Post by realeagle on Dec 15, 2008 13:44:37 GMT -5
Tres para soñar
San Lorenzo, Boca y Tigre jugarán un triangular para definir al campeón. Los de Russo, que vienen con el ánimo por las nubes, abren el mini torneo contra los de Victoria. El equipo de Ischia, descansado y conociendo el resultado, va el sábado ante el Ciclón y cierra el miércoles contra el Matador. Finalmente, el Apertura se definirá en un triangular. San Lorenzo, Boca y Tigre igualaron en el primer puesto y ahora deberán cruzarse entre sí en estadios neutrales. El equipo de Russo, que abrirá el mini torneo contra los de Victoria, obtuvo una esforzada victoria ante Argentinos en La Paternal después de una semana cargada de rumores y suspicacias. Los de Ischia consiguieron una clasificación dramática contra Colón en La Bombonera, mientras que el Matador le ganó con lo justo a Banfield como local.
¿Cuáles son los argumentos de los punteros para quedarse con el premio mayor? San Lorenzo arrastra un envión anímico importante. Ganó los tres últimos partidos a pura contundencia y cuenta con un plantel rico. Llega en alza. Boca es un equipo fuerte y temible cuando Riquelme está enchufado. De la mitad de cancha hacia delante tiene variantes. Román es carta de gol en todas las pelotas paradas y, ahora, se enchufó Figueroa. Tigre, por su parte, tiene en Morel al jugador más desequilibrante del torneo. El enganche hizo 13 de los 31 goles de su equipo. Y cuando las papas queman, aparece Daniel Islas. Como era de esperar, River finalizó en la última posición en la que fue su peor campaña de la historia. No fue el único equipo grande que dio pena. Independiente terminó antepenúltimo y Huracán un pasito adelante. En zona de descenso directo quedaron San Martín y Gimnasia de Jujuy, mientras que Central y Gimnasia de La Plata están en Promoción.
La figura: Daniel Islas, de Tigre. El equipo de Cagna le debe mucho a su arquero, que apareció sobre el final ante Banfield con dos atajadas tremendas. Primero le ahogó el grito de gol a García en un mano a mano. Luego, a tres minutos del final, tuvo que volar como Superman para evitar el empate de Sebastián Fernández. Además, de un pelotazo suyo nació el gol de Morel, el de la victoria. El golazo: Juan Román Riquelme la empezó y la terminó cuatro minutos después del primero de Boca. El capitán se la dio a Battaglia y éste habilitó a Dátolo, sobre la izquierda. El ex Banfield la tiro atrás y Román definió por encima del arquero Pozo. La pelota entró picando al arco. El error: lo cometió el juez de línea Ernesto Soto Pérez en el empate entre Estudiantes y River en La Plata. El partido estaba 1-1 y Cabral la metió de palomita para los visitantes. Pero el asistente levantó la bandera y el gol fue anulado por un offside inexistente.
Lo mejor: la definición que se viene. Después de 40 años, el torneo campeonato argentino tendrá un triangular para decidir quién es el mejor. El miércoles, a las 18.30, Tigre-San Lorenzo (en Vélez). El sábado, a la misma hora, en cancha de Racing, Boca-San Lorenzo. Cierran el mini torneo Boca y Tigre en Racing a las 21.30 (horario a confirmar). Lo peor: dos grandes en decadencia. River finalizó último en lo que fue la peor campaña de su historia. Independiente ganó apenas 4 partidos en el Apertura y ayer, a sus jugadores los despidieron con insultos y huevazos. La polémica: Riquelme habilitó a Dátolo, quien definió ante la salida de Pozo. Era el 4-2 ante Colón. Pero el asistente Walter Velaz levantó la bandera y se anuló la acción. Dio la sensación que el ex Banfield estaba en posición correcta.
