Post by realeagle on Feb 2, 2009 15:47:46 GMT -5
Lo humilló
Los pibes de Boca se divirtieron con River, que ve una camiseta azul y amarilla y se hunde más todavía. "Que nacieron hijos nuestros", terminaron festejando. Aunque le llene la cancha de chicos, Boca achica a River. Así de claro y le pese a quien le pese. Boca le pone a River una Cuarta reforzada y le gana. Y no sólo le gana: lo baila. Y es capaz de hacerle precio de verano. ¿Cómo se explica que en todo el partido ningún jugador de River fuera capaz de superar a una dupla central con edad de Cuarta? El Falcao de anoche no tuvo nada que ver con el que se rompió el alma contra todo San Lorenzo. Mucho menos tiene que ver este Rosales con el que alguna vez fue convocado por Bielsa (para la Selección, sí). Así y todo, tan bajos como están, ellos y los demás jugadores de River no pueden ofrecer tan poco. ¿Pero qué pasó? Boca los achicó. Todo River fue reducido a la mínima expresión de un equipo. Y que agradezca que no se llevó una goleada. Porque opciones para Boca hubo de sobra, sobre todo los tiros de Gaitán: uno al lado del ángulo, otro con tres dedos que dio en el palo y el último, a colocar, que se fue por arriba del travesaño. Todo mientras Ferrari vivía desconcentrado y habilitaba hasta a Palermo y el resto parecía hacer todo lo posible por no marcar. O disimularlo muy bien si lo hacía.Lo de Boca tuvo la virtud de la sencillez. Si Forlin se tiene que parar como cinco, no se complica la vida, toque corto y rápido, buena ubicación y listo. Si hay que improvisar con Fondacaro de ocho (por la lesión de Chávez), ahí van a estar los demás para que no sienta el peso de un superclásico, que juegue como en las Inferiores y que no le tenga miedo al ridículo si decide probar al arco y le sale un tirito.
Si Galmarini mete una plancha de expulsión antes de los cinco minutos, inmediatamente Viatri le sacude el codo a Quiroga y deja claro que a este Boca no lo van a amedrentar así. Boca juega como Boca, tiene identidad definida. Por supuesto que importan los nombres, claro que se los extrañan a Riquelme y Palermo cuando no están, pero la camiseta va por delante. Boca respeta su estilo, más allá de lo que digan los documentos de la lista de buena fe. Y la confianza, también está la confianza. Mientras la de River andá a saber por dónde hay que buscarla, a Boca le sobra. Un ejemplo: Gaitán. Ya sabe que será el reemplazante de Dátolo para jugar por la izquierda, al menos en las primeras fechas. Anoche se movió por ahí y se cansó de perforar las líneas rivales. ¿Más ejemplos? Roncaglia. Jugando como lateral derecho y con su equipo ganando fue capaz de recibir en el punto del penal, humillar a Ferrari y definir de zurda como un... defensor. Pero como un defensor con confianza, claro. Un defensor que va al ataque con un objetivo y no porque sí. Boca no hace las cosas porque sí. Las hace porque corresponden. Y contra River, últimamente, parece que las hace mejor todavía. Si se queda con diez en el Monumental, le gana igual. Si se queda con diez en Mar del Plata y se pone 0-1, no pasa nada, se lo da vuelta. Y mientras River pone en Mendoza lo mejor que tiene porque no quiere sentirse humillado otra vez, ¿qué hace Boca? Lo vuelve a humillar, con los pibes, con los suplentes, con un arquero recién llegado. Pero es lo de menos, lo que cuenta es la camiseta, que es la de Boca.
Los separa un abismo
La brecha cada vez es mayor entre Boca y River, los dos gigantes del fútbol argentino. El equipo de Ischia viene de ser campeón y de arrasar en el verano, el Millonario fue último en el Apertura y pasó vergüenza en los dos clásicos. Las diez diferencias, las razones, entre la gloria de uno y la crisis del otro. Terminó el verano. Durante el caluroso enero y hasta el primer día de febrero, en el amanecer de 2009, el fútbol argentino tuvo un claro ganador y un claro perdedor. Anoche, Boca le dio una nueva lección de fútbol a River, esta vez en Mendoza y tras ganarle con autoridad en Mar del Plata. La brecha entre uno y otro parece cada vez mayor. Y lo que arrojó el último Apertura, con el Xeneize campeón y el Millonario último, se presenta como una realidad que excede el dato estadístico que ofrece la tabla de posiciones. ¿Cómo se explica? No es casualidad. Desde hace años Boca suma más aciertos que errores; y River, todo lo contrario. En el juego caprichoso se eligen los fundamentos. Diez, para ser redondos y precisos, pueden ser más. También existen algunas decisiones desacertadas por La Boca, como el escándalo en el caso Caranta; pero en definitiva termina siendo una virtud sobreponerse al mal momento, tanto desde el cuerpo técnico como desde el grupo. Mientras que en Núñez están partidos al medio desde hace mucho tiempo.
Las diez razones para explicar la gloria de Boca y la crisis de River.
1) Los jugadores. Mientras que Boca cuenta con un plantel de calidad, en River no sobran los distintos. Las figuras no se compran, sino que se hacen. Ibarra, Battaglia, Riquelme, Palermo y Palacio, son peso pesados con mil batallas encima y copas levantadas con la camiseta de Boca. En cambio, Cabral, Ahumada, Buonanotte, Ferrari y Falcao tuvieron que hacerse hombres de golpe ante la ausencia de los históricos. Una responsabilidad enorme que todavía les cuesta asumir.
2) El semillero. Cuando los grandes no están, alguien tiene que dar la cara y cumplir. Mientras que en Boca se hizo un largo trabajo en juveniles y no dejan de salir jóvenes promesas de sus Divisiones Inferiores, en River intentan apagar el incendio con incorporaciones en vez de invertir abajo. ¿Hace cuanto que desde Núñez no sale un jugador de calidad? Aimar, Saviola y D'Alessandro, consagrados ya, aparecen como los últimos que rompieron con los esquemas.
