Post by aguiluchomayor on Oct 3, 2005 10:01:11 GMT -5
Hernán Castillo.
hcastillo@clarin.com
Debía Reinaldo Carlos Merlo dar un golpe de timón. Tenía que dar una señal de que algo se podía hacer con el equipo después de que la eliminación ante Corinthians cayera como una suma más de penas acumulada a la serie de derrotas en el torneo local. Y el DT cambió. Sorprendió a todos. Hasta a los mismos jugadores. Varió los nombres y el sistema para que algo se modificara. Y lo logró ante un rival encumbrado entre los de arriba...
Todo comenzó después de que finalizó el partido con Corinthians el miércoles a la noche. Merlo caminó por el anillo del Monumental cerca de la 1.30, ya del jueves, con la sensación de que para cambiar el final de una historia que se veía venir había que hacer algo inusual...
El jueves por la tarde poco pudo hacer porque el cansancio por el encuentro ante los brasileños aún se sentía. El viernes por la mañana hizo algunos ejercicios tácticos pero al igual que el sábado en la práctica de pelota parada no dio ni una pista siquiera de que el equipo que iba a parar era el que finalmente salió ayer.
Hasta que ayer al mediodía, en la concentración, tuvo un par de charlas individuales con futbolistas con los que él consideró que debían tener un mano a mano y no sólo una charla grupal...
Así, dialogó con Gabriel Loeschbor porque desde que él llegó no había estado ni siquiera una vez concentrado con el plantel por un problema físico además de que en el último partido de la era Astrada, ante Banfield, había jugado muy mal. También charló con Víctor Zapata porque iba a necesitar que su despliegue por izquierda fuera el de siempre y un poco más. Le dijo que tenía que ser volante de llegada cuando River tuviera la pelota, pero también defensor cuando Independiente fuera el protagonista. Y, obvio, habló un largo rato junto a su ayudante de campo, René Daulte, en la habitación de Radamel Falcao García para sacarle presión...
Eso sí, a ninguno de los tres les dio el equipo completo, y así, el resto de los futbolistas no supo quién jugaba hasta apenas 45 minutos antes de que comenzara el partido. La excusa del cansancio y la seguidilla de partidos le posibilitó al entrenador cambiar. Y, de paso, jugarse por un estilo diferente al que River utilizó en todo el tiempo en el que Leonardo Astrada fue el técnico de River. Un estilo parecido al que él utilizó en su Racing campeón aunque algo más ofensivo...
Por el sistema utilizado, línea de tres para tomar especialmente a Nicolás Frutos, quedaron afuera del equipo, y hasta del banco, los dos laterales titulares Cristian Alvarez y Lucas Mareque. Barrado fue bien por derecha y Zapata bien por izquierda para ocupar las dos bandas. En el medio, San Martín se movió como el cinco más pegado a la defensa y Santana quedó suelto. Sambueza hizo de enganche y se asoció a Montenegro que bajó bastante para no dejarlo solo. Arriba quedó Falcao.
No hubo ensayos, quedó dicho. Por eso fue todo sorpresa. No hubo ni una práctica de fútbol formal para intentar hacer olvidar que Marcelo Gallardo —figura, capitán y referente— no estaba en el equipo lo mismo que el goleador Ernesto Farías. Pero Merlo apostó y ganó. Y River no notó que ellos faltaron.
Ahora queda la sensación de que este puede ser el sistema de aquí en más. Porque Gallardo podrá jugar en el lugar de Sambueza en el futuro, y porque la pelea entre Farías y Falcao promete ser dura e interesante. La otra sensación que quedó fue que el triunfo llegó justo cuando debía llegar. Porque falta el partido del miércoles ante Olimpo y después estará el receso por los partidos de Eliminatorias, cierto. Pero después se viene Boca. Y se sabe cuánto implica ese enfrentamiento en la vida de River.
hcastillo@clarin.com
Debía Reinaldo Carlos Merlo dar un golpe de timón. Tenía que dar una señal de que algo se podía hacer con el equipo después de que la eliminación ante Corinthians cayera como una suma más de penas acumulada a la serie de derrotas en el torneo local. Y el DT cambió. Sorprendió a todos. Hasta a los mismos jugadores. Varió los nombres y el sistema para que algo se modificara. Y lo logró ante un rival encumbrado entre los de arriba...
Todo comenzó después de que finalizó el partido con Corinthians el miércoles a la noche. Merlo caminó por el anillo del Monumental cerca de la 1.30, ya del jueves, con la sensación de que para cambiar el final de una historia que se veía venir había que hacer algo inusual...
El jueves por la tarde poco pudo hacer porque el cansancio por el encuentro ante los brasileños aún se sentía. El viernes por la mañana hizo algunos ejercicios tácticos pero al igual que el sábado en la práctica de pelota parada no dio ni una pista siquiera de que el equipo que iba a parar era el que finalmente salió ayer.
Hasta que ayer al mediodía, en la concentración, tuvo un par de charlas individuales con futbolistas con los que él consideró que debían tener un mano a mano y no sólo una charla grupal...
Así, dialogó con Gabriel Loeschbor porque desde que él llegó no había estado ni siquiera una vez concentrado con el plantel por un problema físico además de que en el último partido de la era Astrada, ante Banfield, había jugado muy mal. También charló con Víctor Zapata porque iba a necesitar que su despliegue por izquierda fuera el de siempre y un poco más. Le dijo que tenía que ser volante de llegada cuando River tuviera la pelota, pero también defensor cuando Independiente fuera el protagonista. Y, obvio, habló un largo rato junto a su ayudante de campo, René Daulte, en la habitación de Radamel Falcao García para sacarle presión...
Eso sí, a ninguno de los tres les dio el equipo completo, y así, el resto de los futbolistas no supo quién jugaba hasta apenas 45 minutos antes de que comenzara el partido. La excusa del cansancio y la seguidilla de partidos le posibilitó al entrenador cambiar. Y, de paso, jugarse por un estilo diferente al que River utilizó en todo el tiempo en el que Leonardo Astrada fue el técnico de River. Un estilo parecido al que él utilizó en su Racing campeón aunque algo más ofensivo...
Por el sistema utilizado, línea de tres para tomar especialmente a Nicolás Frutos, quedaron afuera del equipo, y hasta del banco, los dos laterales titulares Cristian Alvarez y Lucas Mareque. Barrado fue bien por derecha y Zapata bien por izquierda para ocupar las dos bandas. En el medio, San Martín se movió como el cinco más pegado a la defensa y Santana quedó suelto. Sambueza hizo de enganche y se asoció a Montenegro que bajó bastante para no dejarlo solo. Arriba quedó Falcao.
No hubo ensayos, quedó dicho. Por eso fue todo sorpresa. No hubo ni una práctica de fútbol formal para intentar hacer olvidar que Marcelo Gallardo —figura, capitán y referente— no estaba en el equipo lo mismo que el goleador Ernesto Farías. Pero Merlo apostó y ganó. Y River no notó que ellos faltaron.
Ahora queda la sensación de que este puede ser el sistema de aquí en más. Porque Gallardo podrá jugar en el lugar de Sambueza en el futuro, y porque la pelea entre Farías y Falcao promete ser dura e interesante. La otra sensación que quedó fue que el triunfo llegó justo cuando debía llegar. Porque falta el partido del miércoles ante Olimpo y después estará el receso por los partidos de Eliminatorias, cierto. Pero después se viene Boca. Y se sabe cuánto implica ese enfrentamiento en la vida de River.