Post by realeagle on Oct 31, 2008 13:56:18 GMT -5
Diego, te están usando de pararrayos
Por Juan Pablo Varsky Para LA NACION
Estoy feliz por vos, Diego. Has soñado con este momento desde que dejaste de jugar profesionalmente. Nadie ama el fútbol como vos. Podés pasarte todo un día hablando de jugadores y de táctica. Me tocó acompañarte como comentarista en el Mundial ?98 y en la final de la Libertadores 2000. Aprendí mucho. No sólo explicabas con precisión lo que estaba ocurriendo, sino que también te anticipabas al partido. Si el formulario de seleccionador sólo se llenara con conocimiento del juego y pasión por la camiseta argentina, serías la única opción al cargo. Pero sabés que hacen falta otros atributos. Manejo de grupo, por ejemplo. No es lo mismo hablarles a las Leonas minutos antes de un partido que decirle a tu yerno Agüero que no jugará. Las arengas en Pekín eran puro beneficio para vos y para los deportistas. Las dabas como Maradona. ¿A quién no le tiemblan las piernas cuando está por representar a la Argentina y le habla "el Diego"?
Pero ahora vas a ser el DT de la selección. Habrá adversidades. Aunque los jugadores te escuchen con respeto y fascinación, deberás tomar decisiones costosas. Saliste del bronce y te metiste en el barro. Más allá de tu ego, que siempre te estimula, hay una cuota muy grande de coraje en esta aventura. Pero el mito no dirige al equipo. Muchos repiten la palabra mística como si fuera la panacea. Creen que alcanza con que en el predio de Ezeiza los futbolistas se junten con los campeones del ?86 y vean "Héroes". Hace falta una idea, un proyecto de juego, funcionamiento colectivo.
Vos sabés que no hay mística sin un pase al compañero. Ojalá, en tu selección Messi pueda jugar como en Barcelona. Allá hay un equipo que lo potencia, mientras acá esperamos que nos salve. Me molesta que pongan los ejemplos de Mandiyú y Racing para descalificarte. Hace 13 años aún te sentías jugador. Era imposible que te fuera bien. Me da bronca que ahora te tiren tu pasado de adicción a las drogas. ¿No hay derecho de que un recuperado tenga su oportunidad? Me encantaría que hicieras callar a esos hipócritas que nunca se equivocaron en sus vidas.
Estate atento, Diego. ¿Pensaste cómo te llegó esta oportunidad? Julio Grondona volvió a manejar la AFA como si fuera su propio juguete. O un bien de familia. Porque la idea nació de Julio Grondona (h.), presidente de Arsenal, y de Humberto Grondona (h.), DT de Talleres. Llamaron a Bilardo, recompusieron la relación y lo sumaron al grupo como manager-asesor. La familia cocinó todo en dos días. Los integrantes de la comisión de selecciones quedaron pintados al óleo. Creo que te están usando de pararrayos. "Le damos la selección así no molesta más. Si le va bien, salimos en la foto. Y si le va mal, se estrella solo". Vos sabés, y te gusta, que absorbés todas las presiones y servís de distracción porque nadie habla de otra cosa. Y mirá que hay cosas mucho más importantes para el país que tu designación... Pero hoy estoy feliz por vos, Diego. Ojalá te vaya muy bien?
Lo lamento mucho, Carlos Bianchi
Por Claudio Cerviño
Lo lamento mucho, Carlos Bianchi. De verdad. Nunca me cayó simpático, pero en definitiva es usted entrenador de fútbol, no Enrique Pinti, y tampoco mi opinión ni parecer son verdades universales. Son solamente eso: opiniones y pareceres personales. Creo, como muchísimos argentinos, que usted era el indicado para ocupar hoy el cargo de director técnico del seleccionado de fútbol. No quiero imaginarme cómo podrá sentirse porque, como tantos aspectos de la vida, uno puede imaginarse cosas, pero la realidad solamente la conoce el protagonista. Las sensaciones no se explican, se viven.