3) La dirigencia. Pasó Mauricio Macri, después Pedro Pompilio y ahora Jorge Amor Ameal. Con sus aciertos y errores, cada presidente mantuvo la línea y la identidad de Boca. Incluso el actual, eligió delegar el fútbol profesional de Boca a Carlos Bianchi, una eminencia. A diferencia de River, donde el poder cada vez se centraliza más en José María Aguilar.
4) El cuerpo técnico. Más allá de los gustos particulares de cada uno, Carlos Ischia ya pasó lo peor: pasó con éxito el primer año en Boca, el más difícil. Ganó Recopa y Apertura. Con experiencia en el club, tiene cintura, mantiene la calma en un vestuario pesado, y mantiene una identidad, una forma de jugar. Néstor Gorosito no es culpable del mal momento de River. Pero es un experimento (como lo era Ischia hace un año). Puede salir bien o mal, aunque la tiene difícil Pipo. Debe arreglarse con lo que tiene y levantar a un plantel con la moral por el piso. Y encontrar ese sentido de pertenencia que le falta. Un esquema, un dibujo que lo identifique.
5) La vida política. En Boca pasaron las elecciones y el oficialismo casi no tuvo oposición. Por el fallecimiento de Pompilio tuvo que cambiar de cabeza, pero la base sigue igual. La política en Boca está unida. En River este año habrá elecciones. Falta mucho, serán en diciembre, pero el juego por el poder ya comenzó.
6) El club, una casa. Boca repatrió a Roberto Abbondanzieri, que presionó en Getafe para voler. ¿Dónde mejor que en Boca?. Son varios los jugadores que fueron y volvieron. Antes que él, Battaglia, Riquelme y Palermo, como si fuera poco. Las cosas por Núñez son intermitentes. Ariel Ortega, el que más quiere estar, se tuvo que ir a Mendoza. Marcelo Gallardo se fue dos veces y ahora parece que regresa. Las grandes figuras no están y no vuelven (Aimar, Saviola...) Además tuvo que sufrir la eliminación de la Libertadores a manos de D'Alessandro. A Hernán Crespo lo tentaron varias veces y siempre evadió la vuelta. Son casos, puede ser casualidad... Aunque el desplante de Sebastián Abreu parece esclarecer el panorama.
7) Una cuestión de actitud. Una victoria llama a otra victoria y una derrota acostumbra a perder. Es difícil mantenerse y Boca se mantiene en la cima del fútbol mundial desde hace más de diez años. Sin dudas está en la cabeza del jugador y en la docencia del experimentado que transmite el hambre ganador. River está urgido, apurado, en crisis; y el jugador lo siente, por eso no rinde.
8) Los líderes. Juan Román Riquelme lidera un grupo en Boca, y Martín Palermo otro. Sin embargo la convivencia en esta última pretemporada que tuvo base en Tandil fue pacífica. Oscar Ahumada fue elegido por sus compañeros para llevar la cinta de capitán en River. El volante central demuestra dentro de la cancha todo su nivel, a pesar de que todavía es discutido por aquéllas declaraciones...El plantel de River quedó a la deriva. Sin referentes, sin alguien que pare la pelota e indique el camino.
9) De coraje y miedo.... Existen momentos límite en la que el jugador debe mostrar todo su temperamento. Los de Boca parecen acostumbrados a las finales. Con aplomo, hasta los más chicos se agrandan en las difíciles. El temor al fracaso tiene a River con el freno de mano puesto. ¿Será Gorosito el que los saque de esta crisis?.
10) La mística. No se compra, no se hace, no se decide tenerla o dejarla en el camino. Simplemente surge de un grupo, de un vestuario, de un entrenador, de una forma de jugar. De una identidad. Es caprichoso y azaroso... Boca la tiene y River no.
Le faltan jugadores
River no guardó a los titulares: repitió limitaciones individuales, futbolísticas, anímicas y de liderazgo. A 7 días del debut en el torneo, el panorama es tenebroso. No, River no guardó a los titulares. Aunque dio toda la sensación... La imagen, a una semana del inicio del Clausura, es tenebrosa. Este plantel, este equipo, es prácticamente el mismo que terminó último en el Apertura. Y no hay indicios de reacción, de mejoría, de revolución. A este River le faltan jugadores. Más allá de que Marcelo Gallardo aporte más que cualquiera de los volantes ofensivos que hay incluso jugando al 30% de sus posibilidades, de que Cristian Fabbiani llegue como salvador, de que se incorporen Mercier y un lateral o un arquero, el escenario cambia poco y nada. A River le faltan jugadores. Jugadores con la actitud de Ahumada, crucificado por los hinchas por lo que salió de su boca, pero poco valorado por su contagio. Jugadores que jueguen, que se animen a hacerlo, que encaren. Que se enojen cuando un rival le rompe la cara a un compañero de un codazo. Le faltan defensores que defiendan, que se impongan por presencia, que no miren cómo un delantero les hace siempre la misma diagonal, desde el medio hacia la izquierda, sin poder resolver semejante intríngulis. Le faltan volantes que se hagan cargo de la pelota, de moverla, de valorarla, que se la den a un compañero con la suficiente confianza como para no dejarla corta una y cien veces. Le falta un delantero de peso que acompañe a Falcao, que exima al colombiano de tener que pelearse solito contra la última línea del rival, ¡alguien que le pegue al arco!Le faltó reacción a Néstor Gorosito en el primer tiempo. Boca le manejó la pelota, los tiempos, el partido, todo, sin que el técnico modificara el esquema. Pipo decidió que el 4-4-2 será su esquema: así lo ensayó en todos los amistosos de verano. Pero fue pasivo. En el entretiempo buscó modificar nombres e intérpretes. Con Buonanotte encontró más frescura y valentía que con Abelairas. Con Villalba se jugó un pleno. Porque así anda River: seco, perdido, jugado. El campeón (mejor dicho: los suplentes del campeón) pasearon a los titulares del último. Fue un baldazo, una ducha, una tempestad de realismo. A este River le faltan líderes futbolísticos y le faltan, a lo sumo, tres refuerzos para el torneo local. El resto se vio anoche...