Lo curioso: pasaron 438 días y Huracán se dio el gusto. Volvió a jugar como local en el Ducó y, como por arte de magia, se reencontró con su mejor fútbol. El equipo de Cappa hizo el mejor partido del Apertura y aplastó a Vélez por 3-0. Motivación y contagio. El árbitro: Sergio Pezzotta estuvo correcto en Lanús 1 – San Martín 0. Le anuló bien un gol al equipo tucumano y acertó en las jugadas difíciles. Casi no necesitó mostrar las tarjetas para imponer su autoridad: el único amonestado fue Serrano, a tres minutos del final. La frase: "Las finales van a ser espectaculares", avisó Gonzalo Bergessio, el de los goles importantes para San Lorenzo.
Salió el Quini 3
Nadie quería jugar el miércoles y el sorteo favoreció al equipo de Ischia que arranca con ventaja, debuta el sábado contra San Lorenzo, descansado y conociendo el resultado de sus rivales. Los tres ganaron en un domingo que siguió a puro bolillero, más esperado que el Gordo de Navidad. Ahora, sí, el campeón sale o sale. EL TRIANGULAR. Matador-Cuervo, el miércoles 18.30 en Vélez. Cuervo-Xeneize, el sábado también 18.30 en Racing. Xeneize-Matador, el martes 21.30 (a confirmar) en el Cilindro. El domingo se hizo largo. Las pulsaciones estuvieron a mil desde las cinco de la tarde hasta cerca de la medianoche. Hubo goles, festejos, salvadas, sufrimiento en las canchas. Y después del fútbol en este torneo histórico, la finalísima se siguió jugando entre cuatro paredes.
¿Qué había en juego? ¿Hubo algún ganador? Esa sonrisa de Riquelme cerca de las nueve y cuarto de la noche (en el salón Terrazas del Virrey, tomando un cafecito con su amigo Lucho Figueroa), al enterarse del programa de fechas de los partidos de este triángulo nada amoroso, demostraba que sí, que un equipo había sacado ventaja. Esa ventaja que no es sinónimo de gol, de victoria, pero que sí es suerte. ¿Suerte de qué? La nochecita arrancó en AFA con un tema central entre los dirigentes de Boca, San Lorenzo y Tigre: ninguno quería 'debutar' el miércoles sino tomarse un descansito y tener más tiempo de prepararse física y mentalmente en un terrible sprint final de año, tan emocionante como estresante. Por eso, como no hubo acuerdo para armar el minifixture, fueron finalmente a las bolillas en el tercer piso de AFA. Y ahí el destino les dio una manito a Román, Ischia y compañía. Por eso el ánimo se revitalizó por la noche en la concentración del hotel Intercontinental. Es ventaja Boca porque más allá de que ganará en descanso, más allá de que es un equipo que juega siempre a atacar, podrá especular más que nunca con los resultados. Por algo al toque de terminado el 3-2 con Colón se lo escuchaba al Negro Ibarra diciéndole a un íntimo: "Ahora esperemos no jugar el miércoles y después vas a ver que somos campeones".
Haciendo futurología se puede decir que Boca, por caso, puede buscar un empate contra San Lorenzo si es que el Ciclón le gana por una diferencia de uno o dos goles a Tigre: de esa forma llegaría al tercer partido con la chance de enfrentar a un rival eliminado y se consagraría venciéndolo por la misma diferencia que el equipo de Russo (ver páginas 12-13). Lo concreto es que, sin dudas, por cerrar el triangular el martes 23 (como Tigre), podrá saber qué necesita para dar la vuelta. Claro, si es que llega con chances. El que le dio una mano a Boca fue Vélez, a través de su vice 2° Julio Baldomar, quien fue el hombre neutral encargado de sacar cada bolilla. Primero se le asignó un número a cada equipo y después llegó la hora de los mano a mano. "Cuando salió que arrancaban Tigre y San Lorenzo, obvio que no estaban nada satisfechos", le contaba anoche a Olé uno de los que estuvieron en AFA, en la oficina de Eduardo Deluca. No fue público el sorteo, según dicen, porque no querían perder tiempo y debían seguir organizando cuestiones de seguridad y definiendo números con la TV, que aún no se cerraron. Con el tema de las canchas no hubo problemas. Se empieza en Liniers pese a que Vélez en principio no quería, y Boca juega donde deseaba, en Racing (ahí ganó el Nacional 76). El comienzo será puramente Matador y Boca lo mirará por TV. Y, obvio, largará con ventaja...
