al cambio revolucionario que también existe. ¡Que ironía!: Funes ganó la campaña del miedo... Si hay conclusión de todo esto (provisional, porque requiere de mucho más discusión), es esta: Lo que precisa no es cerrar filas opositoras contra el gobierno del Frente. Precisa que los partidarios de la reforma exijan a los dos, ARENA FMLN, de ejecutar las reformas que ambos prometieron en materia electoral, fiscal, fortalecimiento institucional, seguridad. Y precisa que los reformistas ocupen el centro que les perteneces y se constituyen como opción política que puede aglutinar a esta mayoría oculta que no quiere ni revolución ni la conservación del estatus quo. Esta nueva opción necesita tener la independencia y capacidad para apoyar al gobierno Funes cuando promueve reformas necesarias, y para apoyar a ARENA cuando se trata de parar cambios y rupturas peligrosas promovidas por el FMLN. Muchos areneros preguntarán: ¿Realmente es necesario y conveniente una fuerza nueva, con el riesgo de debilitar a ARENA y dividir la oposición? Creo que sí. A menos que ARENA suelte sus anclas en el pasado y en el conservadurismo y haga lo que no se atrevió en esta coyuntura electoral: transformarse totalmente, reinventarse como fuerza reformista, abandonar su pasado conservador, con todo y himno y busto del mayor. Para ser franco, no me parece realista. Mejor que ARENA ocupe su lugar en la derecha y deje espacio para que se aglutine el centro.