Post by aguiluchomayor on Oct 5, 2007 11:18:56 GMT -5
Las claves del superclásico
Pasado mañana, el superclásico pondrá frente a frente dos equipos con necesidades diferentes. Independientemente de lo que implica un triunfo en un encuentro de esta índole, hay realidades que entrarán en juego junto con los veintidós futbolistas.
En Núñez, River pondrá en juego su delicada estabilidad como institución en el presente, con la certeza de que un mal resultado originará una serie de reclamos, insultos y, seguramente, una posterior manifestación en el hall del club. Para Passarella será también un clásico distinto: su desgastada relación con los hinchas no soportaría otro resultado que no sea un triunfo. Lejos de la punta, ante Boca, el equipo millonario buscará un bálsamo para otro año que se termina aferrado a la Copa Sudamericana como exclusiva salvación.
Para Boca se tratará de un partido sin tantos matices dramáticos. Eliminado recientemente de la Sudamericana, la formación de Russo pelea palmo a palmo el torneo con Independiente y Russo sí cuenta con el apoyo de los hinchas (el DT fue ovacionado el miércoles último). Si bien es cierto que una derrota lo alejaría del puntero, no sería decisiva en un certamen con campañas tan irregulares.
El equipo de Passarella llegará al partido de pasado mañana con muy pocos aspectos positivos. Los antecedentes inmediatos muestran a un River vulnerable e inexpresivo. Seguramente, los jugadores se apoyen en la heroica remontada (diez días atrás) ante Botafogo para saber que se puede. Ese partido surge como una inyección anímica, pues en el torneo local las últimas presentaciones dejaron mucho que desear. Muchos de los titulares no jugaron entre semana y llegarán con más tiempo de descanso.
Como en la mayoría de los últimos superclásicos, River llega peor parado que Boca. Fue goleado por Tigre y Argentinos en las últimas fechas y apenas pudo igualar agónicamente con Central. Le convierten fácilmente. Y le cuesta mucho armar juego. Ganó sólo cuatro partidos en el torneo Apertura y es el equipo más goleado del certamen (22 goles) junto con San Lorenzo. Además, la conducción de Passarella pende de un hilo. Una derrota podría dejar al DT al borde del abismo, con la Sudamericana como apuesta final.
A pesar de que la ausencia de Riquelme este campeonato amenazó con ser el gran problema de Miguel Angel Russo, Boca pudo sostener el andamiaje que le permitió ganar la última Copa Libertadadores con un poco más de marca más el fútbol que le puede dar Leandro Gracián. Otro punto alto del equipo de la Ribera es que llegará con su delantera titular aceitada luego del triunfo ante San Lorenzo: Martín Palermo y Rodrigo Palacio.
Problemas arriba. En los últimos partidos Boca sufrió en su propia área y recibió goles de cabeza. El otro déficit de los hombres de Russo es la escasez de variantes en ataque. El centro para Palermo es la receta repetida, que no siempre resuelve los problemas para los de la Ribera.
Gracián, el engache con la díficil tarea de reemplazar a Riquelme, todavía no encontró su mejor nivel desde que regresó a la Argentina.
Las claves
Boca sabe que jugará con un rival golpeado ¿Eso es bueno o malo? Depende si lo sabe capitalizar. Los primeros veinte minutos serán fundamentales, si el equipo xeneize logra plasmar una superioridad sobre River, los nervios en Núñez comenzarán a jugar su partido. Ante Botafogo, River lo vivió en carne propia: ante la primera adversidad, la gente se impacienta, los jugadores se descontrolan y cualquier esquema se degenera.
River sabe que jugará con un equipo agrandado, que lucha palmo a palmo el torneo con Independiente. Con algunas figuras en alza, como Martín Palermo en sintonía con el gol desde hace varios partidos. Haber reservado a sus figuras para este partido habla del respeto que siente River por el equipo auriazul. En la previa, desde lo mental, todo está a favor de Boca.
Los personajes
Carrizo. El arquero de River pasó de ser un jugador pedido por todo el ambiente para la selección a un arquero que sufrió 13 goles en 4 partidos. Su vuelta con frustración de Lazio no lo encontró en un buen nivel y está falto de ritmo. Tiene la confianza de Passarella y le sobran cualidades para ocupar el arco millonario, pero hoy por hoy no es ninguna garantía.
Palacio. El ex jugador de Banfield se debe a sí mismo una gran actuación en un superclásico. Con Palermo atravesando un buen momento, su cuota goleadora no se extraña aún, pero está siempre latente la posibilidad de que se enchufe. Es un jugador desequilibrante, que volvió el miércoles último tras una lesión en la rodilla.
