Post by realeagle on May 23, 2009 23:22:53 GMT -5
Para que el jefe no diga q solo malas noticias le traigo.
Boca 0 Defensor 1
¿Y ahora quién podrá defenderlos?
Se terminó un ciclo... El de Ischia, el de algunos héroes de ayer, el de un equipo que hizo historia. Boca quedó eliminado de la Copa, su mayor fracaso de la era moderna. Hoy, el DT contesta si renuncia. Ameal lo quiere afuera.
La Bombonera estaba preparada para una fiesta. Con fuegos artificiales, miles de papelitos azules y amarillos y la voz de trueno de la hinchada. Era clima de final y fue final. Lo que nadie imaginó antes es que se trataba de la despedida del equipo hegemónico del fútbol argentino y americano desde 1998. Hasta la gente lo entendió así: hubo aplausos tibios, lo máximo que permitía el dolor. Nada de silbidos. Apenas algún reproche para Ischia con la ñata contra el blíndex, cuando el técnico bajaba los escalones hacia un túnel de final oscuro. Si ni siquiera dio su habitual conferencia para que alguien le preguntara si hoy, ante el tamaño del fracaso, sigue con la idea de no renunciar. Ayer se lo veía abatido y sin rumbo.
Tan así que hoy quedó en contestarles a los dirigentes si se baja o no del barco. Igual, si el DT quiere seguir, serán los dirigentes quienes le marquen la salida. "No puede quedarse, tiene que asumir Bianchi ya mismo", dijo anoche uno de los dirigentes que desfilaron por el vestuario, representando el pensamiento de la mayoría. Allí adentro, un rato antes, Ischia se había reunido con el Virrey, Marcelo London y Jorge Ameal. Pero fue un espacio de descarga, nada más. Para el desenlace hay que esperar unas horas.
Claro, el caso de Ischia es el primero que salta como responsable de un grupo que, según su capitán, Palermo, "no estaba a la altura". Y, de hecho, ya nada será lo mismo para ninguno. A Ischia le quedaría el apoyo de Bianchi (el resto, empezando por Ameal, lo quiere afuera). ¿Alcanza? ¿Y los demás? ¿Tachará todos los números de su countdown personal el 9? Abbondanzieri, que vino a terminar su carrera en el club, ¿la habrá terminado ya? Morel pareció perder el tren en esa escapada en la que De Souza lo dejó en ridículo, manoteando el aire. Ibarra ya lo miraba desde afuera. ¿Vargas podrá plantarse tan suelto ante los dirigentes con los mismos u$s 750.000 anuales que quiere? ¿Y Figueroa, aceptará ahora que le rebajen el contrato? ¿Encontrarán a alguien que se lleve a Palacio? No se los nombra porque sean responsables principales: la historia no será la misma para nadie.
El vestuario demostró que, aun dividido, se puede ganar un torneo. Boca lo hizo en el Apertura pasado. Pero ¿es lo más conveniente? ¿Cuánto desgasta? ¿Se puede seguir así?
La dirigencia también tiene su responsabilidad. Ameal eligió gastar una pequeña fortuna en Bianchi en vez de reforzar al equipo. Sin Bianchi, el equipo e Ischia habían hecho semi de Copa, fueron campeones y sub en los torneos locales y ganaron la Recopa. Ahora, Boca está a cinco del último y tuvo su peor eliminación en Libertadores desde el 2000.
"Es el fin de una etapa. ¿Si hay una decisión tomada? Mañana, mañana". Lo dijo un tal José Requejo. ¿Quién? Requejo, el vocal. ¿No suena a final?
Laureles marchitos
Boca, finalmente, se enfrentó a la realidad de un equipo glorioso pero desgastado por los años. Este viejo campeón ya es historia...
El Boca joven, el de antes, jamás se hubiera sometido a la mansedumbre de un 2-2 mentiroso. No hubiera esperado por nadie, le hubiera hervido la sangre, las hormonas, la pasión y la adrenalina, y Defensor Sporting hubiese desfilado como lo hicieron tantos. El Boca joven, el de antes, nunca se hubiera confiado de un rival que no pateaba al arco, menos por cobardía que por astucia, porque en todo momento esperó que este Boca lento y desgastado se creyera el cuentito de la mística ganadora, más propia de otro tiempo.
