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Post by aguiluchomayor on Oct 7, 2007 16:47:25 GMT -5
La primera alegría del domingo fue millonaria River tuvo su gran desahogo en el superclásico. Para Passarella fue una "revancha" personal y un crédito para encarar lo que queda del año. Hubo una ovación para Ortega. Buonanotte tuvo su bautismo de fuego. En Núñez, todo fue de color rojo y blanco. River se hace fuerte de local. El equipo millonario superó a Boca por 2 a 0 -la diferencia pudo haber sido mayor- y consiguió oxígeno para seguir adelante en el torneo y en la Sudamericana. River quedó con 19 puntos, a cuatro de Boca, que continúa en la segunda posición. El primer tiempo. Fue todo de River. A partir de una sólida tarea en defensa, el equipo de Passarella fue claro dominador. Con un generoso despliegue de los delanteros para presionar a Banega, de a poco los millonarios fueron ganando los espacios para borrar a un Boca sin reacción, que sólo tuvo dos situaciones -sin mucho peligro- al arco de Carrizo. El primer gol llegó por el sector izquierdo. A espaldas de Ibarra, Belluschi habilitó con un toque corto a Falcao García que de zurda ejecutó en el mano a mano a Caranta. River pudo plasmar en el marcador la supremacía. Boca continuó desorientado. Apenas un disparo de Palermo desde treinta metros y un remate, también desviado, de Cardozo fueron las jugadas más peligrosas del conjunto de Russo. Preso de su propia impotencia, en una jugada que no tenía ninguna relevancia ni peligro, Paletta le cometió una inocente falta a Buonanotte dentro del área. Ortega, entonces, de penal, fue el encargado de ampliar la ventaja tras ejecutar dos veces la pena por un adelantamiento de Caranta en la primera ejecución, que había atajado. Al cierre de la primera etapa, que Banega se haya ido expulsado fue una consecuencia casi lógica del desarrollo del partido. El segundo tiempo. Boca cambió de actitud e intentó plasmar su juego. Lo logró sólo en los primeros minutos y a expensas de quedar descompensado en defensa. River mantuvo su esquema y así controló el resto del partido. El ingreso de Battaglia por Gracián le dio un poco más de orden al conjunto xeneize, que sintió el hombre de menos. River pudo ampliar el resultado pero careció de definición. Falcao tuvo una muy clara, pero no pudo controlar el balón ante la rápida salida de Caranta. En defensa, el conjunto de Passarella mantuvo la solidez y creció en lo individual a partir de la manifiesta supremacía. Sobre el cierre del partido, el "ole" bajó de las tribunas de River. En el campo de juego, Boca se perdía en su nerviosismo y Passarella pedía el último esfuerzo.
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Post by realeagle on Oct 8, 2007 18:27:42 GMT -5
River gano bien y lo hizo merecidamente, Boca simplemente no jugo. Por cierto extraña dicotomia la de ahora, en los clasicos antes Ramon Diaz decia, cuando perdia siempre con Boca y River salia campeon: "ellos ganan partidos y nosotros ganamos el campeonato" Como da vueltas la vida!!!.
A ver si ganan una copa de leche je je.
Tomado de ole.com.ar
Súper ganador
Tras derrotar claramente a Boca en el Monumental, renacieron sus chances de pelear por el título. El equipo de Passarella está a seis de la punta y todavía no se enfrentó con el líder Independiente, que cayó en Rosario. En silencio y a paso firme, avanza Lanús, que venció a Arsenal en Sarandí y es el único escolta. Domingo de súper acción para el deporte argentino. Una jornada que tuvo como protagonista el clásico River- Boca en un horario no habitual (14) por culpa de Los Pumas, que después del triunfo del equipo de Passarella por 2-0, lograron el pase a las semifinales del Mundial de rugby por primera vez en la historia. Siguió con la dura derrota del líder Independiente ante el renovado Newell's, y finalizó con este sorprendente Lanús, que ganó en Sarandi, y sacó patente de candidato.
Luego de tantas malas, los hinchas del Millonario disfrutaron como locos. De la mano de Ariel Ortega, fresco y conductor, River pasó por arriba a su eterno rival. Una victoria que se edificó de atrás hacia adelante. Con una defensa extrañamente firme para lo que nos tenía acostumbrado y que salió con la valla invicta. Un mediocampo made in Passarella: presión, presión, y más presión con Ahumada con abanderado. Arriba, un tridente explosivo que complicó y puso en evidencia a los de Russo.
Falcao, Ortega y Buonanotte mezclaron picardía y talento. El colombiano confirmó que es la carta gol de los de Núñez, y además dejó algo bien en claro: aparece en las difíciles. Va camino a convertirse en ídolo. También fue interesante el trabajo del jujeño porque supo leer el partido. Se acomodó bien en el campo de juego y con sus chispazos manejó los hilos de su equipo. De yapa, anotó el segundo tanto con un penal. Un aprobado para el Enano. Primer clásico y no le pesó la camiseta. Tardó en engancharse, pero cuando lo hizo demostró que tiene pasta.