Pasado mañana, el superclásico pondrá frente a frente dos equipos con necesidades diferentes. Independientemente de lo que implica un triunfo en un encuentro de esta índole, hay realidades que entrarán en juego junto con los veintidós futbolistas.
En Núñez, River pondrá en juego su delicada estabilidad como institución en el presente, con la certeza de que un mal resultado originará una serie de reclamos, insultos y, seguramente, una posterior manifestación en el hall del club. Para Passarella será también un clásico distinto: su desgastada relación con los hinchas no soportaría otro resultado que no sea un triunfo. Lejos de la punta, ante Boca, el equipo millonario buscará un bálsamo para otro año que se termina aferrado a la Copa Sudamericana como exclusiva salvación.
Para Boca se tratará de un partido sin tantos matices dramáticos. Eliminado recientemente de la Sudamericana, la formación de Russo pelea palmo a palmo el torneo con Independiente y Russo sí cuenta con el apoyo de los hinchas (el DT fue ovacionado el miércoles último). Si bien es cierto que una derrota lo alejaría del puntero, no sería decisiva en un certamen con campañas tan irregulares.
El equipo de Passarella llegará al partido de pasado mañana con muy pocos aspectos positivos. Los antecedentes inmediatos muestran a un River vulnerable e inexpresivo. Seguramente, los jugadores se apoyen en la heroica remontada (diez días atrás) ante Botafogo para saber que se puede. Ese partido surge como una inyección anímica, pues en el torneo local las últimas presentaciones dejaron mucho que desear. Muchos de los titulares no jugaron entre semana y llegarán con más tiempo de descanso.
Como en la mayoría de los últimos superclásicos, River llega peor parado que Boca. Fue goleado por Tigre y Argentinos en las últimas fechas y apenas pudo igualar agónicamente con Central. Le convierten fácilmente. Y le cuesta mucho armar juego. Ganó sólo cuatro partidos en el torneo Apertura y es el equipo más goleado del certamen (22 goles) junto con San Lorenzo. Además, la conducción de Passarella pende de un hilo. Una derrota podría dejar al DT al borde del abismo, con la Sudamericana como apuesta final.
A pesar de que la ausencia de Riquelme este campeonato amenazó con ser el gran problema de Miguel Angel Russo, Boca pudo sostener el andamiaje que le permitió ganar la última Copa Libertadadores con un poco más de marca más el fútbol que le puede dar Leandro Gracián. Otro punto alto del equipo de la Ribera es que llegará con su delantera titular aceitada luego del triunfo ante San Lorenzo: Martín Palermo y Rodrigo Palacio.
Problemas arriba. En los últimos partidos Boca sufrió en su propia área y recibió goles de cabeza. El otro déficit de los hombres de Russo es la escasez de variantes en ataque. El centro para Palermo es la receta repetida, que no siempre resuelve los problemas para los de la Ribera.
Gracián, el engache con la díficil tarea de reemplazar a Riquelme, todavía no encontró su mejor nivel desde que regresó a la Argentina.
Las claves
Boca sabe que jugará con un rival golpeado ¿Eso es bueno o malo? Depende si lo sabe capitalizar. Los primeros veinte minutos serán fundamentales, si el equipo xeneize logra plasmar una superioridad sobre River, los nervios en Núñez comenzarán a jugar su partido. Ante Botafogo, River lo vivió en carne propia: ante la primera adversidad, la gente se impacienta, los jugadores se descontrolan y cualquier esquema se degenera.
River sabe que jugará con un equipo agrandado, que lucha palmo a palmo el torneo con Independiente. Con algunas figuras en alza, como Martín Palermo en sintonía con el gol desde hace varios partidos. Haber reservado a sus figuras para este partido habla del respeto que siente River por el equipo auriazul. En la previa, desde lo mental, todo está a favor de Boca.
Los personajes
Carrizo. El arquero de River pasó de ser un jugador pedido por todo el ambiente para la selección a un arquero que sufrió 13 goles en 4 partidos. Su vuelta con frustración de Lazio no lo encontró en un buen nivel y está falto de ritmo. Tiene la confianza de Passarella y le sobran cualidades para ocupar el arco millonario, pero hoy por hoy no es ninguna garantía.
Palacio. El ex jugador de Banfield se debe a sí mismo una gran actuación en un superclásico. Con Palermo atravesando un buen momento, su cuota goleadora no se extraña aún, pero está siempre latente la posibilidad de que se enchufe. Es un jugador desequilibrante, que volvió el miércoles último tras una lesión en la rodilla.