Post by realeagle on Oct 14, 2007 0:33:51 GMT -5
De Riquelme parado
Román volvió después de 90 días y le ganó a Chile con dos tiros libres geniales. El Loco Bielsa, y por qué no Pellegrini, lo deben sufrir.
MARTIN EULA meula@ole.com.ar
Desde que es Román, Riquelme divide a los argentinos como si en lugar de pies tuviera una excavadora. Ayer, para alimentar aún más su leyenda y darles dulce a sus veneradores y veneno a sus detractores, se encargó de destrozar la teoría del trabajo, la previsión y la continuidad... Noventa días sin fútbol oficial, incertidumbre por su futuro, el cartel de colgado en Villarreal, las viudas que dejó en Boca, la (no) relación con Pellegrini, aquellas (no) convocatorias de Bielsa vestido de celeste y blanco... Todo barrido por dos tiros libres antológicos y un regreso al que cualquier mortal llamaría revancha. El no.
El dueño del equipo y del partido. El hombre que hace y deshace a su antojo. Argentina se mueve a su ritmo, bajo su cadencia, inteligencia, genio y velocidad. Para jugar al fútbol, y jugar bien al fútbol, a veces no sirve correr los 100 metros en menos de 10 segundos y sí tocar para atrás, de primera, para generar huecos en el rival.
Román jugó de Román. De 10. Fue faro, referencia y aduana. Titiritero. El más ovacionado cuando dieron las formaciones iniciales (ahí nomás arriba de Messi) por un público distinto al que va domingo a domingo a la cancha. Pateó el primer tiro al arco de la Selección en este camino a Sudáfrica. Abrió un partido hasta ahí sin propietario. Dejó a Iturra al borde de la expulsión y de un ataque de nervios. Pudo meter dos goles más de tiro libre. Y para aumentar ese morbo con los chilenos que se le cruzaron en su camino reciente, corrió 40 metros desde atrás a Matías Fernández (quien lo reemplazó en España) a ocho minutos del final, le robó la pelota, se la entregó a Mascherano en un brevísimo cuento del reino del revés y recibió el último "Riqueeel... Riqueeel...", del día. Su día.
En un mundo sin conductores naturales, Román defiende una raza y encontró en Basile a un racista del enganche. Y ahí es donde surge la dicotomía, el tómelo o déjelo. No hay grises alrededor suyo. Es Dios y el Diablo en el mismo partido, en el mismo equipo, en la misma Selección. Pero vale la pena tenerlo. Es cierto que no juega en Europa, tanto como que juega para Argentina.
Dueño de todas las pelotas paradas, su botín derecho no se atrofió por el parate y la sensibilidad de ese exquisito pie se mantiene inalterable. ¿Qué hubiera pasado si el seleccionado lo necesitaba con mayor intensidad en el segundo tiempo, cuando supuestamente iba a sentir la inactividad? Eso es algo tan hipotético como real es que él le ganó a Chile.
Messi puede hacer pucherito porque no le deja un tiro libre, pero JR lo abrazó para salir a la cancha en el segundo tiempo. Matías Fernández puede llegar a su club para sucederlo, pero JR lo saludó con cariño al final. Sus propios compañeros pueden no saber qué va a hacer, pero JR casi siempre les dio la pelota donde se debe. Miles de hinchas pueden tener ganas de zamarrearlo por su supuesta inacción, pero JR les regaló dos golazos, otra gran actuación y los primeros tres puntos en las Eliminatorias. Pellegrini puede estar yéndose a dormir en Villarreal, pero seguramente alguien le habrá avisado que ese JR que lo desairó ya es noticia mundial otra vez. Bielsa pudo no citarlo ni llevarlo al Mundial 2002, pero vio desde un lugar privilegiado cómo JR le ganó el partido. De él se trata. De Riquelme parado, tan deslumbrante como en movimiento.
Ella no tiene defectos
JORGE MARIO TRASMONTE jtrasmonte@ole.com.ar
Ya viste cómo es eso de enamorarse: ella no tiene defectos, es preciosa, inteligente, ardiente, compañera, fiel, sabia, ideal. Y dan ganas, ¿no?, dan ganas de dejarse seducir por la pegada magistral de Riquelme, ganapartidos que transforma en jugada de gol cualquier tiro libre a 35 metros del arco; dan ganas de pensar que con Mascherano solo (que nunca nos falte) paramos a cualquiera, y que estamos encontrando al número 2 que cubra un vacío imposible de llenar, y que del medio para arriba no te preocupes, porque o se inspira Messi, o se inspira Tevez, y si no se inspiran ni Messi ni Tevez en el banco están Agüero y Saviola, y eso sin contar que tenemos en el freezer a los "faros de área", a Crespo, Diego Milito, a Denis.
Dan ganas de volver a pensar en un equipo que desfile por las Eliminatorias sudamericanas metiéndole miedo al mundo, que fue capaz de ganarle con cierta facilidad a un rival que traía la dificultad del entrenador estudioso, que nos conocía de sobra y que iba a oponer orden y agresividad, y pasamos alguno que otro sobresalto pero se diría que se definió con solvencia y se reguló con sensatez.
Nos hemos pegado más de un porrazo y tendríamos que ir con más calma. Sabemos que a ningún rival sudamericano le ganaremos con la camiseta ni antes de jugar el partido, pero el potencial da como para conseguir el pasaje al Mundial (basta con salir cuarto de diez, y hasta quinto), incluso perdiendo los partidos "perdibles" o dejando puntos en las sedes más bravas.
Los exámenes parciales nos tendrán que ir dando la confianza en que al equipo que se vaya armando le va a dar la talla para conseguir el doctorado. Y a ese título se llega frente a las grandes potencias y en el 2010.