¿Boca? Flojito. Apático. Fue superado en todo momento y jamás pudo rebelarse. Ausente sin aviso Gracián, el conjunto dirigido por Russo nunca le encontró la vuelta al partido. Una actuación deslucida, para olvidar rápidamente. Pero también un llamado de atención de cara al futuro. Independiente también perdió, y la distancia con el puntero se mantiene. En las próximas seis fechas se verá si lo de esta tarde en el Monumental fue un paso en falso o no.
El Rojo no supo aprovechar la derrota del Xeneize. Tenía todo para escaparse, pero tropezó en Rosario frente a un Newell's que de la mano de Caruso Lombardi logró se segundo triunfo al hilo. Independiente estuvo con un jugador más durante más de cuarenta minutos y no le encontró la vuelta a La Lepra, que se respaldó en Villar y Schiavi para sumar de a tres y salir de la zona de descenso directo. La punta todavía es patrimonio de los de Avellaneda, que ya suman cuatro caídas en el Apertura, y dejaron pasar una chance inmejorable.
Volvió a decepcionar Racing, que por momentos se parece a Deportivo Sava. A veces da la sensación que todo lo que pueda hacer la Academia depende del efectivo delantero, quien convirtió por partida doble ante Central y llegó a los 100 gritos en el fútbol argentino. "Fue nuestro peor partido", dijo Costas al término del encuentro. Innegable. El Canalla lo pudo golear, le perdonó la vida y casi se va con las manos vacías. Emotivo empate en Avellaneda. También hicieron tablas Vélez y Tigre, en Liniers. El local hizo méritos para quedarse con la victoria. La ineficacia de Balvorín y Silva se lo negó. La Volpe no tiene la culpa si sus jugadores la tiran afuera desde la puerta del área chica.
En silencio avanza Banfield, que vapuleó al irregular Colón con una tripleta de Barrales. El Taladro está cuatro de la punta y sueña. Eso sí, deberá mejorar su producción cada vez que salga de Peña y Arenales. Se bajó San Lorenzo, el último campeón. La metió rápido ante Gimnasia (LP) pero luego se durmió. En un mediocre partido, Piatti la colocó en un rincón y los de Ramón se despidieron del bi.
En los famosos partidos de "seis puntos", Gimnasia (J) y Olimpo salieron bien parados. Los jujeños vencieron al trote a un Huracán desorientado, que está al borde de la Promoción. También salieron airosos los bahienses, que consiguieron una agónica victoria ante San Martín de San Juan. Igual, hasta el momento, los dos están últimos en la tabla del descenso.
Este loco campeonato, no deja de sorprender. Por lo irregular, por las sorpresas, por la paridad. Porque, está demostrado, cualquiera le gana a cualquiera. Resta disputarse el último tercio del campeonato y hay siete equipos están en el lote de arriba separados, apenas, por seis unidades. Un ejemplo: River, que tras la derrota ante Argentinos parecía haber quedado afuera de la pelea por el título, recuperó sus chances. Mientras tanto, habrá descanso en el fútbol doméstico, donde la pelota volverá a rodar el viernes 19. Ahora será el turno de la Selección de Basile, que tendrá sus primeros compromisos ante Chile y Venezuela por las Eliminatorias. Después a barajar y dar de nuevo y, sobre todo, a no equivocarse. Porque, está visto, el que menos se equivoque dará la vuelta.
River: una cuestión de actitud Fútbol, dinámica de lo impensado: cuando muchos lo dudaban y se preveía una nueva hoguera, River dio otra proba muestra de actitud. La liturgia y tradición del clásico así lo exige. Es evidente que estos jugadores no son los Caballeros de la Angustia de otrora y hasta ayer a la mañana eran la angustia y la necesidad las que los jaqueaban. Ganaron el partido que tenían que ganar, ahí donde mancaron grandes escuadras riverplatenses, y le hicieron precio de primo a Boca. Si hubiera un imaginario medallero millonario sería más o menos así: "Premio Labruna": Falcao, hace los goles que el hincha sueña y necesita. "Premio Alonso": Ortega, símbolo, fútbol y amor por la banda roja. "Premio Pato Fillol": Carrizo, seguridad de manos y presencia. "Premio Mostaza/Tolo": Ahumada, quien se deglutió el verde césped. El equipo en general jugó como tal y agregó unos guiones a la novela de la estadía de Passarella, que igual lo disfrutó como un hincha más.
