Post by realeagle on Sept 26, 2006 10:13:20 GMT -5
En un duelo de guapos, Boca gritó más fuerte
Fue un partido vibrante y emotivo; los xeneizes le ganaron 1 a 0 a Nueva Chicago en Mataderos con un gol de Neri Cardozo y otra vez se quedaron con la punta del campeonato en soledad
Los cambios suelen provocar crisis. Y esto último -no siempre- tiene que entenderse como algo negativo. Lo cierto es que Boca, con Ricardo La Volpe en el banco, es un equipo distinto de lo que mostraba con el piloto automático de Alfio Basile. Intenta otras cosas (por ahora ni mejores ni peores) y, mientras se acomoda a las nuevas premisas, sufre. Porque ayer superó a Nueva Chicago por 1 a 0 y con algo de susto. Con argumentos suficientes como para explicar los merecimientos locales para alcanzar la igualdad y con otros para justificar que -gracias a las atajadas de Vega- no se impuso por una diferencia mayor. En ese contexto, en un partido vibrante, muy luchado y con emociones hasta el último minuto, ganó el que acertó en la red.
Fue meritorio lo de Boca, que supo contener a un rival con mucho orgullo en un escenario nuevo, sin historia xeneize. Apoyó en gran medida su triunfo en las atajadas de Bobadilla y en la personalidad y los quites de Krupoviesa, que sorprendió gratamente con una función con más toque y sin tanto pelotazo. Le faltó más juego asociado y definición en el ataque. Porque si bien sufrió con los embates locales, también pudo resolver el trámite mucho antes, con varios contraataques que no concluyeron en gol por errores propios y virtudes del arquero Vega.
Fue meritorio lo de Chicago, que salió a jugarle de igual a igual a Boca desde el primer minuto (el derechazo en el palo de Pellerano, a los cincuenta segundos, surgió como la primera prueba), que buscó con alma y vida hasta el final y por todos los caminos posibles. Por eso los aplausos de su gente en el final, más allá de la derrota.
Boca empezó el partido algo inestable. Tácticamente ubicado con tres defensores, como pretende La Volpe, con Calvo sumado a la línea de volantes, y Marino alejado de la posición de enganche, metido entre Cardozo y Gago. Pero le costó hacer pie , tal fue así que cometió cinco infracciones en tres minutos.
Los dirigidos por Motta, con dos líneas de cuatro y los movedizos Higuaín y Carranza en el ataque hicieron de las suyas tras las espaldas de Cardozo y Calvo, pero enseguida sufrieron la doble marca del Cata Díaz y Krupoviesa, muy firmes durante todo el partido.
Boca mostró algunas marcas del método La Volpe, aunque sin la rigidez con la que el libreto se había estrenado en el empate sin goles ante Godoy Cruz, hace siete días, en la Bombonera. Esta vez, los defensores intentaron salir jugando, pero también abusaron de los pelotazos (en especial Díaz y Morel Rodríguez) cuando la presión de Chicago se hizo asfixiante. Esta vez, Marino intentó adelantarse un poco y ubicarse más allá del círculo central, pero apenas lo hizo durante pocos minutos. Esta vez, Palacio se juntó con Palermo en el centro del área rival, pero también salió del corralito y desniveló más cuando se movió como wing derecho. Por ese sector dejó en el camino a Fernández y envió el centro que terminó en el gol de cabeza de Neri Cardozo. Y Palermo, luego de otra asistencia de Palacio desde la derecha, se perdió un mano a mano increíble ante Vega.
Boca aumentó el fastidio de La Volpe aún más en la segunda etapa porque tuvo situaciones claras para confirmar la punta en soledad, pero los buenos manejos de Gago y Ledesma no fueron correspondidos por Franzoia y Cardozo, imprecisos y con malas decisiones en el último toque. Un error del línea Barrientos (el balón ingresó) tras un remate de Franzoia en el travesaño, en uno de los pocos aciertos del volante, le negó la tranquilidad para sostener el éxito en el final y eso agrandó a Chicago, que adelantó a Martínez por el sector derecho y generó varias situaciones de riesgo. Creció la figura de Bobadilla, que apareció para ahogarle los festejos a Higuaín, Carranza y Sánchez en un momento de furia local.