No te aguanto más
Los hinchas de River venían soportando el baile de Boca, pero a los 31 de la parte final explotaron e insultaron a los jugadores. Fue unos segundos antes del 0-2. Fue casi una premonición del hincha de River. Había aguantado un primer tiempo lleno de incapacidad por parte de un equipo del que apenas se siente representado por Falcao -el único que recibió una ovación-, siendo un pibe de la casa al que todavía le faltan subir varios peldaños para llegar a ídolo. También soportó el primer gol de Boca, que se veía venir y vino. Y hasta llegó a aguantar mucho del baile que los pibes del Xeneize le estaban pegando en el segundo tiempo. Pero a los 31 minutos de esa parte final explotó con un reclamo-himno: "Jugadores, la concha de su madre, haber si ponen huevo, que no juegan con nadie". Segundos después, Roncaglia metió el segundo y desató la furia. Lo que hasta ese momento era un canto hiriente que pretendía buscar una reacción se convirtió en un griterío ensordecedor. Del otro lado, claro, los Xeneizes aprovecharon la ocasión y metieron el dedo hasta el fondo de la llaga con los oooole de rigor. Ni siquiera la esperanza de un Marcelo Gallardo, quien regresó a casa pero todavía está lejos de salir a escena, consoló a los Millonarios. Y muchos abandonaron el Malvinas Argentinas diez minutos antes de la hora. Atrás habían quedado la pacífica convivencia que se da siempre en Mendoza entre la gente de los dos bandos, el simpático duelo de banderas gigantes apenas arrancó el partido y hasta la típica nota que dieron los barras. Es que en la localidad de Desaguadero (límite provincial con San Luis) la Policía tuvo mucho trabajo. Paró a cinco micros y tres combis de River, encontrando 30 gramos de cocaína, 60 de marihuana, dos armas blancas y dos de fuego. Y entre los tres colectivos y tres camionetas de Boca hallaron 30 gramos de marihuana. Curiosamente no hubo ningún detenido.
La otra cara del Súper...
Se dieron como en la guerra. Quiroga terminó con fractura de tabique nasal y Chávez con hundimiento de pómulo. Hubo un expulsado pero debieron ser varios. El verano terminó caliente... Y a los golpes. El segundo y último River-Boca veraniego será más recordado por las patadas, los codazos y los heridos de guerra que dejó en ambos bandos que por el nivel futbolístico. Sí, el claro triunfo de Boca con muchos suplentes sirve para confirmar el interesante material juvenil con que cuenta Ischia y los graves problemas que permanecen en River. Pero salvo ese concepto futbolero, lo que resaltó fue que se dieron como en la guerra. Las caras desfiguradas de Quiroga y Chávez son la mejor prueba. No se habían jugado tres minutos cuando Galmarini peinó literalmente el cabello de Gracián con su botín izquierdo. En la mitad de la cancha, el ex Tigre fue a buscar una pelota alta con vehemencia y elevó peligrosamente su pierna. Tanto que sacudió la cabeza del Tano. Era anaranjada tirando a roja pero Pezzotta lo amonestó. El problema es que un minuto después, Gracián se iba y Galmarini lo bajó. El árbitro dio ley de ventaja pero era expulsión por segunda amarilla. Ahí, el juez le perdonó la vida. Si bien el golpe del jugador de River fue espectacular y fuerte, no dejó secuelas en Gracián. No tuvieron la misma suerte Quiroga y Chávez. A los ocho minutos, el jugador de River se comió un codazo de Viatri. Aunque terminó el primer tiempo en cancha, el diagnóstico fue elocuente: fractura del tabique nasal. Quiroga fue asistido por el doctor Seveso y continuó jugando con un apósito en las fosas nasales pero siguió sangrando por la nariz. Por ese motivo, en el entretiempo fue reemplazado por Nico Sánchez. Conclusión: Viatri también debería haber sido expulsado. Quizás, a favor de Pezzotta, el golpe no fue tan visible. Pero era roja.En cuanto a Chávez, recibió un fuerte manotazo de Ahumada a los 31 minutos. El volante de River fue mal con todo su brazo sobre la cara de Pochi y lo dejó a la miseria: hundimiento de pómulo. El de Boca fue reemplazado por Fondacaro y de la cancha debió ir al Sanatorio Central de Mendoza para que le realizaran unas placas y se confirmara el diagnóstico. Una mala para Ischia que seguramente no lo tendrá para el debut del torneo en Jujuy. Ah, por si fuera poco, Ahumada le metió un manotazo a Mouche tras su acción. Y Pezzotta se quedó corto al sacarle amarilla. El árbitro sí no tuvo contemplaciones para echar a Domingo. Estuvo bien, pero no condice con la forma en que dirigió el partido. Debió echar a varios.
Nocaut técnico
Gorosito falló al poner a Ferrari de 3 y tampoco acertó con los cambios. A favor, magia no puede hacer... El fútbol es simple. Los defensores defienden, los volantes van al medio y el 9 al área, cada uno en su puesto...". Si algo había hecho Gorosito al llegar a River fue diferenciarse. De Simeone, sí. Sin embargo, Pipo ya mostró la hilacha. Y así como en el primer súper, justificado, se contradijo al improvisar a Quiroga de volante central, anoche fue más allá: no sólo mandó a Galmarini al lateral derecho tras el buen partido que el Patito había hecho ante San Lorenzo en el medio de la cancha, sino que también le cambió la cancha a Ferrari al pararlo sobre la izquierda. El experimento, claro, no funcionó. Porque mientras el ex Tigre perdió presencia tan atrás, el Loncho jamás fue lo profundo que suele ser por la derecha y, como si fuera poco, fue él quien habilitó en los dos mano a mano que tuvo Mouche (el segundo, sí, el del 1-0). Testarudo, Gorosito también falló al insistir con Abelairas por izquierda, una posición en la que no rinde, al punto que el propio DT lo sacó en el entretiempo. Pero ni así, con el ingreso de Buonanotte como enganche (al final salió mareado), cambió la historia. Más bien nunca advirtió que Gaitán se hacía un picnic con Barrado, mientras Ahumada jugaba al solitario sobre la izquierda...