Campeones.
Russo, Ischia y Cagna, más allá de quién se quede con el título, terminaron primeros al final del torneo y tienen su mérito. Acá, las historias de los tres técnicos del Apertura.
Russo: "Vuelvo a pelear un campeonato" Lo pudo haber tirado por la borda. Paradójicamente, cuando empezó a llover empezó, también, el resurgimiento de su equipo. Miguel Angel Russo había moldeado un 11 compacto, ideal, un 11 que arrasaba izando la bandera del buen fútbol. Había guardado el barullo del vestuario ramoneano debajo de la alfombra y lo había mantenido bajo llave incluso en tiempos tan propios como turbulentos. Tenía a Boca groggy, tambaleando a ocho puntos de distancia, y a Tigre tan expectante como frustrado ante el inmaculado andar de su San Lorenzo, a cinco porotos. Pero llegó el bache y llovieron las dudas, y se acabó la brecha que anunciaba campeón anticipado y por varios cuerpos. Pero en la Bombonera llovió lindo, y Huracán debió dejar de lado su buena tarde de sábado para sufrir un miércoles de miércoles que Boedo aprovechó para remasterizarse. Y golear 4-1 para volver a gozar un score calcado a la semana siguiente. Y ganar ayer el partido bisagra para la opinión pública sanlorencista. Y haciéndolo con el mismo espíritu de las primeras diez rabiosas fechas. Ahora, una digna derrota no provocará reproches por parte de la gente. Porque el hincha valorará lo que es de valorar en el técnico que volvió a poner un equipo de su tutela bajo luces de neón en su primer certamen disputado. Como ya hizo en otros pagos, como Vélez y Boca. Un especialista, parece, en catapultar al éxito sus bautismos. Algo que el propio entrenador se encargó de resaltar. "Estoy muy contento. Esto es bueno para San Lorenzo y es bueno, a la vez, para mí, que vuelvo a estar con un equipo peleando el título". Sí, en parte ya es campeón. ANDRES GOMEZ FRANCO afranco@ole.com.ar
Ischia: "Ahora habrá que ser mejor que ellos" Hay besos que son por amor. Hay otros que nacen sólo de ese instinto animal que a veces suele manifestar el hombre. Este beso, el que se consumó ayer a la tarde en la mítica Bombonera, trajo desde la boca de Riquelme la explicación oficial: quiero que te renueven el contrato. El saludo de Román tras el segundo gol de Boca fue un simple botón de muestra. Ese beso que recibió Ischia duró un segundo y dijo mucho. Todo. "Siempre es lindo un gesto así", fue la humilde reflexión del DT, quien llega a esta definición sabiendo que se juega su cabeza, pelada desde hace mucho tiempo pero con posibilidades de terminar repleta de pelos ganadores en la Nochebuena. Es campeón, Carlos Ischia, porque logró unanimidad en el plantel y el grupo quiere que siga. Tiene el apoyo de los referentes (Riquelme, Palermo e Ibarra lo bancaron públicamente) y de los pibes, chochos con la enorme chance que les dio de mostrarse y convertirse en piezas importantes del equipo. Y más allá de que haya un descontento lógico de aquellos futbolistas que casi no tuvieron participación durante el año, se resalta el respeto que el DT se ganó puertas adentro del vestuario.