Román volvió después de 90 días y le ganó a Chile con dos tiros libres geniales. El Loco Bielsa, y por qué no Pellegrini, lo deben sufrir.
MARTIN EULA meula@ole.com.ar
Desde que es Román, Riquelme divide a los argentinos como si en lugar de pies tuviera una excavadora. Ayer, para alimentar aún más su leyenda y darles dulce a sus veneradores y veneno a sus detractores, se encargó de destrozar la teoría del trabajo, la previsión y la continuidad... Noventa días sin fútbol oficial, incertidumbre por su futuro, el cartel de colgado en Villarreal, las viudas que dejó en Boca, la (no) relación con Pellegrini, aquellas (no) convocatorias de Bielsa vestido de celeste y blanco... Todo barrido por dos tiros libres antológicos y un regreso al que cualquier mortal llamaría revancha. El no.
El dueño del equipo y del partido. El hombre que hace y deshace a su antojo. Argentina se mueve a su ritmo, bajo su cadencia, inteligencia, genio y velocidad. Para jugar al fútbol, y jugar bien al fútbol, a veces no sirve correr los 100 metros en menos de 10 segundos y sí tocar para atrás, de primera, para generar huecos en el rival.
Román jugó de Román. De 10. Fue faro, referencia y aduana. Titiritero. El más ovacionado cuando dieron las formaciones iniciales (ahí nomás arriba de Messi) por un público distinto al que va domingo a domingo a la cancha. Pateó el primer tiro al arco de la Selección en este camino a Sudáfrica. Abrió un partido hasta ahí sin propietario. Dejó a Iturra al borde de la expulsión y de un ataque de nervios. Pudo meter dos goles más de tiro libre. Y para aumentar ese morbo con los chilenos que se le cruzaron en su camino reciente, corrió 40 metros desde atrás a Matías Fernández (quien lo reemplazó en España) a ocho minutos del final, le robó la pelota, se la entregó a Mascherano en un brevísimo cuento del reino del revés y recibió el último "Riqueeel... Riqueeel...", del día. Su día.
En un mundo sin conductores naturales, Román defiende una raza y encontró en Basile a un racista del enganche. Y ahí es donde surge la dicotomía, el tómelo o déjelo. No hay grises alrededor suyo. Es Dios y el Diablo en el mismo partido, en el mismo equipo, en la misma Selección. Pero vale la pena tenerlo. Es cierto que no juega en Europa, tanto como que juega para Argentina.
Dueño de todas las pelotas paradas, su botín derecho no se atrofió por el parate y la sensibilidad de ese exquisito pie se mantiene inalterable. ¿Qué hubiera pasado si el seleccionado lo necesitaba con mayor intensidad en el segundo tiempo, cuando supuestamente iba a sentir la inactividad? Eso es algo tan hipotético como real es que él le ganó a Chile.
Messi puede hacer pucherito porque no le deja un tiro libre, pero JR lo abrazó para salir a la cancha en el segundo tiempo. Matías Fernández puede llegar a su club para sucederlo, pero JR lo saludó con cariño al final. Sus propios compañeros pueden no saber qué va a hacer, pero JR casi siempre les dio la pelota donde se debe. Miles de hinchas pueden tener ganas de zamarrearlo por su supuesta inacción, pero JR les regaló dos golazos, otra gran actuación y los primeros tres puntos en las Eliminatorias. Pellegrini puede estar yéndose a dormir en Villarreal, pero seguramente alguien le habrá avisado que ese JR que lo desairó ya es noticia mundial otra vez. Bielsa pudo no citarlo ni llevarlo al Mundial 2002, pero vio desde un lugar privilegiado cómo JR le ganó el partido. De él se trata. De Riquelme parado, tan deslumbrante como en movimiento.
Ella no tiene defectos
JORGE MARIO TRASMONTE jtrasmonte@ole.com.ar
Ya viste cómo es eso de enamorarse: ella no tiene defectos, es preciosa, inteligente, ardiente, compañera, fiel, sabia, ideal. Y dan ganas, ¿no?, dan ganas de dejarse seducir por la pegada magistral de Riquelme, ganapartidos que transforma en jugada de gol cualquier tiro libre a 35 metros del arco; dan ganas de pensar que con Mascherano solo (que nunca nos falte) paramos a cualquiera, y que estamos encontrando al número 2 que cubra un vacío imposible de llenar, y que del medio para arriba no te preocupes, porque o se inspira Messi, o se inspira Tevez, y si no se inspiran ni Messi ni Tevez en el banco están Agüero y Saviola, y eso sin contar que tenemos en el freezer a los "faros de área", a Crespo, Diego Milito, a Denis.
Dan ganas de volver a pensar en un equipo que desfile por las Eliminatorias sudamericanas metiéndole miedo al mundo, que fue capaz de ganarle con cierta facilidad a un rival que traía la dificultad del entrenador estudioso, que nos conocía de sobra y que iba a oponer orden y agresividad, y pasamos alguno que otro sobresalto pero se diría que se definió con solvencia y se reguló con sensatez.
Nos hemos pegado más de un porrazo y tendríamos que ir con más calma. Sabemos que a ningún rival sudamericano le ganaremos con la camiseta ni antes de jugar el partido, pero el potencial da como para conseguir el pasaje al Mundial (basta con salir cuarto de diez, y hasta quinto), incluso perdiendo los partidos "perdibles" o dejando puntos en las sedes más bravas.
Los exámenes parciales nos tendrán que ir dando la confianza en que al equipo que se vaya armando le va a dar la talla para conseguir el doctorado. Y a ese título se llega frente a las grandes potencias y en el 2010.