Tu tu tu, yo yo yo
Gallardo tiene todo listo para volver, pero antes de hacerlo quiere que Gorosito lo llame para saber si va a ser tenido en cuenta más allá de que no era una prioridad. Excelente pegada, mejor visión de juego, liderazgo dentro y fuera de la cancha, experiencia... Varios son los atributos que se le conocen a Marcelo Gallardo. Pero hay uno que no se puede negar: es un tipo de carácter fuerte. Tan fuerte que aunque haya soñado mil veces con volver una vez más a River, jugar, levantar al equipo y poder retirarse en paz, ese carácter puede arruinar lo que hasta ayer era un hecho: su regreso al club. Porque más allá de que Gorosito nunca lo hizo público, el Muñeco se enteró de que el técnico no lo tenía entre sus prioridades y de que desconfiaba de su estado físico y no le gustó ni medio. Por eso, aunque en las oficinas del primer piso del Monumental lo esperan desde hace varios días para firmar contrato, les avisó a los dirigentes que no se realizará la revisión médica y mucho menos pondrá el gancho, hasta que Pipo lo llame para aclarar los tantos y saber de boca del entrenador si lo va a tener en cuenta. "Sé que se va a hacer la revisión y luego se va a incorporar. Marcelo es un excelente jugador, pero jugará si está mejor que los demás, como todos". Lejos de la demagogia, Gorosito dijo lo que pensaba el viernes por la mañana. Y eso, según cuentan desde el entorno del Muñeco, no cayó demasiado bien. Y mucho menos enterarse de que el DT, en la intimidad, contó que antes que a él prefería que los directivos hicieran un esfuerzo por contratar a Ariel Ortega. Es más, un allegado al ex DC United, le explicó a Olé que si bien ya se desvinculó de la MLS, "el Muñe no quiere que Gorosito le asegure la titularidad, pero sí que le confirme si va a tener las mismas chances que el resto o si encaja en su esquema". Más: aunque ya le avisaron que puede pasar cuando quiera por la Clínica Rossi para concretar su vuelta a River, parece que no va a aflojar. Y espera con su celular en mano. Firme y convencido.
River tiene problemitas...Antonio Ubaldo Rattín. Símbolo de Boca |
Muy superior. Boca fue muy superior y mereció ganar por más goles, no hay ninguna duda. Todos los pibes, todos, hicieron todo bien. Al Pato le llegó una al arco recién a los 80 minutos y por suerte la sacó. Creo que River tiene problemas graves de verdad. Lo que me gustó de Boca es que toca, juega, hasta Roncaglia la mete de zurda. El otro día ustedes pusieron que jugaba de 9 de chico y parece que se notó. Esto lo disfruto, es importante más allá de que sea un amistoso. Las camisetas de River y Boca enfrentadas, se juegue lo que se juegue, siempre provocan este sentimiento tan especial. Ellos venían para recuperarse y mirá lo que les pasó. Me parece que en este momento River tiene muchos problemitas, y encima en una semana se le viene encima el debut en el torneo. Pero dejalos, que se arreglen como puedan. A mí lo que me gusta es ganarles hasta en Quinta. Todo el equipo anduvo en general muy bien. ¿Quién jugó mal? No, ninguno de Boca. Los chicos están dando muy buenos resultados, y ahora faltan los maestros. Riquelme, Ibarra, Palermo, Battaglia... Porque hay que decir que no es lo mismo jugar uno, dos, tres partidos que ser titular siempre, después hay bajones normales. A este equipo de River lo veo sin alma. El colombiano Falcao tenía razón, no tiene con quién jugar. El chiquito Buonanotte hoy está para fútbol de salón, qué se yo. Pero que se arreglen ellos, yo quiero que sigamos creciendo y tenemos que seguir ganando cosas. El año recién empieza...
El primer gol fue de Ischia PABLO VICENTE | pvicente@ole.com.ar
Los diarios de hoy dicen que los goles del triunfo de Boca en el último superclásico del verano los hicieron Pablo Mouche y Facundo Roncaglia. Verdad a medias: el primero de la goleada (sí, goleada) fue de Carlos Ischia. El Pelado técnico, como el Pelado manager en su momento (el 2-1 en el 2000 que noqueó a Ramón Díaz), priorizó la preparación del equipo, pegó de entrada con los titulares en el primer Boca-River y puso pibes en el segundo para dibujarle el peor escenario posible al rival. Si River anoche ganaba, era la lógica y el triunfo apenas era un alivio. Si perdía... Todo esto que se le viene.
El que pone suplentes es RiverLEO FARINELLA | lfarinella@ole.com.ar (periodista, hincha de River)
No sé por qué vinieron haciendo tanto alarde porque jugaban el clásico con suplentes. River viene jugando con suplentes desde hace por lo menos seis meses. Pero quedémonos tranquilos, en algún campeonato de éstos volvemos a poner los titulares y los papelones los van a volver a pasar los otros. También hay que averiguar cómo es que cuando le echan uno a Boca se agranda Boca, y cuando se lo echan a River también se agranda Boca. Este mejunje no se arregla en dos patadas. Tampoco en cinco o seis, porque anoche con un arbitraje más o menos nos podrían haber echado a cuatro tipos. Pezzotta tampoco echó a Viatri por operarlo de la nariz a Quiroga. Pero en fin, en eso venimos bárbaro: en los partidos de verano ya echaron a Ahumada, Gerlo, Ferrari y Domingo. Como si escucharan a la hinchada, y los van echando de a uno. Ferrari, en esta versión con la cancha al revés y con un 4 que no es 4 jugando de 4 en su lugar, se pega un apoliyo digno de las tórridas tardes santiagueñas y queda como dos cuadras detrás de todos los demás defensores para habilitar a Mouche en el primer gol. Después, ya puede pasar cualquier cosa, hasta Krupoviesa tiró un caño. La cara de Gorosito lo dice todo. Y ojo, esto no lo arregla Gorosito, ni Ferguson ni el más genial DT de fútbol. Yo iría por el mago Emanuel. Y ya que estamos, por Emanuel Ginóbili, a ver si embocamos alguna.