El Boca viejo, el de hoy, tuvo 15 minutos de nafta y no más. En ese lapso, sometió a Defensor a un ritmo infernal, con Palacio perforando por su banda, con Riquelme en un nivel aceptable para arrancar por derecha y conectar con los de arriba. Pero a partir del minuto 16, Boca se dejó enredar por el ritmo falsamente cansino de los uruguayos, que en todo momento fueron midiendo el momento para dar el estiletazo mortal. Cuando Pintos partió por la mitad a Boca con un pique furioso, el equipo de Ischia no estaba preparado para esa jugada. Morel, parado como un volante izquierdo, jamás pensó en equilibrar su sector, el lateral uruguayo pasó la línea de volantes con la mirada lejana de Riquelme como única oposición. Su centro, medido, fue para De Souza, que le ganó el mano a mano a un Forlin que no estaba pensando que eso podía pasar, pero el zapatazo del delantero charrúa casi agujerea el travesaño antes de colarse ante un indefenso Pato Abbondanzieri.
El viejo Boca, el de hoy, se metió en un problema del que no pudo salir. No tuvo energía ni carácter, sus armas del pasado, ni fútbol ni claridad mental para sobreponerse a la simple necesidad de convertir un gol. Uno solito, apenas, tuvo el peso insostenible de una quimera.
Si no hubo respuestas individuales, ni colectivas, si no alcanzó ni con el martillar ensordecedor del aliento de la hinchada, tampoco hubo salvación desde el banco. Carlos Ischia tiró a la cancha a todos los habilidosos juntos, como para que en el diario del lunes nadie pudiera decirle que le faltaron agallas para jugarse el resto. Sin embargo, el único futbolista que podía fabricar algo de la nada, se quedó con los botines desatados y sin transpirar: Pablo Mouche.
No estaría mal, en el final de un ciclo glorioso, ser piadoso. Las peleas internas, las agachadas, las traiciones, las historias de halcones y palomas, no importan ya. Si algo ha unido a este grupo de personalidades tan disímiles como la vida misma, eso ya no existe. Como los grandes campeones, este equipo inolvidable cayó en la cancha, como los viejos boxeadores que se resisten al retiro antes de que el nocaut les toque la puerta del camarín. Y estaban casi todos. Salvo Ibarra, desfilaron el Pato, Battaglia, Vargas, Riquelme, Palacio y Palermo, con Bianchi, el hacedor del ciclo, mirando el drama desde algún lugar. Por una vez, ninguno de ellos tuvo la respuesta, la chispa, para vestirse de héroe. Más allá de quién se quede o quién se vaya en lo inmediato, llegó la hora de homenajear al viejo león que perdió los dientes.
"Ischia no es culpable"Maradona
Diego salió a hablar como hincha de Boca, bancó la gestión del Pelado y criticó la llegada de Bianchi. "No pueden traerlo siendo Ischia campeón. Ahí lo pusieron en la puerta del cementerio. Esto se veía venir", dijo Diego.
Tras la eliminación de la Copa Libertadores ante Defensor, todos los misiles le apuntaron al técnico de Boca. Aunque Carlos Ischia afirmó que seguirá y el presidente Ameal aseguró que le respetarán el contrato, el futuro es incierto. Maradona se refirió a esta situación, como hincha de Boca, sacándole la responsabilidad al Pelado y reconociendo que quedó afuera por jugar mal.
"Creo que Ischia empezó a estar en la puerta del cementerio cuando firmó Bianchi. Esto ya estaba cocinado y ahí se terminó todo. No pueden traer a Bianchi siendo Ischia campeón", enfatizó Maradona en declaraciones a La Red.
Para el 10, la relación de Bianchi con el club no tiene sentido y puso en riesgo a Ischia: "Le hacen un contrato millonario y no puede ser el técnico. Después sale Bianchi diciendo que es amigo de Ischia y por ahí otros sabemos que no lo son. Es ridículo que un dirigente de Boca le firme un contrato a Bianchi con una cláusula que no le permite ser técnico de Boca. En cuanto haya un gol en contra le van a pedir que sea porque es Bianchi"
Además Maradona fundamentó su defensa a Ischia en que no le trajeron los refuerzos que quería: "Se veia venir esto de Boca, me parece escandaloso porque pidio a (Ignacio) Piatti, a Moreno y Fabianesi y no se los trajeron, paremos con que la culpa es toda de Ischia".
