Post by realeagle on Oct 4, 2007 14:14:23 GMT -5
Muñoz: La familia y el goleador
El sábado Nicolás Muñoz vivió una noche de antología en el clásico ante FAS: marcó dos goles, uno de gran factura, y además tuvo a su familia apoyándolo desde las gradas.
Nicolás Muñoz prendió fuego a aquella bola en el estadio Barraza, el gol más lindo de ese clásico Águila-FAS, el primero de la victoria emplumada, una pincelada sacada de la inspiración, y que llegó en la noche más maravillosa de la familia Muñoz, padres, novia y goleador. La inspiración salió de las gradas donde estaban, por primera vez sentados doña Melania, don Nicolás y Johany Caicedo, tres grandes amores del delantero panameño.
En tres años y medio de militar en el fútbol salvadoreño, es la primera vez que los progenitores de “Yuyu”, como le llaman cariñosamente ellos, venían a verlo en un partido —Johany, su novia, ya había vivido un año con él cuando militaba en FAS— y quedaron absortos de la actuación del “consentido” y del ambiente que envolvió la victoria de 3-2 de Águila.
“Fue espectacular, algo increíble”, dice la mamá de Nico, y su padre, quien también fue futbolista y delantero describe: “Cuando entramos al estadio y lo vemos lleno, fue impresionante, algo indescriptible, porque en Panamá no se vive un ambiente así”, agrega don Nicolás.
El sábado, “Nicogol” asaltó el liderato de goleo, con el doblete que marcó llegó a seis dianas, tenía que lucirse. Desde el martes su familia estaba instalada en el calor de San Miguel, donde estarán hasta mañana, ya que volverán a Panamá.
Además, el atacante canalero pudo marcarle gol a FAS, cosa que no lograba desde su salida en el Apertura 2005: “Fue el partido más especial, estaba mi familia en el estadio, mis papás nunca habían estado en una situación así”.
Es que “Yuyu” ha vuelto a ser tan temible para los rivales como lo fue en el equipo santaneco en el Apertura 2004. Además, ha recuperado la confianza que se quebró con la fractura que sufrió ese torneo, lo confirman la novia y sus padres.
“Acá (en Águila) se siente mejor”, dice Nicolás padre. “Es la misma persona que era en FAS, de mucho carácter, pero no por eso deja de ser sensible”, devela Johany.
Los tres tesoros de Nico lo conocen como si compartieran cada día con él, porque aunque los separa la distancia, están siempre pendientes del “niño”. “Le llamamos cada vez que termina un juego para ver cómo salió”, menciona el papá.
Esta vez no hubo llamada, esta vez hubo playa, sol, arena y mucha diversión luego del clásico. Es que era un sacrilegio que la familia se fuera de vuelta sin comulgar con su hijo en una de las perlas de San Miguel: El Cuco.
El domingo, Nico decidió no repetir los paseos al centro comercial en San Miguel, prefirió llevárselos a la playa favorita del cumbiambero colombiano Aniceto Molina, y su mamá le correspondió con el mejor regalo que le da cada vez que vuelve de vacaciones a casa en Panamá.
“Pasamos un día muy bonito, en la playa cociné para Nico, su comida favorita: arroz con pollo y ensalada de papa”, dice doña Melania con aire de consentidora.
La familia Muñoz ya empacó hermosos recuerdos de su visita a San Miguel, el calor es el mismo de Panamá, dicen, El Cuco les encantó, pero se marchan con la ilusión de que su próximo viaje para ver jugar a Nico sea a Europa.
“Jugar en Europa es el máximo, su mayor sueño, y lo puede lograr”, dice el ilusionado padre.
Pero antes de marcharse, el goleador tiene una tarea pendiente: “Esta vez que volví al equipo les dije a los compañeros que tenemos que ser campeones, quiero jugar esa final que las lesiones me robaron”. Está seguro que esta es.
El sábado Nicolás Muñoz vivió una noche de antología en el clásico ante FAS: marcó dos goles, uno de gran factura, y además tuvo a su familia apoyándolo desde las gradas.
Nicolás Muñoz prendió fuego a aquella bola en el estadio Barraza, el gol más lindo de ese clásico Águila-FAS, el primero de la victoria emplumada, una pincelada sacada de la inspiración, y que llegó en la noche más maravillosa de la familia Muñoz, padres, novia y goleador. La inspiración salió de las gradas donde estaban, por primera vez sentados doña Melania, don Nicolás y Johany Caicedo, tres grandes amores del delantero panameño.
En tres años y medio de militar en el fútbol salvadoreño, es la primera vez que los progenitores de “Yuyu”, como le llaman cariñosamente ellos, venían a verlo en un partido —Johany, su novia, ya había vivido un año con él cuando militaba en FAS— y quedaron absortos de la actuación del “consentido” y del ambiente que envolvió la victoria de 3-2 de Águila.
“Fue espectacular, algo increíble”, dice la mamá de Nico, y su padre, quien también fue futbolista y delantero describe: “Cuando entramos al estadio y lo vemos lleno, fue impresionante, algo indescriptible, porque en Panamá no se vive un ambiente así”, agrega don Nicolás.
