Post by Fenomeno on Aug 26, 2004 10:36:46 GMT -5
[Tiro libre]
Homenaje
Alex Torres (La Prensa Grafica)
Por qué FAS se jacta de tener un ídolo y nunca lo despidió como se lo merece?, ¿por qué los aliancistas se jactan de la gran “orquesta blanca” y hoy uno de sus “músicos” —Ricardo Sepúlveda— yace gravemente enfermo y no lo han ayudado?, ¿por qué se dice que Juan Francisco Barraza, siendo Barraza, pagó alguna vez su entrada al estadio que lleva su nombre? y ¿por qué mandan a un trabajador a cambiar el nombre del estadio Flor Blanca por el de Jorge “Mágico” González tres días antes de despedirlo del fútbol si ese rebautizo fue en 2002?
¿Por qué? Las respuestas no son varias, sino una. Sencillamente porque los salvadoreños son desmemoriados, no saben reconocer las trayectorias de personas que de una u otra forma contribuyeron a alegrar corazones y a hacer felices por unos segundos a miles. Qué decir de los dirigentes de los equipos; sin duda a “Mágico” lo hubieran querido tener todos y que nunca envejeciera. Taquilla.
La desmemoria no sólo es de FAS, Alianza y Águila, sino que en eso hasta el Firpo es de los “grandes”. Sólo una, ¿cuándo le darán un reconocimiento al que fue su capitán —y de la selección— a lo largo de una década, a Leonel Cárcamo Batres, si él contribuyó a ganar todos los títulos de los toros. ¿Cuándo? <br>
Sobre el homenaje a “Mágico”, algunos cuestionan por qué sus amigos lo despiden hasta ahora. Hay que ser sensatos. No debieron ser sus más cercanos los que gestaran la idea, sino los que en realidad se lucraron con la imagen, con cada gol del “Mágico” (de todos lados). Sus verdaderos amigos le han cumplido. En un país desmemoriado es fácil cuestionar, pero muy difícil transmitir un cambio de mentalidad para reconocer trayectorias y no sólo en fútbol. La famosa casa de campo que Carlos Perla tenía en el volcán de San Salvador bien podría ser el “Museo de la Vergüenza”, donde a los visitantes bien se les podría dar un vaso con agua a la entrada. Sería un homenaje a quienes pagamos ese servicio básico. Por algo hay que comenzar.
Att/
Ruben Rivas
Homenaje
Alex Torres (La Prensa Grafica)
Por qué FAS se jacta de tener un ídolo y nunca lo despidió como se lo merece?, ¿por qué los aliancistas se jactan de la gran “orquesta blanca” y hoy uno de sus “músicos” —Ricardo Sepúlveda— yace gravemente enfermo y no lo han ayudado?, ¿por qué se dice que Juan Francisco Barraza, siendo Barraza, pagó alguna vez su entrada al estadio que lleva su nombre? y ¿por qué mandan a un trabajador a cambiar el nombre del estadio Flor Blanca por el de Jorge “Mágico” González tres días antes de despedirlo del fútbol si ese rebautizo fue en 2002?
¿Por qué? Las respuestas no son varias, sino una. Sencillamente porque los salvadoreños son desmemoriados, no saben reconocer las trayectorias de personas que de una u otra forma contribuyeron a alegrar corazones y a hacer felices por unos segundos a miles. Qué decir de los dirigentes de los equipos; sin duda a “Mágico” lo hubieran querido tener todos y que nunca envejeciera. Taquilla.
La desmemoria no sólo es de FAS, Alianza y Águila, sino que en eso hasta el Firpo es de los “grandes”. Sólo una, ¿cuándo le darán un reconocimiento al que fue su capitán —y de la selección— a lo largo de una década, a Leonel Cárcamo Batres, si él contribuyó a ganar todos los títulos de los toros. ¿Cuándo? <br>
Sobre el homenaje a “Mágico”, algunos cuestionan por qué sus amigos lo despiden hasta ahora. Hay que ser sensatos. No debieron ser sus más cercanos los que gestaran la idea, sino los que en realidad se lucraron con la imagen, con cada gol del “Mágico” (de todos lados). Sus verdaderos amigos le han cumplido. En un país desmemoriado es fácil cuestionar, pero muy difícil transmitir un cambio de mentalidad para reconocer trayectorias y no sólo en fútbol. La famosa casa de campo que Carlos Perla tenía en el volcán de San Salvador bien podría ser el “Museo de la Vergüenza”, donde a los visitantes bien se les podría dar un vaso con agua a la entrada. Sería un homenaje a quienes pagamos ese servicio básico. Por algo hay que comenzar.
Att/
Ruben Rivas