Post by realeagle on Dec 1, 2009 10:25:26 GMT -5
Lo q dicen los periodicos españoles
Ibrahimovic tumbó al Madrid y dio el liderato al Barça
sport.es
El FC Barcelona recuperó el liderato en la Liga tras vencer al Real Madrid en un derby frenético. Zlatan Ibrahimovic dio el triunfo a los de Guardiola con un gol de crack. El delantero sueco decantó la balanza entrando en la segunda mitad de un duelo muy igualado. 'Ibra', recién recuperado de una lesión de isquiotibiales, se erigió en el héroe, pero el triunfo del Barça, como siempre -y sin brillar tanto como en otras ocasiones-, se fundamentó en el colectivo. Fue la puesta en escena de dos estilos radicalmente distintos. Cantera contra cartera. El Barça, con siete jugadores formados en La Masia en su once, contra el Madrid de los 250 millones de euros en fichajes, con Iker Casillas como único hombre de la casa. La apuesta por una misma forma de jugar desde hace dos décadas, alegre, ofensiva, de juego por las bandas y al primer toque de los azulgranas, contra la de un rival forjado a base de talonario, y que fía su suerte a la increíble pegada de sus estrellas. Higuaín y, sobre todo, Kaká y Cristiano Ronaldo -que reapareció en la Liga tras un par de meses lesionado-, son demoledores al contragolpe. Podrá gustar más un estilo u otro. Se podrá debatir sobre los méritos de ambos. Pero lo que es innegable es que, a día de hoy, la igualdad es muy alta. El Madrid juega peor, sí. Pero visto lo visto anoche en el Camp Nou, todo hace pensar que dará guerra hasta el final. El Barça se sobrepuso a lo grande a la desgracia vivida sólo una semana antes. Empate en Bilbao, pérdida del liderato en la Liga, lesiones de Ibrahimovic y Messi, Champions en peligro... Se llegó a dudar de los de Pep Guardiola. Craso error. Porque su respuesta ante la adversidad ha sido contundente: recital ante el Inter y triunfo ante el Madrid. Ni siquiera la intensa lluvia caída en las horas previas en la capital catalana amedrentó a la siempre fiel hinchada culé. El Camp Nou registró su mejor entrada de la temporada -97.131 espectadores-, y cientos de millones de personas repartidos por los cinco continentes pudieron disfrutar por televisión de un espectáculo único. Valió la pena, porque el duelo, a cara de perro, fue un toma y daca de los que crean afición. La emoción y la intensidad fueron titánticas. Al final, Messi, recuperado de su lesión en el abductor izquierdo, fue titular, mientras que el 'tocado' Ibra -providencial en la reanudación- empezó en el banquillo. El 'tridente' ofensivo lo integraron Iniesta, Messi y Henry. El Barça presionó a su rival como siempre, moviendo bien el balón, pero sin frescura en ataque. Sus dos primeras aproximaciones con peligro fueron de Xavi. Primero, con un disparo desde unos 25 metros que se fue alto por poco. Y, poco después, plantándose solo ante Casillas, que llegó antes que él al balón por pelos.
