Post by realeagle on Apr 7, 2005 13:30:11 GMT -5
Una muestra de la pasión por el fútbol
Tomado de www.ole.com.ar
Lo hizo cenizas
Píldora, fana del Tigres, murió la semana pasada. Pero estuvo en la cancha: trajeron sus restos en una urna, posó con el plantel y después lideró la barra. ¡In-cre-í-ble!
—¿Sabés cuál es el sueño que quiero cumplir?
—¿Cuál?
—Ir a ver a Tigres a la Argentina. Es lo que más deseo en la vida.
Daniel Ocañas era fanático de Tigres e integrante de la barra. Y lo que más anhelaba en vida, está dicho, era acompañar a su equipo en la Copa cuando viniera a la Argentina. Porque él había crecido con aquella epopeya del Diego en el Azteca en 1986. De pibe había mamado el fútbol del bueno y aunque su patria era Monterrey, sabía que un partido de su equipo en la Argentina tendría un condimento especial. No importaba si el rival era Banfield, Boca o Yupanqui. Su deseo era éste: ver al Tigres en la tierra del Diez. Pero el sueño estuvo a punto de frustrarse: la semana pasada, cuando ya tenía el pasaje para Ezeiza, Daniel, alias Píldora, falleció en un accidente automovilístico.
El hecho pegó fuerte en la barra Libres y Lokos, como se llaman los seguidores a ultranza del Tigres. Pero no se quedaron sólo en el dolor: después de llorarlo, decidieron cumplirle el sueño. Y con la autorización de la familia, urdieron un plan simple: cremar el cuerpo de Daniel, poner las cenizas en un ánfora con los colores del club, y traerla hasta Buenos Aires, hasta el estadio del Taladro, para que en el medio de la barra, Daniel pudiera estar presente como tanto quería.
Como si fuera un cuento de Fontanarrosa, una vez que tuvieron la urna los Libres y Lokos deliberaron sobre la manera de traerla. Se decidió no despacharla con el equipaje, por si las moscas. Y en Ezeiza, ante la mirada azorada de la Policía Aeronáutica, la pasaron sin problemas ya que traían la partida de defunción del gran Píldora. La pusieron en una caja de seguridad del hotel donde se alojaron, para que nadie pudiera profanar el sueño. Y anoche la llevaron al Sola. Pero antes de ubicarla en el centro de la popular visitante, tuvieron el último gesto: se la dieron al plantel junto a una bandera que decía "Píldora y Pájaro, presentes", en tributo a Daniel y a otro hincha fallecido recientemente, Antonio García. Los jugadores posaron con el ánfora, y como si el espíritu de Dani se hubiera apoderado de todos, redujeron a cenizas al Taladro. Y mientras los Lokos y Lindos saltaban, la urna pasaba de mano en mano, como en un pogo gigantesco, cumpliendo su gran sueño. "Píldora quería estar siempre con los Tigres, en todos lados. El hubiese hecho lo mismo por nosotros", le contó a Olé Fausto Valdez, amigo de Daniel e integrante de la barra.
Ahora la urna con las cenizas de Ocañas tiene otro destino: el estadio de Tigres. Allí la familia arrojará sus restos el domingo, contra Cruz Azul. Y cada vez que Silvera pise el área o Gaitán y Sixto Peralta inventen una jugada, Daniel estará ahí para ayudarlos. Como ayer. Porque Píldora, como puede dar fe Banfield, lo banca a Tigres hasta en la muerte.
Tomado de www.ole.com.ar
Lo hizo cenizas
Píldora, fana del Tigres, murió la semana pasada. Pero estuvo en la cancha: trajeron sus restos en una urna, posó con el plantel y después lideró la barra. ¡In-cre-í-ble!
—¿Sabés cuál es el sueño que quiero cumplir?
—¿Cuál?
—Ir a ver a Tigres a la Argentina. Es lo que más deseo en la vida.
Daniel Ocañas era fanático de Tigres e integrante de la barra. Y lo que más anhelaba en vida, está dicho, era acompañar a su equipo en la Copa cuando viniera a la Argentina. Porque él había crecido con aquella epopeya del Diego en el Azteca en 1986. De pibe había mamado el fútbol del bueno y aunque su patria era Monterrey, sabía que un partido de su equipo en la Argentina tendría un condimento especial. No importaba si el rival era Banfield, Boca o Yupanqui. Su deseo era éste: ver al Tigres en la tierra del Diez. Pero el sueño estuvo a punto de frustrarse: la semana pasada, cuando ya tenía el pasaje para Ezeiza, Daniel, alias Píldora, falleció en un accidente automovilístico.
El hecho pegó fuerte en la barra Libres y Lokos, como se llaman los seguidores a ultranza del Tigres. Pero no se quedaron sólo en el dolor: después de llorarlo, decidieron cumplirle el sueño. Y con la autorización de la familia, urdieron un plan simple: cremar el cuerpo de Daniel, poner las cenizas en un ánfora con los colores del club, y traerla hasta Buenos Aires, hasta el estadio del Taladro, para que en el medio de la barra, Daniel pudiera estar presente como tanto quería.
Como si fuera un cuento de Fontanarrosa, una vez que tuvieron la urna los Libres y Lokos deliberaron sobre la manera de traerla. Se decidió no despacharla con el equipaje, por si las moscas. Y en Ezeiza, ante la mirada azorada de la Policía Aeronáutica, la pasaron sin problemas ya que traían la partida de defunción del gran Píldora. La pusieron en una caja de seguridad del hotel donde se alojaron, para que nadie pudiera profanar el sueño. Y anoche la llevaron al Sola. Pero antes de ubicarla en el centro de la popular visitante, tuvieron el último gesto: se la dieron al plantel junto a una bandera que decía "Píldora y Pájaro, presentes", en tributo a Daniel y a otro hincha fallecido recientemente, Antonio García. Los jugadores posaron con el ánfora, y como si el espíritu de Dani se hubiera apoderado de todos, redujeron a cenizas al Taladro. Y mientras los Lokos y Lindos saltaban, la urna pasaba de mano en mano, como en un pogo gigantesco, cumpliendo su gran sueño. "Píldora quería estar siempre con los Tigres, en todos lados. El hubiese hecho lo mismo por nosotros", le contó a Olé Fausto Valdez, amigo de Daniel e integrante de la barra.
Ahora la urna con las cenizas de Ocañas tiene otro destino: el estadio de Tigres. Allí la familia arrojará sus restos el domingo, contra Cruz Azul. Y cada vez que Silvera pise el área o Gaitán y Sixto Peralta inventen una jugada, Daniel estará ahí para ayudarlos. Como ayer. Porque Píldora, como puede dar fe Banfield, lo banca a Tigres hasta en la muerte.