Enfrente, Vega no fue menos y se destacó con atajadas espectaculares ante un cabezazo de Dátolo y un tiro a colocar de Gago. La definición estaba en las áreas y el vértigo se adueñó de la tarde. En el contrapunto de llegadas, los xeneizes se impusieron once a diez y el límite de los merecimientos fue demasiado fino.
Después del partido suspendido ante Gimnasia, en La Plata (0-1), y el descanso ante Godoy Cruz (0-0), Boca retomó el camino del triunfo. En un duelo de guapos, gritó más fuerte en Mataderos y otra vez se quedó con la punta en soledad.
Maglio estuvo muy bien; falló Barrientos
A los 36 minutos del segundo tiempo, Andrés Franzoia remató al arco de Chicago, la pelota pegó en el travesaño e ingresó: era el segundo gol de Boca, pero el juez de línea Alberto Barrientos no lo notó. Más allá de eso, Carlos Maglio tuvo un muy buen arbitraje en un partido difícil para dirigir y con resultado incierto hasta el final.
Por Christian Leblebidjian
De la Redacción de LA NACION
LO NEGATIVO
Peleas en la tribuna de Boca antes y durante el partido
Antes y durante el encuentro hubo peleas entre algunos hinchas xeneizes y la policía en la tribuna visitante, pero no hubo detenidos.
EL DATO
Chicago cortó la racha: tenía puntaje ideal como local
Hasta ayer, Chicago había ganado todos los partidos que había jugado como local en el Apertura: ante Argentinos (3-2), Quilmes (2-1) y Colón (1-0).
EL REGRESO
El Chelo Delgado volvió después de 28 días
Marcelo Delgado ingresó ayer a los 37 minutos del segundo tiempo por Franzoia y volvió a jugar con la camiseta de Boca luego de 28 días. La última vez había sido en los cinco minutos finales de la goleada ante San Lorenzo (7-1), el 27 de agosto.
Apuesta al coraje sin complejos
Carlos Travaglini
De la Redacción de LA NACION
Sin ninguna duda, el mayor desafío que siempre debe emprender un equipo que proviene de la primera B Nacional es la adaptación al círculo mayor del fútbol argentino. "Tenemos que adaptarnos a la nueva categoría", "se incorporaron jugadores nuevos que necesitan tiempo", y otras frases por el estilo son las que utilizan los técnicos de los equipos ascendidos para justificar las pobres campañas que casi siempre realizan en su primer año en primera división.
En el caso de Nueva Chicago, la apuesta parece ser diferente y escapa a los parámetros normales. Ayer, en la formación inicial ante Boca, actuaron diez futbolistas, salvo Jorge Martínez, que llevaron al ascenso al equipo de Mataderos. Se podrá argumentar que Chicago ya tenía una base, pero con coraje y sin complejos le jugó de igual a igual y por momentos superó nada más y nada menos que a Boca, el "Rey de Copas". Todavía le falta mucho por recorrer, pero va por el buen camino.
Yo me jugaba mucho más que los jugadores en este partido"
En Mataderos, el técnico de Boca, Ricardo La Volpe, consiguió su primer triunfo y lo vivió de manera intensa
Sufrió, gozó y festejó. Ricardo La Volpe logró su primer triunfo como entrenador de Boca, fue por 1-0 frente a Nueva Chicago, y lo vivió a full.
El empate en cero con Godoy Cruz en el debut había dejado sabor a nada. En su segundo partido al mando de Boca el único resultado posible era ganar. Por eso, La Volpe no ocultó su satisfacción. “Yo me jugaba mucho más que los jugadores en este partido. Si no ganaba se me iban a venir todos encima. Pero por suerte conseguimos los tres puntos en una cancha complicada y eso servirá para trabajar con más tranquilidad. Es como que uno se sacó un peso de encima, porque no había podido ganar en el debut”, dijo La Volpe.
El tercer arquero del seleccionado argentino en el Mundial 78 se mostró serio. Poco a poco fue desmenuzando el triunfo de Boca en Mataderos. “Fue un partido sufrido. Nueva Chicago salió a buscar el encuentro y no lo supimos definir. Fue un rival difícil, en una cancha muy complicada. Por algo es la primera vez que Boca viene a jugar acá”, explicó La Volpe, que lució un saco azul, camisa blanca y corbata azul y oro.