El sábado, “Nicogol” asaltó el liderato de goleo, con el doblete que marcó llegó a seis dianas, tenía que lucirse. Desde el martes su familia estaba instalada en el calor de San Miguel, donde estarán hasta mañana, ya que volverán a Panamá.
Además, el atacante canalero pudo marcarle gol a FAS, cosa que no lograba desde su salida en el Apertura 2005: “Fue el partido más especial, estaba mi familia en el estadio, mis papás nunca habían estado en una situación así”.
Es que “Yuyu” ha vuelto a ser tan temible para los rivales como lo fue en el equipo santaneco en el Apertura 2004. Además, ha recuperado la confianza que se quebró con la fractura que sufrió ese torneo, lo confirman la novia y sus padres.
“Acá (en Águila) se siente mejor”, dice Nicolás padre. “Es la misma persona que era en FAS, de mucho carácter, pero no por eso deja de ser sensible”, devela Johany.
Los tres tesoros de Nico lo conocen como si compartieran cada día con él, porque aunque los separa la distancia, están siempre pendientes del “niño”. “Le llamamos cada vez que termina un juego para ver cómo salió”, menciona el papá.
Esta vez no hubo llamada, esta vez hubo playa, sol, arena y mucha diversión luego del clásico. Es que era un sacrilegio que la familia se fuera de vuelta sin comulgar con su hijo en una de las perlas de San Miguel: El Cuco.
El domingo, Nico decidió no repetir los paseos al centro comercial en San Miguel, prefirió llevárselos a la playa favorita del cumbiambero colombiano Aniceto Molina, y su mamá le correspondió con el mejor regalo que le da cada vez que vuelve de vacaciones a casa en Panamá.
“Pasamos un día muy bonito, en la playa cociné para Nico, su comida favorita: arroz con pollo y ensalada de papa”, dice doña Melania con aire de consentidora.
La familia Muñoz ya empacó hermosos recuerdos de su visita a San Miguel, el calor es el mismo de Panamá, dicen, El Cuco les encantó, pero se marchan con la ilusión de que su próximo viaje para ver jugar a Nico sea a Europa.
“Jugar en Europa es el máximo, su mayor sueño, y lo puede lograr”, dice el ilusionado padre.
Pero antes de marcharse, el goleador tiene una tarea pendiente: “Esta vez que volví al equipo les dije a los compañeros que tenemos que ser campeones, quiero jugar esa final que las lesiones me robaron”. Está seguro que esta es.
El sábado Nicolás Muñoz vivió una noche de antología en el clásico ante FAS: marcó dos goles, uno de gran factura, y además tuvo a su familia apoyándolo desde las gradas.
Nicolás Muñoz prendió fuego a aquella bola en el estadio Barraza, el gol más lindo de ese clásico Águila-FAS, el primero de la victoria emplumada, una pincelada sacada de la inspiración, y que llegó en la noche más maravillosa de la familia Muñoz, padres, novia y goleador. La inspiración salió de las gradas donde estaban, por primera vez sentados doña Melania, don Nicolás y Johany Caicedo, tres grandes amores del delantero panameño.
En tres años y medio de militar en el fútbol salvadoreño, es la primera vez que los progenitores de “Yuyu”, como le llaman cariñosamente ellos, venían a verlo en un partido —Johany, su novia, ya había vivido un año con él cuando militaba en FAS— y quedaron absortos de la actuación del “consentido” y del ambiente que envolvió la victoria de 3-2 de Águila.
“Fue espectacular, algo increíble”, dice la mamá de Nico, y su padre, quien también fue futbolista y delantero describe: “Cuando entramos al estadio y lo vemos lleno, fue impresionante, algo indescriptible, porque en Panamá no se vive un ambiente así”, agrega don Nicolás.
El sábado, “Nicogol” asaltó el liderato de goleo, con el doblete que marcó llegó a seis dianas, tenía que lucirse. Desde el martes su familia estaba instalada en el calor de San Miguel, donde estarán hasta mañana, ya que volverán a Panamá.
Además, el atacante canalero pudo marcarle gol a FAS, cosa que no lograba desde su salida en el Apertura 2005: “Fue el partido más especial, estaba mi familia en el estadio, mis papás nunca habían estado en una situación así”.
Es que “Yuyu” ha vuelto a ser tan temible para los rivales como lo fue en el equipo santaneco en el Apertura 2004. Además, ha recuperado la confianza que se quebró con la fractura que sufrió ese torneo, lo confirman la novia y sus padres.
“Acá (en Águila) se siente mejor”, dice Nicolás padre. “Es la misma persona que era en FAS, de mucho carácter, pero no por eso deja de ser sensible”, devela Johany.
Los tres tesoros de Nico lo conocen como si compartieran cada día con él, porque aunque los separa la distancia, están siempre pendientes del “niño”. “Le llamamos cada vez que termina un juego para ver cómo salió”, menciona el papá.