Los pibes de Boca se divirtieron con River, que ve una camiseta azul y amarilla y se hunde más todavía. "Que nacieron hijos nuestros", terminaron festejando. Aunque le llene la cancha de chicos, Boca achica a River. Así de claro y le pese a quien le pese. Boca le pone a River una Cuarta reforzada y le gana. Y no sólo le gana: lo baila. Y es capaz de hacerle precio de verano. ¿Cómo se explica que en todo el partido ningún jugador de River fuera capaz de superar a una dupla central con edad de Cuarta? El Falcao de anoche no tuvo nada que ver con el que se rompió el alma contra todo San Lorenzo. Mucho menos tiene que ver este Rosales con el que alguna vez fue convocado por Bielsa (para la Selección, sí). Así y todo, tan bajos como están, ellos y los demás jugadores de River no pueden ofrecer tan poco. ¿Pero qué pasó? Boca los achicó. Todo River fue reducido a la mínima expresión de un equipo. Y que agradezca que no se llevó una goleada. Porque opciones para Boca hubo de sobra, sobre todo los tiros de Gaitán: uno al lado del ángulo, otro con tres dedos que dio en el palo y el último, a colocar, que se fue por arriba del travesaño. Todo mientras Ferrari vivía desconcentrado y habilitaba hasta a Palermo y el resto parecía hacer todo lo posible por no marcar. O disimularlo muy bien si lo hacía.Lo de Boca tuvo la virtud de la sencillez. Si Forlin se tiene que parar como cinco, no se complica la vida, toque corto y rápido, buena ubicación y listo. Si hay que improvisar con Fondacaro de ocho (por la lesión de Chávez), ahí van a estar los demás para que no sienta el peso de un superclásico, que juegue como en las Inferiores y que no le tenga miedo al ridículo si decide probar al arco y le sale un tirito.
Si Galmarini mete una plancha de expulsión antes de los cinco minutos, inmediatamente Viatri le sacude el codo a Quiroga y deja claro que a este Boca no lo van a amedrentar así. Boca juega como Boca, tiene identidad definida. Por supuesto que importan los nombres, claro que se los extrañan a Riquelme y Palermo cuando no están, pero la camiseta va por delante. Boca respeta su estilo, más allá de lo que digan los documentos de la lista de buena fe. Y la confianza, también está la confianza. Mientras la de River andá a saber por dónde hay que buscarla, a Boca le sobra. Un ejemplo: Gaitán. Ya sabe que será el reemplazante de Dátolo para jugar por la izquierda, al menos en las primeras fechas. Anoche se movió por ahí y se cansó de perforar las líneas rivales. ¿Más ejemplos? Roncaglia. Jugando como lateral derecho y con su equipo ganando fue capaz de recibir en el punto del penal, humillar a Ferrari y definir de zurda como un... defensor. Pero como un defensor con confianza, claro. Un defensor que va al ataque con un objetivo y no porque sí. Boca no hace las cosas porque sí. Las hace porque corresponden. Y contra River, últimamente, parece que las hace mejor todavía. Si se queda con diez en el Monumental, le gana igual. Si se queda con diez en Mar del Plata y se pone 0-1, no pasa nada, se lo da vuelta. Y mientras River pone en Mendoza lo mejor que tiene porque no quiere sentirse humillado otra vez, ¿qué hace Boca? Lo vuelve a humillar, con los pibes, con los suplentes, con un arquero recién llegado. Pero es lo de menos, lo que cuenta es la camiseta, que es la de Boca.
Los separa un abismo
La brecha cada vez es mayor entre Boca y River, los dos gigantes del fútbol argentino. El equipo de Ischia viene de ser campeón y de arrasar en el verano, el Millonario fue último en el Apertura y pasó vergüenza en los dos clásicos. Las diez diferencias, las razones, entre la gloria de uno y la crisis del otro. Terminó el verano. Durante el caluroso enero y hasta el primer día de febrero, en el amanecer de 2009, el fútbol argentino tuvo un claro ganador y un claro perdedor. Anoche, Boca le dio una nueva lección de fútbol a River, esta vez en Mendoza y tras ganarle con autoridad en Mar del Plata. La brecha entre uno y otro parece cada vez mayor. Y lo que arrojó el último Apertura, con el Xeneize campeón y el Millonario último, se presenta como una realidad que excede el dato estadístico que ofrece la tabla de posiciones. ¿Cómo se explica? No es casualidad. Desde hace años Boca suma más aciertos que errores; y River, todo lo contrario. En el juego caprichoso se eligen los fundamentos. Diez, para ser redondos y precisos, pueden ser más. También existen algunas decisiones desacertadas por La Boca, como el escándalo en el caso Caranta; pero en definitiva termina siendo una virtud sobreponerse al mal momento, tanto desde el cuerpo técnico como desde el grupo. Mientras que en Núñez están partidos al medio desde hace mucho tiempo.
Las diez razones para explicar la gloria de Boca y la crisis de River.
1) Los jugadores. Mientras que Boca cuenta con un plantel de calidad, en River no sobran los distintos. Las figuras no se compran, sino que se hacen. Ibarra, Battaglia, Riquelme, Palermo y Palacio, son peso pesados con mil batallas encima y copas levantadas con la camiseta de Boca. En cambio, Cabral, Ahumada, Buonanotte, Ferrari y Falcao tuvieron que hacerse hombres de golpe ante la ausencia de los históricos. Una responsabilidad enorme que todavía les cuesta asumir.
2) El semillero. Cuando los grandes no están, alguien tiene que dar la cara y cumplir. Mientras que en Boca se hizo un largo trabajo en juveniles y no dejan de salir jóvenes promesas de sus Divisiones Inferiores, en River intentan apagar el incendio con incorporaciones en vez de invertir abajo. ¿Hace cuanto que desde Núñez no sale un jugador de calidad? Aimar, Saviola y D'Alessandro, consagrados ya, aparecen como los últimos que rompieron con los esquemas.