Es campeón, Carlos Ischia, porque consiguió arribar a este triangular final tras superar problemas varios y de diversas características. Desde la muerte de Pompilio, pasando por las graves lesiones de Palermo y Paletta y la poca participación de Palacio, hasta las peleas internas y el Carantagate. Es campeón, Carlos Ischia, porque afrontó el campeonato con más adversidades para Boca en los últimos años y salió ileso, jugándose las últimas fichas en la instancia decisiva. Cuando la casa se le derrumbaba y afloraban las declaraciones cruzadas y los líos de vestuario, la victoria superclásica (la segunda oficial del año) le dio el espaldarazo necesario para arrancar la exitosa remontada que le permitió llegar a este desenlace. Es campeón, Carlos Ischia, porque ayer su equipo ganó el partido en el que no se podía fallar. "Estoy muy contento porque el equipo volvió a crear muchas situaciones de gol. Jugamos un muy buen partido", resumió su pensamiento acerca del rendimiento de sus muchachos frente a Colón. ¿Será campeón nomás Carlos Ischia? ARIEL KERTZMAN akertzman@ole.com.ar
Cagna: "Somos Cenicienta y vamos a luchar" Qué les dijo? -¿Quién? -¿Qué les dijo Cagna en la charla técnica? -Que disfrutemos de este momento, que es único. Nos dio calma. El cruce entre uno de los suplentes de Tigre y Olé se dio pocos segundos antes de que empezara el partido, apenas a un par de metros del banco de suplentes. Esa sencillez coincidió con la paz que transmitía el entrenador a pesar de que en ese instante todo a su alrededor era un volcán en ebullición. Al Flaco sólo lo incomodaba un palito de chupetín que estaba tirado sobre el césped de su área técnica. Lo pateó lejos. Al rato encontró otro, y lo volvió a revolear. Cero drama. Cero locura. Cero euforia. Apenas la medallita en la boca y la mesura, incluso, que le permitió darle una mano a uno de los utileros para repartir las botellitas de agua entre sus jugadores. Claro, como el utilero también debía ser el camillero del partido, Cagna le alivió un poco el trabajo y como gauchadita le juntó todos los pomitos de refresco que estaba tirados por ahí. Con esa frialdad, el técnico llevó a Tigre a lo más alto. En el banco del Matador, las decisiones se debaten. Al menos, entre Cagna y su ayudante Juan Fontana, con quien consultó al oído todo lo que iba a hacer en la cancha. El DT sólo preguntó una vez por cómo iba Boca. Apenas eso. Gritó lo justo, sin histeria. No le impuso nada a sus jugadores, los convenció. Y tras la victoria, juntó a sus muchachos en el vestuario, compartió con ellos el final del partido de Boca y luego les dio un beso, uno por uno, y les dijo "gracias". Sabe que, como decía su remera, "que salen a ganar/ que quieren salir campeón...".JORGE LOPEZjorgelopez@ole.com.ar
San Lorenzo, Boca y Tigre jugarán un triangular para definir al campeón. Los de Russo, que vienen con el ánimo por las nubes, abren el mini torneo contra los de Victoria. El equipo de Ischia, descansado y conociendo el resultado, va el sábado ante el Ciclón y cierra el miércoles contra el Matador. Finalmente, el Apertura se definirá en un triangular. San Lorenzo, Boca y Tigre igualaron en el primer puesto y ahora deberán cruzarse entre sí en estadios neutrales. El equipo de Russo, que abrirá el mini torneo contra los de Victoria, obtuvo una esforzada victoria ante Argentinos en La Paternal después de una semana cargada de rumores y suspicacias. Los de Ischia consiguieron una clasificación dramática contra Colón en La Bombonera, mientras que el Matador le ganó con lo justo a Banfield como local.
¿Cuáles son los argumentos de los punteros para quedarse con el premio mayor? San Lorenzo arrastra un envión anímico importante. Ganó los tres últimos partidos a pura contundencia y cuenta con un plantel rico. Llega en alza. Boca es un equipo fuerte y temible cuando Riquelme está enchufado. De la mitad de cancha hacia delante tiene variantes. Román es carta de gol en todas las pelotas paradas y, ahora, se enchufó Figueroa. Tigre, por su parte, tiene en Morel al jugador más desequilibrante del torneo. El enganche hizo 13 de los 31 goles de su equipo. Y cuando las papas queman, aparece Daniel Islas. Como era de esperar, River finalizó en la última posición en la que fue su peor campaña de la historia. No fue el único equipo grande que dio pena. Independiente terminó antepenúltimo y Huracán un pasito adelante. En zona de descenso directo quedaron San Martín y Gimnasia de Jujuy, mientras que Central y Gimnasia de La Plata están en Promoción.
