Post by aguiluchomayor on Nov 18, 2005 9:54:09 GMT -5
La contundencia de River fue demasiado para el "irregular" San Lorenzo
Gallardo en dos ocasiones, una de penal, Falcao también dos veces y Talamonti marcaron para el local. Pereyra hizo el único tanto visitante.
Héctor Hugo Cardozo.
hcardozo@clarin.com
Empezó y enseguida se desató la fiesta. Y terminó en jolgorio. Un partido ideal para River. Porque el equipo que dirige con mano de terciopelo Mostaza Merlo casi sentenció el resultado en el primer tiempo. Y eso le quita espacio a las consideraciones tácticas y estratégicas. En la torpe infracción que le cometió Walter García al colombiano Falcao García, nació un desarrolló muy favorable para River y sepultó las inquietudes que llevó desde el vestuario San Lorenzo. Penal y gol de Gallardo. Y en la siguiente jugada, se unieron a un toque Farías, Falcao y Gallardo definió con la maestría que le otorga su experiencia. Cuando San Lorenzo quiso hacer pie ya tenía dos goles adentro.
No hubo demasiado de River, después. Le sobró con controlar la pelota en el medio, amenazar con alguna aparición del pibe Falcao García y los destellos de Gallardo para marcar diferencias y dominio de territorio. Los gestos de Saturnino Cardozo a sus compañeros, rogándole que se achicaran espacios para no quedar aislado junto a Lavezzi, no tuvieron respuestas. San Lorenzo entró a moverse de mitad de cancha para su sector y así lo hizo. Porque Cardozo, de cada diez encomiendas aéreas que le mandaron ganaba en siete, pero sus pases nunca encontraron un receptor despierto. Sus socios llegaron tarde o ni llegaron, que fue lo peor. Es que dio la sensación que el programa estudiado, seguramente no contempló los goles de River tan rápido. Fue casi patético la postura de San Lorenzo. La única aproximación del once visitante fue vía de un tiro de esquina que resolvió imperfectamente Pereyra a metros de Lux. Y River, sin esmerarse mucho y también de un corner alcanzó el tercer tanto, Talamonti y su neto cabezazo, mediante. River con aislados aciertos colectivos goleaba. La presencia de San Martín, chispazos de habilidad de Mareque, las trepadas del chileno Alvarez, la movilidad de Farías y el ingenio de Gallardo fueron suficientes. Claro, ni en el más lindo de los sueños se puede suponer sacar tanta diferencia con tan pocas llegadas concretas. River tuvo el premio mayor a la contundencia.
El complemento modificó planes, comportamientos individuales, necesidades. Entraron Montillo y Darío Bottinelli en San Lorenzo, con el objetivo de conseguir juego y trastocar el planteo cauteloso por una apuesta más audaz. Y fue efectivo, eso. Porque más allá del catastrófico 5 a 1, hasta la expulsión (justa) del mas pibe de los Bottinelli, San Lorenzo, marcó un gol de movida, generó situaciones, desnudó defectos en la contención del fondo local y manejó la pelota al compás de la zurda de Barrientos. También creció Andrés Pérez, quien lo frenó a Gallardo y logró cortar los circuitos de arranque y arribo de River y siguió provocando temblores en cada salto el paraguayo Cardozo; Lavezzi demostró que sabe ubicarse en lugares de definición, pero a veces por apurado o por inexperto no usufructúa esa condición. Por eso San Lorenzo no lo apretó a River en el marcador. Las ocasiones las fabricó. Y las desperdició. Y Lux tapó un par, con excelentes atajadas. San Lorenzo se transformó de equipo espectador a equipo activo. River cedió espacios, perdió el uso del balón, descansó exageradamente en su ventaja.
En desventaja numérica, San Lorenzo pagó en espacios y sufrió en la red propia. Con el partido liquidado, llegaron los goles de Falcao García para redondear la tarde mágica. Este River, vilipendiado sin rubores, ahora sacó chapa de candidato. Y River, con el peso de su camiseta, puede poner nervioso a los que encabezan el torneo. Atrás quedó el peor River, una apreciación imprudente y exitista. Por supuesto, cada cual se hacer cargo de sus apreciaciones. River no es un equipo de película. Pero para este fútbol y en este fútbol puede dar combate hasta el final. San Lorenzo es un laboratorio en marcha. Prueba. Busca. Acierta. Se equivoca. Es un equipo demasiado dependiente de los rivales. Y eso le está costando caro. En el Monumental obsequió un tiempo y, luego, le fue duro remontar un 0 a 3. Aunque haya entregado otra imagen en el complemento. ¡Tarde se dio cuenta! Y River va, está dicho. Y si River va, ojo. Mucho ojo.
