Post by realeagle on Nov 9, 2007 1:03:02 GMT -5
¿Habrá fútbol nacional dentro de 50 años?
Cristian Villalta El Grafico
El espectáculo de nuestros equipos es tan pobre y la visión a futuro de los dirigentes tan raquítica, que en medio siglo nos quedaremos sin fútbol salvadoreño.
Aún nos apasionamos discutiendo si al fútbol nacional (es decir, a los 10 equipos que compiten en el torneo de ocasión) hay que darle más o menos cobertura, espacio, apoyo, etc., que al internacional. Algunos analistas ven en ese debate entre lo nuestro y lo ajeno una discusión más general, la de la transculturización, los ecos de una postura social proclive al malinchismo y a la negación de la propia identidad, llevando el tema de lo periodístico a lo sociológico.
Son disquisiciones entretenidas, de esa clase en la que ninguno de los interlocutores tiene posibilidad de triunfo ya que en ambas posiciones figura una importante dosis de realidad, amén de que detrás de cada teoría personal yace una ideología articulada, bien la de los que están abiertos al consumo de contenidos informativos y productos extramuros, ergo, que creen en el cosmopolitismo en todas las esferas; bien la de quienes se resisten a ese fenómeno, considerándolo parte de la discutida globalización.
Pero señores, démonos cuenta que ese debate tan divertido supone que exista un fútbol nacional, producto que, por como van las cosas, corre el riesgo de desaparecer paulatinamente de los hábitos de consumo en nuevas generaciones.
No, dirá algún romántico, el fútbol es inalienable, es una pasión universal, blablablá, pero pregúntense ¿a cuántos niños de 12 o menos han visto en los estadios? Son pocos, consecuencia de taras inherentes al espectáculo (falta de seguridad, encarecimiento de las entradas en términos generales aún cuando ellos entren gratis, falta de identificación con los colores regionales, pérdida del hábito de transmisión generacional de las aficiones) pero también y sobre todo, a que el fútbol salvadoreño tiene una competencia invencible si se lo considera una oferta de entretenimiento infantil.
Prendés la tele y ahí están el Barcelona, el Real Madrid, los clubes italianos, ingleses, argentinos, mexicanos, amén de la tonelada de muñequitos, del internet con su seductor sedentarismo, en un rol interminable no sólo de contenidos competitivos sino experiencias pedagógicas o de ocio más atractivas sensorialmente que sentarse en un estadio derruido, con baños en pésimo estado, y el largo etcétera.
¿Fútbol nacional? En 50 años, así como vamos, no existirá tal cosa.
Al baloncesto le pasó igualito, y en cosa de 20 años desapareció de un modo total como show y negocio.
Cristian Villalta El Grafico
El espectáculo de nuestros equipos es tan pobre y la visión a futuro de los dirigentes tan raquítica, que en medio siglo nos quedaremos sin fútbol salvadoreño.
Aún nos apasionamos discutiendo si al fútbol nacional (es decir, a los 10 equipos que compiten en el torneo de ocasión) hay que darle más o menos cobertura, espacio, apoyo, etc., que al internacional. Algunos analistas ven en ese debate entre lo nuestro y lo ajeno una discusión más general, la de la transculturización, los ecos de una postura social proclive al malinchismo y a la negación de la propia identidad, llevando el tema de lo periodístico a lo sociológico.
Son disquisiciones entretenidas, de esa clase en la que ninguno de los interlocutores tiene posibilidad de triunfo ya que en ambas posiciones figura una importante dosis de realidad, amén de que detrás de cada teoría personal yace una ideología articulada, bien la de los que están abiertos al consumo de contenidos informativos y productos extramuros, ergo, que creen en el cosmopolitismo en todas las esferas; bien la de quienes se resisten a ese fenómeno, considerándolo parte de la discutida globalización.
Pero señores, démonos cuenta que ese debate tan divertido supone que exista un fútbol nacional, producto que, por como van las cosas, corre el riesgo de desaparecer paulatinamente de los hábitos de consumo en nuevas generaciones.
No, dirá algún romántico, el fútbol es inalienable, es una pasión universal, blablablá, pero pregúntense ¿a cuántos niños de 12 o menos han visto en los estadios? Son pocos, consecuencia de taras inherentes al espectáculo (falta de seguridad, encarecimiento de las entradas en términos generales aún cuando ellos entren gratis, falta de identificación con los colores regionales, pérdida del hábito de transmisión generacional de las aficiones) pero también y sobre todo, a que el fútbol salvadoreño tiene una competencia invencible si se lo considera una oferta de entretenimiento infantil.
Prendés la tele y ahí están el Barcelona, el Real Madrid, los clubes italianos, ingleses, argentinos, mexicanos, amén de la tonelada de muñequitos, del internet con su seductor sedentarismo, en un rol interminable no sólo de contenidos competitivos sino experiencias pedagógicas o de ocio más atractivas sensorialmente que sentarse en un estadio derruido, con baños en pésimo estado, y el largo etcétera.
¿Fútbol nacional? En 50 años, así como vamos, no existirá tal cosa.
Al baloncesto le pasó igualito, y en cosa de 20 años desapareció de un modo total como show y negocio.