Esta vez no hubo llamada, esta vez hubo playa, sol, arena y mucha diversión luego del clásico. Es que era un sacrilegio que la familia se fuera de vuelta sin comulgar con su hijo en una de las perlas de San Miguel: El Cuco.
El domingo, Nico decidió no repetir los paseos al centro comercial en San Miguel, prefirió llevárselos a la playa favorita del cumbiambero colombiano Aniceto Molina, y su mamá le correspondió con el mejor regalo que le da cada vez que vuelve de vacaciones a casa en Panamá.
“Pasamos un día muy bonito, en la playa cociné para Nico, su comida favorita: arroz con pollo y ensalada de papa”, dice doña Melania con aire de consentidora.
La familia Muñoz ya empacó hermosos recuerdos de su visita a San Miguel, el calor es el mismo de Panamá, dicen, El Cuco les encantó, pero se marchan con la ilusión de que su próximo viaje para ver jugar a Nico sea a Europa.
“Jugar en Europa es el máximo, su mayor sueño, y lo puede lograr”, dice el ilusionado padre.
Pero antes de marcharse, el goleador tiene una tarea pendiente: “Esta vez que volví al equipo les dije a los compañeros que tenemos que ser campeones, quiero jugar esa final que las lesiones me robaron”. Está seguro que esta es.
El sábado Nicolás Muñoz vivió una noche de antología en el clásico ante FAS: marcó dos goles, uno de gran factura, y además tuvo a su familia apoyándolo desde las gradas.
Nicolás Muñoz prendió fuego a aquella bola en el estadio Barraza, el gol más lindo de ese clásico Águila-FAS, el primero de la victoria emplumada, una pincelada sacada de la inspiración, y que llegó en la noche más maravillosa de la familia Muñoz, padres, novia y goleador. La inspiración salió de las gradas donde estaban, por primera vez sentados doña Melania, don Nicolás y Johany Caicedo, tres grandes amores del delantero panameño.
En tres años y medio de militar en el fútbol salvadoreño, es la primera vez que los progenitores de “Yuyu”, como le llaman cariñosamente ellos, venían a verlo en un partido —Johany, su novia, ya había vivido un año con él cuando militaba en FAS— y quedaron absortos de la actuación del “consentido” y del ambiente que envolvió la victoria de 3-2 de Águila.
“Fue espectacular, algo increíble”, dice la mamá de Nico, y su padre, quien también fue futbolista y delantero describe: “Cuando entramos al estadio y lo vemos lleno, fue impresionante, algo indescriptible, porque en Panamá no se vive un ambiente así”, agrega don Nicolás.
El sábado, “Nicogol” asaltó el liderato de goleo, con el doblete que marcó llegó a seis dianas, tenía que lucirse. Desde el martes su familia estaba instalada en el calor de San Miguel, donde estarán hasta mañana, ya que volverán a Panamá.
Además, el atacante canalero pudo marcarle gol a FAS, cosa que no lograba desde su salida en el Apertura 2005: “Fue el partido más especial, estaba mi familia en el estadio, mis papás nunca habían estado en una situación así”.
Es que “Yuyu” ha vuelto a ser tan temible para los rivales como lo fue en el equipo santaneco en el Apertura 2004. Además, ha recuperado la confianza que se quebró con la fractura que sufrió ese torneo, lo confirman la novia y sus padres.
“Acá (en Águila) se siente mejor”, dice Nicolás padre. “Es la misma persona que era en FAS, de mucho carácter, pero no por eso deja de ser sensible”, devela Johany.
Los tres tesoros de Nico lo conocen como si compartieran cada día con él, porque aunque los separa la distancia, están siempre pendientes del “niño”. “Le llamamos cada vez que termina un juego para ver cómo salió”, menciona el papá.
Esta vez no hubo llamada, esta vez hubo playa, sol, arena y mucha diversión luego del clásico. Es que era un sacrilegio que la familia se fuera de vuelta sin comulgar con su hijo en una de las perlas de San Miguel: El Cuco.
El domingo, Nico decidió no repetir los paseos al centro comercial en San Miguel, prefirió llevárselos a la playa favorita del cumbiambero colombiano Aniceto Molina, y su mamá le correspondió con el mejor regalo que le da cada vez que vuelve de vacaciones a casa en Panamá.
“Pasamos un día muy bonito, en la playa cociné para Nico, su comida favorita: arroz con pollo y ensalada de papa”, dice doña Melania con aire de consentidora.
La familia Muñoz ya empacó hermosos recuerdos de su visita a San Miguel, el calor es el mismo de Panamá, dicen, El Cuco les encantó, pero se marchan con la ilusión de que su próximo viaje para ver jugar a Nico sea a Europa.
“Jugar en Europa es el máximo, su mayor sueño, y lo puede lograr”, dice el ilusionado padre.
Pero antes de marcharse, el goleador tiene una tarea pendiente: “Esta vez que volví al equipo les dije a los compañeros que tenemos que ser campeones, quiero jugar esa final que las lesiones me robaron”. Está seguro que esta es.