Gallardo en dos ocasiones, una de penal, Falcao también dos veces y Talamonti marcaron para el local. Pereyra hizo el único tanto visitante.
Héctor Hugo Cardozo.
hcardozo@clarin.com
Empezó y enseguida se desató la fiesta. Y terminó en jolgorio. Un partido ideal para River. Porque el equipo que dirige con mano de terciopelo Mostaza Merlo casi sentenció el resultado en el primer tiempo. Y eso le quita espacio a las consideraciones tácticas y estratégicas. En la torpe infracción que le cometió Walter García al colombiano Falcao García, nació un desarrolló muy favorable para River y sepultó las inquietudes que llevó desde el vestuario San Lorenzo. Penal y gol de Gallardo. Y en la siguiente jugada, se unieron a un toque Farías, Falcao y Gallardo definió con la maestría que le otorga su experiencia. Cuando San Lorenzo quiso hacer pie ya tenía dos goles adentro.
No hubo demasiado de River, después. Le sobró con controlar la pelota en el medio, amenazar con alguna aparición del pibe Falcao García y los destellos de Gallardo para marcar diferencias y dominio de territorio. Los gestos de Saturnino Cardozo a sus compañeros, rogándole que se achicaran espacios para no quedar aislado junto a Lavezzi, no tuvieron respuestas. San Lorenzo entró a moverse de mitad de cancha para su sector y así lo hizo. Porque Cardozo, de cada diez encomiendas aéreas que le mandaron ganaba en siete, pero sus pases nunca encontraron un receptor despierto. Sus socios llegaron tarde o ni llegaron, que fue lo peor. Es que dio la sensación que el programa estudiado, seguramente no contempló los goles de River tan rápido. Fue casi patético la postura de San Lorenzo. La única aproximación del once visitante fue vía de un tiro de esquina que resolvió imperfectamente Pereyra a metros de Lux. Y River, sin esmerarse mucho y también de un corner alcanzó el tercer tanto, Talamonti y su neto cabezazo, mediante. River con aislados aciertos colectivos goleaba. La presencia de San Martín, chispazos de habilidad de Mareque, las trepadas del chileno Alvarez, la movilidad de Farías y el ingenio de Gallardo fueron suficientes. Claro, ni en el más lindo de los sueños se puede suponer sacar tanta diferencia con tan pocas llegadas concretas. River tuvo el premio mayor a la contundencia.
El complemento modificó planes, comportamientos individuales, necesidades. Entraron Montillo y Darío Bottinelli en San Lorenzo, con el objetivo de conseguir juego y trastocar el planteo cauteloso por una apuesta más audaz. Y fue efectivo, eso. Porque más allá del catastrófico 5 a 1, hasta la expulsión (justa) del mas pibe de los Bottinelli, San Lorenzo, marcó un gol de movida, generó situaciones, desnudó defectos en la contención del fondo local y manejó la pelota al compás de la zurda de Barrientos. También creció Andrés Pérez, quien lo frenó a Gallardo y logró cortar los circuitos de arranque y arribo de River y siguió provocando temblores en cada salto el paraguayo Cardozo; Lavezzi demostró que sabe ubicarse en lugares de definición, pero a veces por apurado o por inexperto no usufructúa esa condición. Por eso San Lorenzo no lo apretó a River en el marcador. Las ocasiones las fabricó. Y las desperdició. Y Lux tapó un par, con excelentes atajadas. San Lorenzo se transformó de equipo espectador a equipo activo. River cedió espacios, perdió el uso del balón, descansó exageradamente en su ventaja.
En desventaja numérica, San Lorenzo pagó en espacios y sufrió en la red propia. Con el partido liquidado, llegaron los goles de Falcao García para redondear la tarde mágica. Este River, vilipendiado sin rubores, ahora sacó chapa de candidato. Y River, con el peso de su camiseta, puede poner nervioso a los que encabezan el torneo. Atrás quedó el peor River, una apreciación imprudente y exitista. Por supuesto, cada cual se hacer cargo de sus apreciaciones. River no es un equipo de película. Pero para este fútbol y en este fútbol puede dar combate hasta el final. San Lorenzo es un laboratorio en marcha. Prueba. Busca. Acierta. Se equivoca. Es un equipo demasiado dependiente de los rivales. Y eso le está costando caro. En el Monumental obsequió un tiempo y, luego, le fue duro remontar un 0 a 3. Aunque haya entregado otra imagen en el complemento. ¡Tarde se dio cuenta! Y River va, está dicho. Y si River va, ojo. Mucho ojo.