Boca 0 Defensor 1
¿Y ahora quién podrá defenderlos?
Se terminó un ciclo... El de Ischia, el de algunos héroes de ayer, el de un equipo que hizo historia. Boca quedó eliminado de la Copa, su mayor fracaso de la era moderna. Hoy, el DT contesta si renuncia. Ameal lo quiere afuera.
La Bombonera estaba preparada para una fiesta. Con fuegos artificiales, miles de papelitos azules y amarillos y la voz de trueno de la hinchada. Era clima de final y fue final. Lo que nadie imaginó antes es que se trataba de la despedida del equipo hegemónico del fútbol argentino y americano desde 1998. Hasta la gente lo entendió así: hubo aplausos tibios, lo máximo que permitía el dolor. Nada de silbidos. Apenas algún reproche para Ischia con la ñata contra el blíndex, cuando el técnico bajaba los escalones hacia un túnel de final oscuro. Si ni siquiera dio su habitual conferencia para que alguien le preguntara si hoy, ante el tamaño del fracaso, sigue con la idea de no renunciar. Ayer se lo veía abatido y sin rumbo.
Tan así que hoy quedó en contestarles a los dirigentes si se baja o no del barco. Igual, si el DT quiere seguir, serán los dirigentes quienes le marquen la salida. "No puede quedarse, tiene que asumir Bianchi ya mismo", dijo anoche uno de los dirigentes que desfilaron por el vestuario, representando el pensamiento de la mayoría. Allí adentro, un rato antes, Ischia se había reunido con el Virrey, Marcelo London y Jorge Ameal. Pero fue un espacio de descarga, nada más. Para el desenlace hay que esperar unas horas.
Claro, el caso de Ischia es el primero que salta como responsable de un grupo que, según su capitán, Palermo, "no estaba a la altura". Y, de hecho, ya nada será lo mismo para ninguno. A Ischia le quedaría el apoyo de Bianchi (el resto, empezando por Ameal, lo quiere afuera). ¿Alcanza? ¿Y los demás? ¿Tachará todos los números de su countdown personal el 9? Abbondanzieri, que vino a terminar su carrera en el club, ¿la habrá terminado ya? Morel pareció perder el tren en esa escapada en la que De Souza lo dejó en ridículo, manoteando el aire. Ibarra ya lo miraba desde afuera. ¿Vargas podrá plantarse tan suelto ante los dirigentes con los mismos u$s 750.000 anuales que quiere? ¿Y Figueroa, aceptará ahora que le rebajen el contrato? ¿Encontrarán a alguien que se lleve a Palacio? No se los nombra porque sean responsables principales: la historia no será la misma para nadie.
El vestuario demostró que, aun dividido, se puede ganar un torneo. Boca lo hizo en el Apertura pasado. Pero ¿es lo más conveniente? ¿Cuánto desgasta? ¿Se puede seguir así?
La dirigencia también tiene su responsabilidad. Ameal eligió gastar una pequeña fortuna en Bianchi en vez de reforzar al equipo. Sin Bianchi, el equipo e Ischia habían hecho semi de Copa, fueron campeones y sub en los torneos locales y ganaron la Recopa. Ahora, Boca está a cinco del último y tuvo su peor eliminación en Libertadores desde el 2000.
"Es el fin de una etapa. ¿Si hay una decisión tomada? Mañana, mañana". Lo dijo un tal José Requejo. ¿Quién? Requejo, el vocal. ¿No suena a final?
Laureles marchitos
Boca, finalmente, se enfrentó a la realidad de un equipo glorioso pero desgastado por los años. Este viejo campeón ya es historia...
El Boca joven, el de antes, jamás se hubiera sometido a la mansedumbre de un 2-2 mentiroso. No hubiera esperado por nadie, le hubiera hervido la sangre, las hormonas, la pasión y la adrenalina, y Defensor Sporting hubiese desfilado como lo hicieron tantos. El Boca joven, el de antes, nunca se hubiera confiado de un rival que no pateaba al arco, menos por cobardía que por astucia, porque en todo momento esperó que este Boca lento y desgastado se creyera el cuentito de la mística ganadora, más propia de otro tiempo.