Si algo de positivo hay que rescatar en esta historia es que su nombre sigue limpio. Podrán gustar o no sus métodos, sus formas, su estilo; podrá gustar o no el fútbol que despliegan sus equipos. Son gustos apenas y sobre ellos puede abrirse un interminable debate. Su nombre está limpio, le decía. Para disfrutar de sus nietos y volver a cumplir con su función cuando quiera. Seguramente Boca y muchos otros clubes le tendrán las puertas bien abiertas. El nombre Bianchi no fue capaz de producir extraños milagros en una semana en la que el saqueo de las AFJP dominaba la escena, y debe seguir dominándola, porque hay cosas muchísimo más importantes que una pelota de fútbol, aunque la pelota sea como la playstation para los chicos de hoy: los distrae.
El nombre Bianchi no produjo el milagro de que Don Julio tomara la decisión que nunca quiso tomar y que difícilmente hubiese tomado por razones que saltan a la vista: esto es designar a Maradona DT de la selección, para beneplácito de su corte de obsecuentes. El nombre Bianchi tampoco produjo el milagro de que un colega suyo, también médico de profesión, borrara repentinamente con el codo todas las acérrimas críticas que dirigió hacia el propio Don Julio, a quien quería discutirle el sillón de la AFA. Ello, para subirse a un barco que uno no sabe si se tratará de un hermoso crucero que dará la vuelta al mundo o si se estrellará contra un iceberg. ¿Son muchos milagros juntos, no? Aunque usted, yo, y muchos millones más vivimos en un país muy singular, donde se suelen dar esta clase de fenómenos extraños. Casuales o causales. He ahí la cuestión.
Como argentino, y usted también con certeza, le deseamos lo mejor a la selección, esté quien esté al frente. Lo que no quiere decir que se compartan los procedimientos, los muñecazos oportunistas ni las decisiones encubiertas. Su nombre sigue limpio, Carlos Bianchi. Y eso es muy bueno. Lo mismo que el infinito apoyo que recibió en cada sondeo de opinión. Un tesoro para guardar por siempre. La gente no se equivoca tanto. Los políticos y los dirigentes, a menudo. Otra acepción del famoso milagro argentino.
Por Juan Pablo Varsky Para LA NACION
Estoy feliz por vos, Diego. Has soñado con este momento desde que dejaste de jugar profesionalmente. Nadie ama el fútbol como vos. Podés pasarte todo un día hablando de jugadores y de táctica. Me tocó acompañarte como comentarista en el Mundial ?98 y en la final de la Libertadores 2000. Aprendí mucho. No sólo explicabas con precisión lo que estaba ocurriendo, sino que también te anticipabas al partido. Si el formulario de seleccionador sólo se llenara con conocimiento del juego y pasión por la camiseta argentina, serías la única opción al cargo. Pero sabés que hacen falta otros atributos. Manejo de grupo, por ejemplo. No es lo mismo hablarles a las Leonas minutos antes de un partido que decirle a tu yerno Agüero que no jugará. Las arengas en Pekín eran puro beneficio para vos y para los deportistas. Las dabas como Maradona. ¿A quién no le tiemblan las piernas cuando está por representar a la Argentina y le habla "el Diego"?
Pero ahora vas a ser el DT de la selección. Habrá adversidades. Aunque los jugadores te escuchen con respeto y fascinación, deberás tomar decisiones costosas. Saliste del bronce y te metiste en el barro. Más allá de tu ego, que siempre te estimula, hay una cuota muy grande de coraje en esta aventura. Pero el mito no dirige al equipo. Muchos repiten la palabra mística como si fuera la panacea. Creen que alcanza con que en el predio de Ezeiza los futbolistas se junten con los campeones del ?86 y vean "Héroes". Hace falta una idea, un proyecto de juego, funcionamiento colectivo.
Vos sabés que no hay mística sin un pase al compañero. Ojalá, en tu selección Messi pueda jugar como en Barcelona. Allá hay un equipo que lo potencia, mientras acá esperamos que nos salve. Me molesta que pongan los ejemplos de Mandiyú y Racing para descalificarte. Hace 13 años aún te sentías jugador. Era imposible que te fuera bien. Me da bronca que ahora te tiren tu pasado de adicción a las drogas. ¿No hay derecho de que un recuperado tenga su oportunidad? Me encantaría que hicieras callar a esos hipócritas que nunca se equivocaron en sus vidas.