3) La dirigencia. Pasó Mauricio Macri, después Pedro Pompilio y ahora Jorge Amor Ameal. Con sus aciertos y errores, cada presidente mantuvo la línea y la identidad de Boca. Incluso el actual, eligió delegar el fútbol profesional de Boca a Carlos Bianchi, una eminencia. A diferencia de River, donde el poder cada vez se centraliza más en José María Aguilar.
4) El cuerpo técnico. Más allá de los gustos particulares de cada uno, Carlos Ischia ya pasó lo peor: pasó con éxito el primer año en Boca, el más difícil. Ganó Recopa y Apertura. Con experiencia en el club, tiene cintura, mantiene la calma en un vestuario pesado, y mantiene una identidad, una forma de jugar. Néstor Gorosito no es culpable del mal momento de River. Pero es un experimento (como lo era Ischia hace un año). Puede salir bien o mal, aunque la tiene difícil Pipo. Debe arreglarse con lo que tiene y levantar a un plantel con la moral por el piso. Y encontrar ese sentido de pertenencia que le falta. Un esquema, un dibujo que lo identifique.
5) La vida política. En Boca pasaron las elecciones y el oficialismo casi no tuvo oposición. Por el fallecimiento de Pompilio tuvo que cambiar de cabeza, pero la base sigue igual. La política en Boca está unida. En River este año habrá elecciones. Falta mucho, serán en diciembre, pero el juego por el poder ya comenzó.
6) El club, una casa. Boca repatrió a Roberto Abbondanzieri, que presionó en Getafe para voler. ¿Dónde mejor que en Boca?. Son varios los jugadores que fueron y volvieron. Antes que él, Battaglia, Riquelme y Palermo, como si fuera poco. Las cosas por Núñez son intermitentes. Ariel Ortega, el que más quiere estar, se tuvo que ir a Mendoza. Marcelo Gallardo se fue dos veces y ahora parece que regresa. Las grandes figuras no están y no vuelven (Aimar, Saviola...) Además tuvo que sufrir la eliminación de la Libertadores a manos de D'Alessandro. A Hernán Crespo lo tentaron varias veces y siempre evadió la vuelta. Son casos, puede ser casualidad... Aunque el desplante de Sebastián Abreu parece esclarecer el panorama.
7) Una cuestión de actitud. Una victoria llama a otra victoria y una derrota acostumbra a perder. Es difícil mantenerse y Boca se mantiene en la cima del fútbol mundial desde hace más de diez años. Sin dudas está en la cabeza del jugador y en la docencia del experimentado que transmite el hambre ganador. River está urgido, apurado, en crisis; y el jugador lo siente, por eso no rinde.
8) Los líderes. Juan Román Riquelme lidera un grupo en Boca, y Martín Palermo otro. Sin embargo la convivencia en esta última pretemporada que tuvo base en Tandil fue pacífica. Oscar Ahumada fue elegido por sus compañeros para llevar la cinta de capitán en River. El volante central demuestra dentro de la cancha todo su nivel, a pesar de que todavía es discutido por aquéllas declaraciones...El plantel de River quedó a la deriva. Sin referentes, sin alguien que pare la pelota e indique el camino.
9) De coraje y miedo.... Existen momentos límite en la que el jugador debe mostrar todo su temperamento. Los de Boca parecen acostumbrados a las finales. Con aplomo, hasta los más chicos se agrandan en las difíciles. El temor al fracaso tiene a River con el freno de mano puesto. ¿Será Gorosito el que los saque de esta crisis?.
10) La mística. No se compra, no se hace, no se decide tenerla o dejarla en el camino. Simplemente surge de un grupo, de un vestuario, de un entrenador, de una forma de jugar. De una identidad. Es caprichoso y azaroso... Boca la tiene y River no.
Le faltan jugadores
River no guardó a los titulares: repitió limitaciones individuales, futbolísticas, anímicas y de liderazgo. A 7 días del debut en el torneo, el panorama es tenebroso. No, River no guardó a los titulares. Aunque dio toda la sensación... La imagen, a una semana del inicio del Clausura, es tenebrosa. Este plantel, este equipo, es prácticamente el mismo que terminó último en el Apertura. Y no hay indicios de reacción, de mejoría, de revolución. A este River le faltan jugadores. Más allá de que Marcelo Gallardo aporte más que cualquiera de los volantes ofensivos que hay incluso jugando al 30% de sus posibilidades, de que Cristian Fabbiani llegue como salvador, de que se incorporen Mercier y un lateral o un arquero, el escenario cambia poco y nada. A River le faltan jugadores. Jugadores con la actitud de Ahumada, crucificado por los hinchas por lo que salió de su boca, pero poco valorado por su contagio. Jugadores que jueguen, que se animen a hacerlo, que encaren. Que se enojen cuando un rival le rompe la cara a un compañero de un codazo. Le faltan defensores que defiendan, que se impongan por presencia, que no miren cómo un delantero les hace siempre la misma diagonal, desde el medio hacia la izquierda, sin poder resolver semejante intríngulis. Le faltan volantes que se hagan cargo de la pelota, de moverla, de valorarla, que se la den a un compañero con la suficiente confianza como para no dejarla corta una y cien veces. Le falta un delantero de peso que acompañe a Falcao, que exima al colombiano de tener que pelearse solito contra la última línea del rival, ¡alguien que le pegue al arco!Le faltó reacción a Néstor Gorosito en el primer tiempo. Boca le manejó la pelota, los tiempos, el partido, todo, sin que el técnico modificara el esquema. Pipo decidió que el 4-4-2 será su esquema: así lo ensayó en todos los amistosos de verano. Pero fue pasivo. En el entretiempo buscó modificar nombres e intérpretes. Con Buonanotte encontró más frescura y valentía que con Abelairas. Con Villalba se jugó un pleno. Porque así anda River: seco, perdido, jugado. El campeón (mejor dicho: los suplentes del campeón) pasearon a los titulares del último. Fue un baldazo, una ducha, una tempestad de realismo. A este River le faltan líderes futbolísticos y le faltan, a lo sumo, tres refuerzos para el torneo local. El resto se vio anoche...