Estuvo los noventa minutos de pie, a un lado de la cancha dando indicaciones. Cada vez que alguno de sus jugadores erraba un gol o un pase, se tomaba la cabeza.
“Cuando ganas por un gol de diferencia hay que tener cuidado. No pudimos tener la bocha como quisiera. Con ese resultado tenés que tener la pelota. Y si encima no definís el partido, el rival te lucha todas”, continuó con las razones de la ajustada victoria.
En los pocos días que lleva al frente del equipo intentó imponer su sello. Pero el tiempo aún es insuficiente. “Al equipo le faltan horas de trabajo. Igualmente estoy contento porque están comprendiendo el mensaje. Hace pocos días que estoy acá, nos estamos conociendo y a ellos [por los jugadores] les gusta la manera en la que estamos trabajando. Por eso, rescato la entrega que tienen estos jugadores”, añadió La Volpe.
Fiel a su estilo no dejó nada por analizar. Además del partido habló sobre el futuro xeneize en la Copa Sudamericana. Al respecto, dijo: “No sé si voy a rotar el equipo para la Sudamericana. Eso lo tengo que hablar con los muchachos. Los jugadores son lo importante, los que mandan y luchan. Jugarán los que estén con ganas y aquellos que no sientan el trajín de los partidos”.
Sobre el final de la charla, más relajado, encontró el momento para distenderse. Seguidor de cábalas como pocos había adelantado que cambiaría el color de la corbata –con Godoy Cruz utilizó una roja–, pero igualmente vistió una prenda de ese color contra la envidia. “Lo tengo abajo. No, no son las medias”, ironizó.
La lupa sobre La Volpe
Daniel Arcucci
De nuestra Redacción
Se preocupaba sensatamente Mauricio Macri cuando, hace poco más de un mes, estaba inmerso en la delicada tarea de elegir al sucesor de Basile, ese hombre tan particular que no sólo había ganado todos los títulos disputados hasta allí, sino que, más todavía, le había regalado una invalorable tranquilidad en su vestuario.
Se sonreía socarronamente un colega mexicano amigo cuando, hace sólo un par de semanas, le comentaba que aquí, en la Argentina, se daba por descontado que Ricardo La Volpe no iba a cambiar nada en el exitoso Boca, que no iba a meter mano por lo menos hasta el año próximo.
Se ilusionaba sinceramente Sebastián Saja cuando, hace sólo una semana, Boca resignaba su primer punto en mucho tiempo, al empatar en cero contra Godoy Cruz y abrir así una puerta a la esperanza para los rivales que lo consideraban un equipo invencible.
Diferentes momentos, distintas sensaciones, diversos personajes: un mismo hombre bajo la lupa. Pocas veces en los últimos tiempos la elección de un DT había generado tanta expectativa y pocas veces el protagonista de la historia había respondido con tan altísimo perfil, en dichos y en hechos.
Ha resultado una gigantesca sorpresa este Ricardo La Volpe, quien por hábito y por historia reciente puede hacer caer a uno en el fallido de llamarlo "el entrenador mexicano" de Boca, aunque basta que abra la suya para aceptar que es más argentino que el propio club al que ha llegado, después de treinta años en tierras aztecas.
Eso sí: más allá de la tonada y de los gestos, no se le escuchan las mismas frases ni se le ven las mismas actitudes que estamos acostumbrados a escuchar y observar de parte de hombres que ocupan puestos similares al suyo por estas tierras.
Una semana y un día ha sido tiempo más que suficiente para contrastar aquellas sensaciones de un dirigente, de un periodista y de un futbolista con la realidad.
La preocupación del presidente de Boca debe de estar latente todavía: La Volpe revolea nombres propios de sus jugadores con tanta naturalidad, para marcar cosas buenas y cosas malas de ellos, que hace pensar que sólo una sucesión de victorias mantendrá la paz en ese vestuario.
La sonrisa del periodista mexicano ya debe de ser carcajada: La Volpe cambió el sistema de juego de Boca, tal cual lo había insinuado en la primera práctica, donde parecía darles lecciones de táctica y estrategia a sus hombres.
La ilusión de Saja, como la de los rivales de Boca, ya no debe ser la misma: en la primera fecha en la que River y San Lorenzo debían confirmar su liderazgo, el único que sumó de a tres fue... el Boca de La Volpe.