Estate atento, Diego. ¿Pensaste cómo te llegó esta oportunidad? Julio Grondona volvió a manejar la AFA como si fuera su propio juguete. O un bien de familia. Porque la idea nació de Julio Grondona (h.), presidente de Arsenal, y de Humberto Grondona (h.), DT de Talleres. Llamaron a Bilardo, recompusieron la relación y lo sumaron al grupo como manager-asesor. La familia cocinó todo en dos días. Los integrantes de la comisión de selecciones quedaron pintados al óleo. Creo que te están usando de pararrayos. "Le damos la selección así no molesta más. Si le va bien, salimos en la foto. Y si le va mal, se estrella solo". Vos sabés, y te gusta, que absorbés todas las presiones y servís de distracción porque nadie habla de otra cosa. Y mirá que hay cosas mucho más importantes para el país que tu designación... Pero hoy estoy feliz por vos, Diego. Ojalá te vaya muy bien?
Lo lamento mucho, Carlos Bianchi
Por Claudio Cerviño
Lo lamento mucho, Carlos Bianchi. De verdad. Nunca me cayó simpático, pero en definitiva es usted entrenador de fútbol, no Enrique Pinti, y tampoco mi opinión ni parecer son verdades universales. Son solamente eso: opiniones y pareceres personales. Creo, como muchísimos argentinos, que usted era el indicado para ocupar hoy el cargo de director técnico del seleccionado de fútbol. No quiero imaginarme cómo podrá sentirse porque, como tantos aspectos de la vida, uno puede imaginarse cosas, pero la realidad solamente la conoce el protagonista. Las sensaciones no se explican, se viven.
Si algo de positivo hay que rescatar en esta historia es que su nombre sigue limpio. Podrán gustar o no sus métodos, sus formas, su estilo; podrá gustar o no el fútbol que despliegan sus equipos. Son gustos apenas y sobre ellos puede abrirse un interminable debate. Su nombre está limpio, le decía. Para disfrutar de sus nietos y volver a cumplir con su función cuando quiera. Seguramente Boca y muchos otros clubes le tendrán las puertas bien abiertas. El nombre Bianchi no fue capaz de producir extraños milagros en una semana en la que el saqueo de las AFJP dominaba la escena, y debe seguir dominándola, porque hay cosas muchísimo más importantes que una pelota de fútbol, aunque la pelota sea como la playstation para los chicos de hoy: los distrae.
El nombre Bianchi no produjo el milagro de que Don Julio tomara la decisión que nunca quiso tomar y que difícilmente hubiese tomado por razones que saltan a la vista: esto es designar a Maradona DT de la selección, para beneplácito de su corte de obsecuentes. El nombre Bianchi tampoco produjo el milagro de que un colega suyo, también médico de profesión, borrara repentinamente con el codo todas las acérrimas críticas que dirigió hacia el propio Don Julio, a quien quería discutirle el sillón de la AFA. Ello, para subirse a un barco que uno no sabe si se tratará de un hermoso crucero que dará la vuelta al mundo o si se estrellará contra un iceberg. ¿Son muchos milagros juntos, no? Aunque usted, yo, y muchos millones más vivimos en un país muy singular, donde se suelen dar esta clase de fenómenos extraños. Casuales o causales. He ahí la cuestión.
Como argentino, y usted también con certeza, le deseamos lo mejor a la selección, esté quien esté al frente. Lo que no quiere decir que se compartan los procedimientos, los muñecazos oportunistas ni las decisiones encubiertas. Su nombre sigue limpio, Carlos Bianchi. Y eso es muy bueno. Lo mismo que el infinito apoyo que recibió en cada sondeo de opinión. Un tesoro para guardar por siempre. La gente no se equivoca tanto. Los políticos y los dirigentes, a menudo. Otra acepción del famoso milagro argentino.