No te aguanto más
Los hinchas de River venían soportando el baile de Boca, pero a los 31 de la parte final explotaron e insultaron a los jugadores. Fue unos segundos antes del 0-2. Fue casi una premonición del hincha de River. Había aguantado un primer tiempo lleno de incapacidad por parte de un equipo del que apenas se siente representado por Falcao -el único que recibió una ovación-, siendo un pibe de la casa al que todavía le faltan subir varios peldaños para llegar a ídolo. También soportó el primer gol de Boca, que se veía venir y vino. Y hasta llegó a aguantar mucho del baile que los pibes del Xeneize le estaban pegando en el segundo tiempo. Pero a los 31 minutos de esa parte final explotó con un reclamo-himno: "Jugadores, la concha de su madre, haber si ponen huevo, que no juegan con nadie". Segundos después, Roncaglia metió el segundo y desató la furia. Lo que hasta ese momento era un canto hiriente que pretendía buscar una reacción se convirtió en un griterío ensordecedor. Del otro lado, claro, los Xeneizes aprovecharon la ocasión y metieron el dedo hasta el fondo de la llaga con los oooole de rigor. Ni siquiera la esperanza de un Marcelo Gallardo, quien regresó a casa pero todavía está lejos de salir a escena, consoló a los Millonarios. Y muchos abandonaron el Malvinas Argentinas diez minutos antes de la hora. Atrás habían quedado la pacífica convivencia que se da siempre en Mendoza entre la gente de los dos bandos, el simpático duelo de banderas gigantes apenas arrancó el partido y hasta la típica nota que dieron los barras. Es que en la localidad de Desaguadero (límite provincial con San Luis) la Policía tuvo mucho trabajo. Paró a cinco micros y tres combis de River, encontrando 30 gramos de cocaína, 60 de marihuana, dos armas blancas y dos de fuego. Y entre los tres colectivos y tres camionetas de Boca hallaron 30 gramos de marihuana. Curiosamente no hubo ningún detenido.
La otra cara del Súper...
Se dieron como en la guerra. Quiroga terminó con fractura de tabique nasal y Chávez con hundimiento de pómulo. Hubo un expulsado pero debieron ser varios. El verano terminó caliente... Y a los golpes. El segundo y último River-Boca veraniego será más recordado por las patadas, los codazos y los heridos de guerra que dejó en ambos bandos que por el nivel futbolístico. Sí, el claro triunfo de Boca con muchos suplentes sirve para confirmar el interesante material juvenil con que cuenta Ischia y los graves problemas que permanecen en River. Pero salvo ese concepto futbolero, lo que resaltó fue que se dieron como en la guerra. Las caras desfiguradas de Quiroga y Chávez son la mejor prueba. No se habían jugado tres minutos cuando Galmarini peinó literalmente el cabello de Gracián con su botín izquierdo. En la mitad de la cancha, el ex Tigre fue a buscar una pelota alta con vehemencia y elevó peligrosamente su pierna. Tanto que sacudió la cabeza del Tano. Era anaranjada tirando a roja pero Pezzotta lo amonestó. El problema es que un minuto después, Gracián se iba y Galmarini lo bajó. El árbitro dio ley de ventaja pero era expulsión por segunda amarilla. Ahí, el juez le perdonó la vida. Si bien el golpe del jugador de River fue espectacular y fuerte, no dejó secuelas en Gracián. No tuvieron la misma suerte Quiroga y Chávez. A los ocho minutos, el jugador de River se comió un codazo de Viatri. Aunque terminó el primer tiempo en cancha, el diagnóstico fue elocuente: fractura del tabique nasal. Quiroga fue asistido por el doctor Seveso y continuó jugando con un apósito en las fosas nasales pero siguió sangrando por la nariz. Por ese motivo, en el entretiempo fue reemplazado por Nico Sánchez. Conclusión: Viatri también debería haber sido expulsado. Quizás, a favor de Pezzotta, el golpe no fue tan visible. Pero era roja.En cuanto a Chávez, recibió un fuerte manotazo de Ahumada a los 31 minutos. El volante de River fue mal con todo su brazo sobre la cara de Pochi y lo dejó a la miseria: hundimiento de pómulo. El de Boca fue reemplazado por Fondacaro y de la cancha debió ir al Sanatorio Central de Mendoza para que le realizaran unas placas y se confirmara el diagnóstico. Una mala para Ischia que seguramente no lo tendrá para el debut del torneo en Jujuy. Ah, por si fuera poco, Ahumada le metió un manotazo a Mouche tras su acción. Y Pezzotta se quedó corto al sacarle amarilla. El árbitro sí no tuvo contemplaciones para echar a Domingo. Estuvo bien, pero no condice con la forma en que dirigió el partido. Debió echar a varios.
Nocaut técnico
Gorosito falló al poner a Ferrari de 3 y tampoco acertó con los cambios. A favor, magia no puede hacer... El fútbol es simple. Los defensores defienden, los volantes van al medio y el 9 al área, cada uno en su puesto...". Si algo había hecho Gorosito al llegar a River fue diferenciarse. De Simeone, sí. Sin embargo, Pipo ya mostró la hilacha. Y así como en el primer súper, justificado, se contradijo al improvisar a Quiroga de volante central, anoche fue más allá: no sólo mandó a Galmarini al lateral derecho tras el buen partido que el Patito había hecho ante San Lorenzo en el medio de la cancha, sino que también le cambió la cancha a Ferrari al pararlo sobre la izquierda. El experimento, claro, no funcionó. Porque mientras el ex Tigre perdió presencia tan atrás, el Loncho jamás fue lo profundo que suele ser por la derecha y, como si fuera poco, fue él quien habilitó en los dos mano a mano que tuvo Mouche (el segundo, sí, el del 1-0). Testarudo, Gorosito también falló al insistir con Abelairas por izquierda, una posición en la que no rinde, al punto que el propio DT lo sacó en el entretiempo. Pero ni así, con el ingreso de Buonanotte como enganche (al final salió mareado), cambió la historia. Más bien nunca advirtió que Gaitán se hacía un picnic con Barrado, mientras Ahumada jugaba al solitario sobre la izquierda...