Valdés, providencial Pero el duelo de porteros se decantó claramente a favor de Víctor Valdés. El meta barcelonista estuvo providencial y evitó el 0-1 al desviar con el pie un trallazo a bocajarro de Cristiano Ronaldo, que se quedó solo ante él tras recibir una magnífica asistencia de Kaká (20'). Apenas un minuto después se repitió la historia, cuando se anticipó al brasileño en un mano a mano tras una pérdida de balón en la media. Fueron momentos de desconcierto para el Barça, que no acabó de encontrar su mejor tono hasta después del descanso. Con Messi, Xavi e Iniesta bien tapados -el manchego, siempre pacífico, protagonizó una de las anécdotas del choque al pedir a Cristiano Ronaldo que se callara-, los de Guardiola no lo tuvieron fácil, y sus imprecisiones y pérdidas de balón dieron pie a las siempre peligrosas contras de su rival. Entra 'Ibra', gana el Barça Pero la entrada de Ibrahimovic en la segunda mitad cambió por completo el decorado. Lo suyo fue llegar y besar el santo. El sueco, aclamado como un héroe al entrar en el campo, sustituyó a un discreto y apagado Henry en el 51' y, apenas cuatro minutos después, marcó el tanto del triunfo. Alves sirvió un centro desde la derecha e 'Ibra', con un desmarque sólo a la altura de los grandes 'cracks', 'fusiló' a Casillas de potente zurdazo a bocajarro (1-0, 55'). Busquets dejó al Barça con diez El Barça resistió las embestidas de un Madrid que buscó el gol con insistencia a la contra. Pero no pudo con el Barça, a pesar de que los azulgranas se quedaron con diez desde el 62', por expulsión de Sergio Busquets. El canterano vio la segunda amarilla por interceptar con la mano un pase de Marcelo. Pellegrini dio entonces descanso a Cristiano Ronaldo poniendo en su lugar a Benzema. El francés desaprovechó dos grandes oportunidades en la media hora que estuvo en el césped: la primera, en el 69', cuando Puyol, providencial, se lanzó a sus pies para despejar su remate en el área. Y la segunda, en el 80' cuando, solo en el área pequeña, disparó alto tras un córner lanzado por Xabi Alonso. El Barça también dispuso de dos buenas opciones para sentenciar. La primera, por mediación de Piqué, con un testarazo en el área que salió rozando el poste (68'). Y la segunda, de Messi, que con el tiempo casi cumplido desperdició un mano a mano ante Casillas. El 1-0 se mantuvo inalterable y, con este resultado, el Barça recuperó la cabeza de la Liga. El liderato ha vuelto a sus manos sólo una semana después de haberlo perdido. Las aguas vuelven a su cauce. El Madrid es segundo, a dos puntos y Sevilla y Valencia, con sus empates, están ahora a cuatro y cinco. ¡Bravo, Barça!
Ahí los tuvo Cristiano.
as.com
Minuto 19. Kaká avanza de fuera a dentro recorriendo la frontal del área del Barcelona. Recibe tarascadas, cargas y otros arrimones poco afectuosos. Resiste, vertical, agónicamente elegante. Recompuesto el frac, asiste a Cristiano Ronaldo. El portugués lo ve tan fácil, tan en bandeja, que antes de golpear, en esa fracción de segundo que ofrece pase de diapositivas, ya se imagina la celebración universal, el canto de los niños que acaban de salvar el mundo: por mí, por todos mis compañeros y por mí el primero. Y entonces decide ser sutil, demasiado. Valdés, con tantos reflejos como una lámpara de araña, estira la pierna diestra y desvía el balón, los sueños del Madrid y el tren del minuto 19.Ahí estuvo. Hubo otras buenas ocasiones del Madrid, pero ninguna reunió a protagonistas tan ilustres y tan gallardos. Las otras (Marcelo, Higuaín, Raúl, Benzema...) entraron en la categoría de los errores humanos, los disculpables aunque duelan. Pero aquí, donde digo, no había humanos, sino héroes. Por eso rondó constantemente la sensación de que en aquella oportunidad se había pronunciado el destino, el manitú del fútbol: no era la noche. Aunque los últimos minutos de un partido siempre dejan impresiones más duraderas, y en este caso se correspondieron con el escondite del Barça y la impotencia del Madrid, me atrevo a afirmar que hasta el gol de Ibrahimovic el partido se encontraba inclinado del lado visitante. Ligeramente, si quieren, pero vencido en esa dirección, lo suficiente para que corriera una moneda de canto. Hasta entonces, el Madrid había controlado durante media hora basado en una defensa adelantada que reducía drásticamente el espacio del Barça. Convertido el campo de batalla en el jardín de un chalet, resultaba más fácil recuperar balones y establecer contactos, encontrar a Cristiano, desplegarse. En ese tramo se situó el error de Cristiano y el posterior de Marcelo, que fue pecaminosamente lento en boca de gol. En ese tramo también surgió la figura tarzanesca de Puyol, siempre al límite del colapso y la rotura de fibras. El viejo león intervino en cada duda del Madrid y dejó señalados a los lentos, los torpes y los pusilánimes. Puyol y el resto de centrales sobre el campo se comportaron como magníficos medidores de la excelencia. Algo debería decirnos que Ibrahimovic fuera el único delantero en aprobar el examen.