La figura: Daniel Islas, de Tigre. El equipo de Cagna le debe mucho a su arquero, que apareció sobre el final ante Banfield con dos atajadas tremendas. Primero le ahogó el grito de gol a García en un mano a mano. Luego, a tres minutos del final, tuvo que volar como Superman para evitar el empate de Sebastián Fernández. Además, de un pelotazo suyo nació el gol de Morel, el de la victoria. El golazo: Juan Román Riquelme la empezó y la terminó cuatro minutos después del primero de Boca. El capitán se la dio a Battaglia y éste habilitó a Dátolo, sobre la izquierda. El ex Banfield la tiro atrás y Román definió por encima del arquero Pozo. La pelota entró picando al arco. El error: lo cometió el juez de línea Ernesto Soto Pérez en el empate entre Estudiantes y River en La Plata. El partido estaba 1-1 y Cabral la metió de palomita para los visitantes. Pero el asistente levantó la bandera y el gol fue anulado por un offside inexistente.
Lo mejor: la definición que se viene. Después de 40 años, el torneo campeonato argentino tendrá un triangular para decidir quién es el mejor. El miércoles, a las 18.30, Tigre-San Lorenzo (en Vélez). El sábado, a la misma hora, en cancha de Racing, Boca-San Lorenzo. Cierran el mini torneo Boca y Tigre en Racing a las 21.30 (horario a confirmar). Lo peor: dos grandes en decadencia. River finalizó último en lo que fue la peor campaña de su historia. Independiente ganó apenas 4 partidos en el Apertura y ayer, a sus jugadores los despidieron con insultos y huevazos. La polémica: Riquelme habilitó a Dátolo, quien definió ante la salida de Pozo. Era el 4-2 ante Colón. Pero el asistente Walter Velaz levantó la bandera y se anuló la acción. Dio la sensación que el ex Banfield estaba en posición correcta.
Lo curioso: pasaron 438 días y Huracán se dio el gusto. Volvió a jugar como local en el Ducó y, como por arte de magia, se reencontró con su mejor fútbol. El equipo de Cappa hizo el mejor partido del Apertura y aplastó a Vélez por 3-0. Motivación y contagio. El árbitro: Sergio Pezzotta estuvo correcto en Lanús 1 – San Martín 0. Le anuló bien un gol al equipo tucumano y acertó en las jugadas difíciles. Casi no necesitó mostrar las tarjetas para imponer su autoridad: el único amonestado fue Serrano, a tres minutos del final. La frase: "Las finales van a ser espectaculares", avisó Gonzalo Bergessio, el de los goles importantes para San Lorenzo.
Salió el Quini 3
Nadie quería jugar el miércoles y el sorteo favoreció al equipo de Ischia que arranca con ventaja, debuta el sábado contra San Lorenzo, descansado y conociendo el resultado de sus rivales. Los tres ganaron en un domingo que siguió a puro bolillero, más esperado que el Gordo de Navidad. Ahora, sí, el campeón sale o sale. EL TRIANGULAR. Matador-Cuervo, el miércoles 18.30 en Vélez. Cuervo-Xeneize, el sábado también 18.30 en Racing. Xeneize-Matador, el martes 21.30 (a confirmar) en el Cilindro. El domingo se hizo largo. Las pulsaciones estuvieron a mil desde las cinco de la tarde hasta cerca de la medianoche. Hubo goles, festejos, salvadas, sufrimiento en las canchas. Y después del fútbol en este torneo histórico, la finalísima se siguió jugando entre cuatro paredes.
¿Qué había en juego? ¿Hubo algún ganador? Esa sonrisa de Riquelme cerca de las nueve y cuarto de la noche (en el salón Terrazas del Virrey, tomando un cafecito con su amigo Lucho Figueroa), al enterarse del programa de fechas de los partidos de este triángulo nada amoroso, demostraba que sí, que un equipo había sacado ventaja. Esa ventaja que no es sinónimo de gol, de victoria, pero que sí es suerte. ¿Suerte de qué? La nochecita arrancó en AFA con un tema central entre los dirigentes de Boca, San Lorenzo y Tigre: ninguno quería 'debutar' el miércoles sino tomarse un descansito y tener más tiempo de prepararse física y mentalmente en un terrible sprint final de año, tan emocionante como estresante. Por eso, como no hubo acuerdo para armar el minifixture, fueron finalmente a las bolillas en el tercer piso de AFA. Y ahí el destino les dio una manito a Román, Ischia y compañía. Por eso el ánimo se revitalizó por la noche en la concentración del hotel Intercontinental. Es ventaja Boca porque más allá de que ganará en descanso, más allá de que es un equipo que juega siempre a atacar, podrá especular más que nunca con los resultados. Por algo al toque de terminado el 3-2 con Colón se lo escuchaba al Negro Ibarra diciéndole a un íntimo: "Ahora esperemos no jugar el miércoles y después vas a ver que somos campeones".