La antítesis en cuanto a la actitud fue Boca, que se creyó eso de administrar los partidos hasta ingresar en una peligrosa parsimonia: difícil es desarrollar la velocidad 100 necesaria para un clásico, y eso no implica sólo correr sino poner en órbita todos los sentidos y un plus de algo más (no generó chances de gol), cuando se viene jugando a 20 y al tranquito. Su futuro inmediato lo obliga.
Torneo: El Rojo insiste en darles chances a todos (no se puede vivir de Denis todo el campeonato) y varios de la clase media futbolera ya miran con cariño la punta y sueñan: Lanús, candidato por fútbol, y Tigre, silbando bajito; ricos en actitud y hambre.
El baile del Burrito Ortega le puso música a un superclásico inolvidable. Como si el tiempo y la vida no hubieran pasado... Fue el cerebro de River, hizo un gol y regaló un caño divino a Paletta. ADRIAN PIEDRABUENA apiedrabuena@ole.com.ar
Gracias por el fútbol, que todo lo puede. Por la pelota, que es única. Por la magia, que es lo que enamora. Por la pasión, que es infinita. Por el corazón, que no deja de latir. Por el superclásico, que es imprescindible. Por el deporte más democrático del mundo... Gracias por Ariel Ortega, el Burrito, que todo lo puede, que es único, que enamora, que es infinito, que no deja de latir, que es imprescindible...
Sólo el juego más maravilloso puede permitir que un hombre, de carne y hueso, llegue al cielo sin dejar la tierra. Conmueve el Burrito, su baile, su historia, su andar chaplinesco, sus amagos, su sabiduría, sus caños. Hace rato que dejó de ser un pibe, no hace tanto que su juego primero pasa por la cabeza y después por los botines. Hay que verlo... Sus compañeros meten como leones (o como Pumas, ahora que están de moda) y él piensa por ellos. Se sube a la pelota, con una excelente administración de energía aparece delante y detrás de Banega. Se la roba, se la lleva, lo hace amonestar, saca lo peor del chico que quiere ser Gago. El jujeño conduce en movimiento, intercambia posiciones con Buonanotte (un Ortega en potencia), frena, arranca, distribuye, ordena, surfea entre las camisetas que más lo motivan.
Grita, con Falcao, con Belluschi, con Augusto Fernández, los socios del primer gol. Quiere más. Y como desde el primer segundo, sigue picante, como antes. Abre los ojos y lo habilita a Buonanotte. El también espera mucho del nuevo pibe maravilla. El sabe lo que significa caminar con esa sombra que lo amará o lo condenará. Pero es tiempo de ilusión. Y entonces lo busca, se la da, profunda, entre Ibarra y Paletta. El chiquitín vuela con la pelota y vuela por el aire, por la imprudencia del central de Boca. Penal. Devolución de gentilezas. Carrera, amago, adelantamiento, atajada, otra vez, carrera, derecho viejo, al mismo palo, Caranta para el otro, adeeeeeentro, gol, otra carrera más larga, festejo detrás de los carteles, en la pista, en el alma de toda una tribuna que se viene abajo... "Orteeegaaaa".
River fue el mismo. Antes, durante y después de los goles. El baile fue mental. Y por el césped. Buonanotte le mete un caño inolvidable a Neri Cardozo, émulo del de Riquelme a Yepes o el de un tal Saviola a Bermúdez. Hay tiqui-tiqui, control, recorrido, mucho ole. Y en todos, el centro, el símbolo, es Ortega, que enrosca a Paletta con otro túnel. En los peores momentos, en los que el hall era una amarga tentación, él era un sentimiento inexplicable, una bandera, el único ovacionado entre tanto odio. Passarella se abrazó a esa bandera y con ella (con él) llegará al final.
El fútbol, como nada ni nadie, une, iguala, no discrimina. Los que juegan y los que alientan parten desde el mismo lugar: el sentimiento. Ortega, mientras recupera al hombre, hace bien. Y cura. Se debía un superclásico así, tremendo. El fútbol todo lo puede.
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Post by penguintejada on Oct 8, 2007 23:08:03 GMT -5
Vapues, vapues...... nos dieron verga pero no es para tanto....
ya veremos al final; por lo menos hemos ganado algo de ultimito, vaaaa; aunque nos pijeye el Milan en el mundial pero vamos a ir vaaaa.
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Post by ironeagle on Oct 9, 2007 11:57:06 GMT -5
ja jorgito y como no se iba alegrar si es la unica alegria q van a tener en el año...por cierto y pajarella se queda 2 años mas igual ya le gana a boca asi q salir campeon no importa
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Post by aguiluchomayor on Oct 10, 2007 18:54:14 GMT -5
Si si si... calentitos quedaron! Asiiiiiiiiiii les quedo el chiquito! Que soberbio golazo de Falcao. Colombianooooooooooooo!
El mas grande sigue siendo River Plaaaaaate! El mas grande de lejos!
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