Tu tu tu, yo yo yo
Gallardo tiene todo listo para volver, pero antes de hacerlo quiere que Gorosito lo llame para saber si va a ser tenido en cuenta más allá de que no era una prioridad. Excelente pegada, mejor visión de juego, liderazgo dentro y fuera de la cancha, experiencia... Varios son los atributos que se le conocen a Marcelo Gallardo. Pero hay uno que no se puede negar: es un tipo de carácter fuerte. Tan fuerte que aunque haya soñado mil veces con volver una vez más a River, jugar, levantar al equipo y poder retirarse en paz, ese carácter puede arruinar lo que hasta ayer era un hecho: su regreso al club. Porque más allá de que Gorosito nunca lo hizo público, el Muñeco se enteró de que el técnico no lo tenía entre sus prioridades y de que desconfiaba de su estado físico y no le gustó ni medio. Por eso, aunque en las oficinas del primer piso del Monumental lo esperan desde hace varios días para firmar contrato, les avisó a los dirigentes que no se realizará la revisión médica y mucho menos pondrá el gancho, hasta que Pipo lo llame para aclarar los tantos y saber de boca del entrenador si lo va a tener en cuenta. "Sé que se va a hacer la revisión y luego se va a incorporar. Marcelo es un excelente jugador, pero jugará si está mejor que los demás, como todos". Lejos de la demagogia, Gorosito dijo lo que pensaba el viernes por la mañana. Y eso, según cuentan desde el entorno del Muñeco, no cayó demasiado bien. Y mucho menos enterarse de que el DT, en la intimidad, contó que antes que a él prefería que los directivos hicieran un esfuerzo por contratar a Ariel Ortega. Es más, un allegado al ex DC United, le explicó a Olé que si bien ya se desvinculó de la MLS, "el Muñe no quiere que Gorosito le asegure la titularidad, pero sí que le confirme si va a tener las mismas chances que el resto o si encaja en su esquema". Más: aunque ya le avisaron que puede pasar cuando quiera por la Clínica Rossi para concretar su vuelta a River, parece que no va a aflojar. Y espera con su celular en mano. Firme y convencido.
River tiene problemitas...Antonio Ubaldo Rattín. Símbolo de Boca |
Muy superior. Boca fue muy superior y mereció ganar por más goles, no hay ninguna duda. Todos los pibes, todos, hicieron todo bien. Al Pato le llegó una al arco recién a los 80 minutos y por suerte la sacó. Creo que River tiene problemas graves de verdad. Lo que me gustó de Boca es que toca, juega, hasta Roncaglia la mete de zurda. El otro día ustedes pusieron que jugaba de 9 de chico y parece que se notó. Esto lo disfruto, es importante más allá de que sea un amistoso. Las camisetas de River y Boca enfrentadas, se juegue lo que se juegue, siempre provocan este sentimiento tan especial. Ellos venían para recuperarse y mirá lo que les pasó. Me parece que en este momento River tiene muchos problemitas, y encima en una semana se le viene encima el debut en el torneo. Pero dejalos, que se arreglen como puedan. A mí lo que me gusta es ganarles hasta en Quinta. Todo el equipo anduvo en general muy bien. ¿Quién jugó mal? No, ninguno de Boca. Los chicos están dando muy buenos resultados, y ahora faltan los maestros. Riquelme, Ibarra, Palermo, Battaglia... Porque hay que decir que no es lo mismo jugar uno, dos, tres partidos que ser titular siempre, después hay bajones normales. A este equipo de River lo veo sin alma. El colombiano Falcao tenía razón, no tiene con quién jugar. El chiquito Buonanotte hoy está para fútbol de salón, qué se yo. Pero que se arreglen ellos, yo quiero que sigamos creciendo y tenemos que seguir ganando cosas. El año recién empieza...
El primer gol fue de Ischia PABLO VICENTE | pvicente@ole.com.ar
Los diarios de hoy dicen que los goles del triunfo de Boca en el último superclásico del verano los hicieron Pablo Mouche y Facundo Roncaglia. Verdad a medias: el primero de la goleada (sí, goleada) fue de Carlos Ischia. El Pelado técnico, como el Pelado manager en su momento (el 2-1 en el 2000 que noqueó a Ramón Díaz), priorizó la preparación del equipo, pegó de entrada con los titulares en el primer Boca-River y puso pibes en el segundo para dibujarle el peor escenario posible al rival. Si River anoche ganaba, era la lógica y el triunfo apenas era un alivio. Si perdía... Todo esto que se le viene.
El que pone suplentes es RiverLEO FARINELLA | lfarinella@ole.com.ar (periodista, hincha de River)
No sé por qué vinieron haciendo tanto alarde porque jugaban el clásico con suplentes. River viene jugando con suplentes desde hace por lo menos seis meses. Pero quedémonos tranquilos, en algún campeonato de éstos volvemos a poner los titulares y los papelones los van a volver a pasar los otros. También hay que averiguar cómo es que cuando le echan uno a Boca se agranda Boca, y cuando se lo echan a River también se agranda Boca. Este mejunje no se arregla en dos patadas. Tampoco en cinco o seis, porque anoche con un arbitraje más o menos nos podrían haber echado a cuatro tipos. Pezzotta tampoco echó a Viatri por operarlo de la nariz a Quiroga. Pero en fin, en eso venimos bárbaro: en los partidos de verano ya echaron a Ahumada, Gerlo, Ferrari y Domingo. Como si escucharan a la hinchada, y los van echando de a uno. Ferrari, en esta versión con la cancha al revés y con un 4 que no es 4 jugando de 4 en su lugar, se pega un apoliyo digno de las tórridas tardes santiagueñas y queda como dos cuadras detrás de todos los demás defensores para habilitar a Mouche en el primer gol. Después, ya puede pasar cualquier cosa, hasta Krupoviesa tiró un caño. La cara de Gorosito lo dice todo. Y ojo, esto no lo arregla Gorosito, ni Ferguson ni el más genial DT de fútbol. Yo iría por el mago Emanuel. Y ya que estamos, por Emanuel Ginóbili, a ver si embocamos alguna.