Haciendo futurología se puede decir que Boca, por caso, puede buscar un empate contra San Lorenzo si es que el Ciclón le gana por una diferencia de uno o dos goles a Tigre: de esa forma llegaría al tercer partido con la chance de enfrentar a un rival eliminado y se consagraría venciéndolo por la misma diferencia que el equipo de Russo (ver páginas 12-13). Lo concreto es que, sin dudas, por cerrar el triangular el martes 23 (como Tigre), podrá saber qué necesita para dar la vuelta. Claro, si es que llega con chances. El que le dio una mano a Boca fue Vélez, a través de su vice 2° Julio Baldomar, quien fue el hombre neutral encargado de sacar cada bolilla. Primero se le asignó un número a cada equipo y después llegó la hora de los mano a mano. "Cuando salió que arrancaban Tigre y San Lorenzo, obvio que no estaban nada satisfechos", le contaba anoche a Olé uno de los que estuvieron en AFA, en la oficina de Eduardo Deluca. No fue público el sorteo, según dicen, porque no querían perder tiempo y debían seguir organizando cuestiones de seguridad y definiendo números con la TV, que aún no se cerraron. Con el tema de las canchas no hubo problemas. Se empieza en Liniers pese a que Vélez en principio no quería, y Boca juega donde deseaba, en Racing (ahí ganó el Nacional 76). El comienzo será puramente Matador y Boca lo mirará por TV. Y, obvio, largará con ventaja...
Campeones.
Russo, Ischia y Cagna, más allá de quién se quede con el título, terminaron primeros al final del torneo y tienen su mérito. Acá, las historias de los tres técnicos del Apertura.
Russo: "Vuelvo a pelear un campeonato" Lo pudo haber tirado por la borda. Paradójicamente, cuando empezó a llover empezó, también, el resurgimiento de su equipo. Miguel Angel Russo había moldeado un 11 compacto, ideal, un 11 que arrasaba izando la bandera del buen fútbol. Había guardado el barullo del vestuario ramoneano debajo de la alfombra y lo había mantenido bajo llave incluso en tiempos tan propios como turbulentos. Tenía a Boca groggy, tambaleando a ocho puntos de distancia, y a Tigre tan expectante como frustrado ante el inmaculado andar de su San Lorenzo, a cinco porotos. Pero llegó el bache y llovieron las dudas, y se acabó la brecha que anunciaba campeón anticipado y por varios cuerpos. Pero en la Bombonera llovió lindo, y Huracán debió dejar de lado su buena tarde de sábado para sufrir un miércoles de miércoles que Boedo aprovechó para remasterizarse. Y golear 4-1 para volver a gozar un score calcado a la semana siguiente. Y ganar ayer el partido bisagra para la opinión pública sanlorencista. Y haciéndolo con el mismo espíritu de las primeras diez rabiosas fechas. Ahora, una digna derrota no provocará reproches por parte de la gente. Porque el hincha valorará lo que es de valorar en el técnico que volvió a poner un equipo de su tutela bajo luces de neón en su primer certamen disputado. Como ya hizo en otros pagos, como Vélez y Boca. Un especialista, parece, en catapultar al éxito sus bautismos. Algo que el propio entrenador se encargó de resaltar. "Estoy muy contento. Esto es bueno para San Lorenzo y es bueno, a la vez, para mí, que vuelvo a estar con un equipo peleando el título". Sí, en parte ya es campeón. ANDRES GOMEZ FRANCO afranco@ole.com.ar
Ischia: "Ahora habrá que ser mejor que ellos" Hay besos que son por amor. Hay otros que nacen sólo de ese instinto animal que a veces suele manifestar el hombre. Este beso, el que se consumó ayer a la tarde en la mítica Bombonera, trajo desde la boca de Riquelme la explicación oficial: quiero que te renueven el contrato. El saludo de Román tras el segundo gol de Boca fue un simple botón de muestra. Ese beso que recibió Ischia duró un segundo y dijo mucho. Todo. "Siempre es lindo un gesto así", fue la humilde reflexión del DT, quien llega a esta definición sabiendo que se juega su cabeza, pelada desde hace mucho tiempo pero con posibilidades de terminar repleta de pelos ganadores en la Nochebuena. Es campeón, Carlos Ischia, porque logró unanimidad en el plantel y el grupo quiere que siga. Tiene el apoyo de los referentes (Riquelme, Palermo e Ibarra lo bancaron públicamente) y de los pibes, chochos con la enorme chance que les dio de mostrarse y convertirse en piezas importantes del equipo. Y más allá de que haya un descontento lógico de aquellos futbolistas que casi no tuvieron participación durante el año, se resalta el respeto que el DT se ganó puertas adentro del vestuario.