Fue un partido vibrante y emotivo; los xeneizes le ganaron 1 a 0 a Nueva Chicago en Mataderos con un gol de Neri Cardozo y otra vez se quedaron con la punta del campeonato en soledad
Los cambios suelen provocar crisis. Y esto último -no siempre- tiene que entenderse como algo negativo. Lo cierto es que Boca, con Ricardo La Volpe en el banco, es un equipo distinto de lo que mostraba con el piloto automático de Alfio Basile. Intenta otras cosas (por ahora ni mejores ni peores) y, mientras se acomoda a las nuevas premisas, sufre. Porque ayer superó a Nueva Chicago por 1 a 0 y con algo de susto. Con argumentos suficientes como para explicar los merecimientos locales para alcanzar la igualdad y con otros para justificar que -gracias a las atajadas de Vega- no se impuso por una diferencia mayor. En ese contexto, en un partido vibrante, muy luchado y con emociones hasta el último minuto, ganó el que acertó en la red.
Fue meritorio lo de Boca, que supo contener a un rival con mucho orgullo en un escenario nuevo, sin historia xeneize. Apoyó en gran medida su triunfo en las atajadas de Bobadilla y en la personalidad y los quites de Krupoviesa, que sorprendió gratamente con una función con más toque y sin tanto pelotazo. Le faltó más juego asociado y definición en el ataque. Porque si bien sufrió con los embates locales, también pudo resolver el trámite mucho antes, con varios contraataques que no concluyeron en gol por errores propios y virtudes del arquero Vega.
Fue meritorio lo de Chicago, que salió a jugarle de igual a igual a Boca desde el primer minuto (el derechazo en el palo de Pellerano, a los cincuenta segundos, surgió como la primera prueba), que buscó con alma y vida hasta el final y por todos los caminos posibles. Por eso los aplausos de su gente en el final, más allá de la derrota.
Boca empezó el partido algo inestable. Tácticamente ubicado con tres defensores, como pretende La Volpe, con Calvo sumado a la línea de volantes, y Marino alejado de la posición de enganche, metido entre Cardozo y Gago. Pero le costó hacer pie , tal fue así que cometió cinco infracciones en tres minutos.
Los dirigidos por Motta, con dos líneas de cuatro y los movedizos Higuaín y Carranza en el ataque hicieron de las suyas tras las espaldas de Cardozo y Calvo, pero enseguida sufrieron la doble marca del Cata Díaz y Krupoviesa, muy firmes durante todo el partido.
Boca mostró algunas marcas del método La Volpe, aunque sin la rigidez con la que el libreto se había estrenado en el empate sin goles ante Godoy Cruz, hace siete días, en la Bombonera. Esta vez, los defensores intentaron salir jugando, pero también abusaron de los pelotazos (en especial Díaz y Morel Rodríguez) cuando la presión de Chicago se hizo asfixiante. Esta vez, Marino intentó adelantarse un poco y ubicarse más allá del círculo central, pero apenas lo hizo durante pocos minutos. Esta vez, Palacio se juntó con Palermo en el centro del área rival, pero también salió del corralito y desniveló más cuando se movió como wing derecho. Por ese sector dejó en el camino a Fernández y envió el centro que terminó en el gol de cabeza de Neri Cardozo. Y Palermo, luego de otra asistencia de Palacio desde la derecha, se perdió un mano a mano increíble ante Vega.
Boca aumentó el fastidio de La Volpe aún más en la segunda etapa porque tuvo situaciones claras para confirmar la punta en soledad, pero los buenos manejos de Gago y Ledesma no fueron correspondidos por Franzoia y Cardozo, imprecisos y con malas decisiones en el último toque. Un error del línea Barrientos (el balón ingresó) tras un remate de Franzoia en el travesaño, en uno de los pocos aciertos del volante, le negó la tranquilidad para sostener el éxito en el final y eso agrandó a Chicago, que adelantó a Martínez por el sector derecho y generó varias situaciones de riesgo. Creció la figura de Bobadilla, que apareció para ahogarle los festejos a Higuaín, Carranza y Sánchez en un momento de furia local.