El Boca viejo, el de hoy, tuvo 15 minutos de nafta y no más. En ese lapso, sometió a Defensor a un ritmo infernal, con Palacio perforando por su banda, con Riquelme en un nivel aceptable para arrancar por derecha y conectar con los de arriba. Pero a partir del minuto 16, Boca se dejó enredar por el ritmo falsamente cansino de los uruguayos, que en todo momento fueron midiendo el momento para dar el estiletazo mortal. Cuando Pintos partió por la mitad a Boca con un pique furioso, el equipo de Ischia no estaba preparado para esa jugada. Morel, parado como un volante izquierdo, jamás pensó en equilibrar su sector, el lateral uruguayo pasó la línea de volantes con la mirada lejana de Riquelme como única oposición. Su centro, medido, fue para De Souza, que le ganó el mano a mano a un Forlin que no estaba pensando que eso podía pasar, pero el zapatazo del delantero charrúa casi agujerea el travesaño antes de colarse ante un indefenso Pato Abbondanzieri.
El viejo Boca, el de hoy, se metió en un problema del que no pudo salir. No tuvo energía ni carácter, sus armas del pasado, ni fútbol ni claridad mental para sobreponerse a la simple necesidad de convertir un gol. Uno solito, apenas, tuvo el peso insostenible de una quimera.
Si no hubo respuestas individuales, ni colectivas, si no alcanzó ni con el martillar ensordecedor del aliento de la hinchada, tampoco hubo salvación desde el banco. Carlos Ischia tiró a la cancha a todos los habilidosos juntos, como para que en el diario del lunes nadie pudiera decirle que le faltaron agallas para jugarse el resto. Sin embargo, el único futbolista que podía fabricar algo de la nada, se quedó con los botines desatados y sin transpirar: Pablo Mouche.
No estaría mal, en el final de un ciclo glorioso, ser piadoso. Las peleas internas, las agachadas, las traiciones, las historias de halcones y palomas, no importan ya. Si algo ha unido a este grupo de personalidades tan disímiles como la vida misma, eso ya no existe. Como los grandes campeones, este equipo inolvidable cayó en la cancha, como los viejos boxeadores que se resisten al retiro antes de que el nocaut les toque la puerta del camarín. Y estaban casi todos. Salvo Ibarra, desfilaron el Pato, Battaglia, Vargas, Riquelme, Palacio y Palermo, con Bianchi, el hacedor del ciclo, mirando el drama desde algún lugar. Por una vez, ninguno de ellos tuvo la respuesta, la chispa, para vestirse de héroe. Más allá de quién se quede o quién se vaya en lo inmediato, llegó la hora de homenajear al viejo león que perdió los dientes.
"Ischia no es culpable"Maradona
Diego salió a hablar como hincha de Boca, bancó la gestión del Pelado y criticó la llegada de Bianchi. "No pueden traerlo siendo Ischia campeón. Ahí lo pusieron en la puerta del cementerio. Esto se veía venir", dijo Diego.
Tras la eliminación de la Copa Libertadores ante Defensor, todos los misiles le apuntaron al técnico de Boca. Aunque Carlos Ischia afirmó que seguirá y el presidente Ameal aseguró que le respetarán el contrato, el futuro es incierto. Maradona se refirió a esta situación, como hincha de Boca, sacándole la responsabilidad al Pelado y reconociendo que quedó afuera por jugar mal.
"Creo que Ischia empezó a estar en la puerta del cementerio cuando firmó Bianchi. Esto ya estaba cocinado y ahí se terminó todo. No pueden traer a Bianchi siendo Ischia campeón", enfatizó Maradona en declaraciones a La Red.
Para el 10, la relación de Bianchi con el club no tiene sentido y puso en riesgo a Ischia: "Le hacen un contrato millonario y no puede ser el técnico. Después sale Bianchi diciendo que es amigo de Ischia y por ahí otros sabemos que no lo son. Es ridículo que un dirigente de Boca le firme un contrato a Bianchi con una cláusula que no le permite ser técnico de Boca. En cuanto haya un gol en contra le van a pedir que sea porque es Bianchi"
Además Maradona fundamentó su defensa a Ischia en que no le trajeron los refuerzos que quería: "Se veia venir esto de Boca, me parece escandaloso porque pidio a (Ignacio) Piatti, a Moreno y Fabianesi y no se los trajeron, paremos con que la culpa es toda de Ischia".