Es campeón, Carlos Ischia, porque consiguió arribar a este triangular final tras superar problemas varios y de diversas características. Desde la muerte de Pompilio, pasando por las graves lesiones de Palermo y Paletta y la poca participación de Palacio, hasta las peleas internas y el Carantagate. Es campeón, Carlos Ischia, porque afrontó el campeonato con más adversidades para Boca en los últimos años y salió ileso, jugándose las últimas fichas en la instancia decisiva. Cuando la casa se le derrumbaba y afloraban las declaraciones cruzadas y los líos de vestuario, la victoria superclásica (la segunda oficial del año) le dio el espaldarazo necesario para arrancar la exitosa remontada que le permitió llegar a este desenlace. Es campeón, Carlos Ischia, porque ayer su equipo ganó el partido en el que no se podía fallar. "Estoy muy contento porque el equipo volvió a crear muchas situaciones de gol. Jugamos un muy buen partido", resumió su pensamiento acerca del rendimiento de sus muchachos frente a Colón. ¿Será campeón nomás Carlos Ischia? ARIEL KERTZMAN akertzman@ole.com.ar
Cagna: "Somos Cenicienta y vamos a luchar" Qué les dijo? -¿Quién? -¿Qué les dijo Cagna en la charla técnica? -Que disfrutemos de este momento, que es único. Nos dio calma. El cruce entre uno de los suplentes de Tigre y Olé se dio pocos segundos antes de que empezara el partido, apenas a un par de metros del banco de suplentes. Esa sencillez coincidió con la paz que transmitía el entrenador a pesar de que en ese instante todo a su alrededor era un volcán en ebullición. Al Flaco sólo lo incomodaba un palito de chupetín que estaba tirado sobre el césped de su área técnica. Lo pateó lejos. Al rato encontró otro, y lo volvió a revolear. Cero drama. Cero locura. Cero euforia. Apenas la medallita en la boca y la mesura, incluso, que le permitió darle una mano a uno de los utileros para repartir las botellitas de agua entre sus jugadores. Claro, como el utilero también debía ser el camillero del partido, Cagna le alivió un poco el trabajo y como gauchadita le juntó todos los pomitos de refresco que estaba tirados por ahí. Con esa frialdad, el técnico llevó a Tigre a lo más alto. En el banco del Matador, las decisiones se debaten. Al menos, entre Cagna y su ayudante Juan Fontana, con quien consultó al oído todo lo que iba a hacer en la cancha. El DT sólo preguntó una vez por cómo iba Boca. Apenas eso. Gritó lo justo, sin histeria. No le impuso nada a sus jugadores, los convenció. Y tras la victoria, juntó a sus muchachos en el vestuario, compartió con ellos el final del partido de Boca y luego les dio un beso, uno por uno, y les dijo "gracias". Sabe que, como decía su remera, "que salen a ganar/ que quieren salir campeón...".JORGE LOPEZjorgelopez@ole.com.ar