Enfrente, Vega no fue menos y se destacó con atajadas espectaculares ante un cabezazo de Dátolo y un tiro a colocar de Gago. La definición estaba en las áreas y el vértigo se adueñó de la tarde. En el contrapunto de llegadas, los xeneizes se impusieron once a diez y el límite de los merecimientos fue demasiado fino.
Después del partido suspendido ante Gimnasia, en La Plata (0-1), y el descanso ante Godoy Cruz (0-0), Boca retomó el camino del triunfo. En un duelo de guapos, gritó más fuerte en Mataderos y otra vez se quedó con la punta en soledad.
Maglio estuvo muy bien; falló Barrientos
A los 36 minutos del segundo tiempo, Andrés Franzoia remató al arco de Chicago, la pelota pegó en el travesaño e ingresó: era el segundo gol de Boca, pero el juez de línea Alberto Barrientos no lo notó. Más allá de eso, Carlos Maglio tuvo un muy buen arbitraje en un partido difícil para dirigir y con resultado incierto hasta el final.
Por Christian Leblebidjian
De la Redacción de LA NACION
LO NEGATIVO
Peleas en la tribuna de Boca antes y durante el partido
Antes y durante el encuentro hubo peleas entre algunos hinchas xeneizes y la policía en la tribuna visitante, pero no hubo detenidos.
EL DATO
Chicago cortó la racha: tenía puntaje ideal como local
Hasta ayer, Chicago había ganado todos los partidos que había jugado como local en el Apertura: ante Argentinos (3-2), Quilmes (2-1) y Colón (1-0).
EL REGRESO
El Chelo Delgado volvió después de 28 días
Marcelo Delgado ingresó ayer a los 37 minutos del segundo tiempo por Franzoia y volvió a jugar con la camiseta de Boca luego de 28 días. La última vez había sido en los cinco minutos finales de la goleada ante San Lorenzo (7-1), el 27 de agosto.
Apuesta al coraje sin complejos
Carlos Travaglini
De la Redacción de LA NACION
Sin ninguna duda, el mayor desafío que siempre debe emprender un equipo que proviene de la primera B Nacional es la adaptación al círculo mayor del fútbol argentino. "Tenemos que adaptarnos a la nueva categoría", "se incorporaron jugadores nuevos que necesitan tiempo", y otras frases por el estilo son las que utilizan los técnicos de los equipos ascendidos para justificar las pobres campañas que casi siempre realizan en su primer año en primera división.
En el caso de Nueva Chicago, la apuesta parece ser diferente y escapa a los parámetros normales. Ayer, en la formación inicial ante Boca, actuaron diez futbolistas, salvo Jorge Martínez, que llevaron al ascenso al equipo de Mataderos. Se podrá argumentar que Chicago ya tenía una base, pero con coraje y sin complejos le jugó de igual a igual y por momentos superó nada más y nada menos que a Boca, el "Rey de Copas". Todavía le falta mucho por recorrer, pero va por el buen camino.
Yo me jugaba mucho más que los jugadores en este partido"
En Mataderos, el técnico de Boca, Ricardo La Volpe, consiguió su primer triunfo y lo vivió de manera intensa
Sufrió, gozó y festejó. Ricardo La Volpe logró su primer triunfo como entrenador de Boca, fue por 1-0 frente a Nueva Chicago, y lo vivió a full.
El empate en cero con Godoy Cruz en el debut había dejado sabor a nada. En su segundo partido al mando de Boca el único resultado posible era ganar. Por eso, La Volpe no ocultó su satisfacción. “Yo me jugaba mucho más que los jugadores en este partido. Si no ganaba se me iban a venir todos encima. Pero por suerte conseguimos los tres puntos en una cancha complicada y eso servirá para trabajar con más tranquilidad. Es como que uno se sacó un peso de encima, porque no había podido ganar en el debut”, dijo La Volpe.
El tercer arquero del seleccionado argentino en el Mundial 78 se mostró serio. Poco a poco fue desmenuzando el triunfo de Boca en Mataderos. “Fue un partido sufrido. Nueva Chicago salió a buscar el encuentro y no lo supimos definir. Fue un rival difícil, en una cancha muy complicada. Por algo es la primera vez que Boca viene a jugar acá”, explicó La Volpe, que lució un saco azul, camisa blanca y corbata azul y oro.
Estuvo los noventa minutos de pie, a un lado de la cancha dando indicaciones. Cada vez que alguno de sus jugadores erraba un gol o un pase, se tomaba la cabeza.
“Cuando ganas por un gol de diferencia hay que tener cuidado. No pudimos tener la bocha como quisiera. Con ese resultado tenés que tener la pelota. Y si encima no definís el partido, el rival te lucha todas”, continuó con las razones de la ajustada victoria.
En los pocos días que lleva al frente del equipo intentó imponer su sello. Pero el tiempo aún es insuficiente. “Al equipo le faltan horas de trabajo. Igualmente estoy contento porque están comprendiendo el mensaje. Hace pocos días que estoy acá, nos estamos conociendo y a ellos [por los jugadores] les gusta la manera en la que estamos trabajando. Por eso, rescato la entrega que tienen estos jugadores”, añadió La Volpe.
Fiel a su estilo no dejó nada por analizar. Además del partido habló sobre el futuro xeneize en la Copa Sudamericana. Al respecto, dijo: “No sé si voy a rotar el equipo para la Sudamericana. Eso lo tengo que hablar con los muchachos. Los jugadores son lo importante, los que mandan y luchan. Jugarán los que estén con ganas y aquellos que no sientan el trajín de los partidos”.
Sobre el final de la charla, más relajado, encontró el momento para distenderse. Seguidor de cábalas como pocos había adelantado que cambiaría el color de la corbata –con Godoy Cruz utilizó una roja–, pero igualmente vistió una prenda de ese color contra la envidia. “Lo tengo abajo. No, no son las medias”, ironizó.
La lupa sobre La Volpe
Daniel Arcucci
De nuestra Redacción
Se preocupaba sensatamente Mauricio Macri cuando, hace poco más de un mes, estaba inmerso en la delicada tarea de elegir al sucesor de Basile, ese hombre tan particular que no sólo había ganado todos los títulos disputados hasta allí, sino que, más todavía, le había regalado una invalorable tranquilidad en su vestuario.
Se sonreía socarronamente un colega mexicano amigo cuando, hace sólo un par de semanas, le comentaba que aquí, en la Argentina, se daba por descontado que Ricardo La Volpe no iba a cambiar nada en el exitoso Boca, que no iba a meter mano por lo menos hasta el año próximo.
Se ilusionaba sinceramente Sebastián Saja cuando, hace sólo una semana, Boca resignaba su primer punto en mucho tiempo, al empatar en cero contra Godoy Cruz y abrir así una puerta a la esperanza para los rivales que lo consideraban un equipo invencible.
Diferentes momentos, distintas sensaciones, diversos personajes: un mismo hombre bajo la lupa. Pocas veces en los últimos tiempos la elección de un DT había generado tanta expectativa y pocas veces el protagonista de la historia había respondido con tan altísimo perfil, en dichos y en hechos.
Ha resultado una gigantesca sorpresa este Ricardo La Volpe, quien por hábito y por historia reciente puede hacer caer a uno en el fallido de llamarlo "el entrenador mexicano" de Boca, aunque basta que abra la suya para aceptar que es más argentino que el propio club al que ha llegado, después de treinta años en tierras aztecas.
Eso sí: más allá de la tonada y de los gestos, no se le escuchan las mismas frases ni se le ven las mismas actitudes que estamos acostumbrados a escuchar y observar de parte de hombres que ocupan puestos similares al suyo por estas tierras.
Una semana y un día ha sido tiempo más que suficiente para contrastar aquellas sensaciones de un dirigente, de un periodista y de un futbolista con la realidad.
La preocupación del presidente de Boca debe de estar latente todavía: La Volpe revolea nombres propios de sus jugadores con tanta naturalidad, para marcar cosas buenas y cosas malas de ellos, que hace pensar que sólo una sucesión de victorias mantendrá la paz en ese vestuario.
La sonrisa del periodista mexicano ya debe de ser carcajada: La Volpe cambió el sistema de juego de Boca, tal cual lo había insinuado en la primera práctica, donde parecía darles lecciones de táctica y estrategia a sus hombres.
La ilusión de Saja, como la de los rivales de Boca, ya no debe ser la misma: en la primera fecha en la que River y San Lorenzo debían confirmar su liderazgo, el único que sumó de a tres fue... el Boca de La Volpe.