Problema. El Barcelona tardó en procesar el problema y darle una solución. Primero entendió que tras la primera línea de presión seguía estando el paraíso, la tierra del toque. Luego probó en largo sin hallar un galgo; no lo es Messi y hace años que Henry dejó de serlo. Por último advirtió que la insistencia en el pase también le abría las puertas. La consecuencia fue que alargó el campo, retrasó al Madrid y recuperó su identidad. Esa mejora prosiguió en la reanudación. El Barcelona ya era el Barcelona. Y para completar la verdadera fisonomía del equipo Ibrahimovic entró por Henry. Es curioso que en ese instante, el de la resurrección local, el Madrid dejara otra tarjeta de visita. Fue una ocurrencia de Cristiano secundada por Higuaín, que tropezó con Puyol en el último momento, el de la verdad o la mentira. De la defensa de esa jugada nació el gol. Después de dibujar una estrella, el balón desembocó en la banda de Alves. Si su pase a la espalda de los centrales fue magnífico, la definición de Ibrahimovic sólo puede calificarse de fabulosa: empalme al vuelo, zurdazo aéreo, garza asesina. Se dice que los duelos tan cargados de armamento quedan sentenciados por quien marca primero, pero esta vez se nos reservaba una emoción inesperada. Ese efecto tuvo la expulsión de Busquets por doble amarilla, merecidas ambas e incluso una tercera. El nuevo panorama, no obstante, puso polvorete a la conocida hermosura del Barça. Aunque el Madrid, colgado de Kaká, insistía en el gol, el Barcelona se dedicaba a las piruetas que más le gustan: esconder la pelota, tocarla, triangular, torear. Es decir, Iniesta, Xavi, Messi. Cristiano cabeceó alto antes de ser terapéuticamente sustituido en el minuto 65. Benzema logró que se le echara de menos de inmediato. También él tropezó con Puyol y consigo mismo. Valga el comentario para Higuaín, Marcelo o Raúl. Para el asedio en general. Faltaba sistema y orden, pero la dignidad del Madrid estaba a salvo. El equipo había salido a conquistar el Camp Nou y seguía intentándolo con todo en contra y pese a resultar burlado a ratos. Lass no lo soportó (se disparó en carne ajena) e Iker evitó el segundo con otra parada imposible. La conclusión es que el Barça sigue por delante pero el Madrid corre por detrás, acortando la distancia. Esa es la buena noticia para ambos.
Ibrahimovic tumbó al Madrid y dio el liderato al Barça
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El FC Barcelona recuperó el liderato en la Liga tras vencer al Real Madrid en un derby frenético. Zlatan Ibrahimovic dio el triunfo a los de Guardiola con un gol de crack. El delantero sueco decantó la balanza entrando en la segunda mitad de un duelo muy igualado. 'Ibra', recién recuperado de una lesión de isquiotibiales, se erigió en el héroe, pero el triunfo del Barça, como siempre -y sin brillar tanto como en otras ocasiones-, se fundamentó en el colectivo. Fue la puesta en escena de dos estilos radicalmente distintos. Cantera contra cartera. El Barça, con siete jugadores formados en La Masia en su once, contra el Madrid de los 250 millones de euros en fichajes, con Iker Casillas como único hombre de la casa. La apuesta por una misma forma de jugar desde hace dos décadas, alegre, ofensiva, de juego por las bandas y al primer toque de los azulgranas, contra la de un rival forjado a base de talonario, y que fía su suerte a la increíble pegada de sus estrellas. Higuaín y, sobre todo, Kaká y Cristiano Ronaldo -que reapareció en la Liga tras un par de meses lesionado-, son demoledores al contragolpe. Podrá gustar más un estilo u otro. Se podrá debatir sobre los méritos de ambos. Pero lo que es innegable es que, a día de hoy, la igualdad es muy alta. El Madrid juega peor, sí. Pero visto lo visto anoche en el Camp Nou, todo hace pensar que dará guerra hasta el final. El Barça se sobrepuso a lo grande a la desgracia vivida sólo una semana antes. Empate en Bilbao, pérdida del liderato en la Liga, lesiones de Ibrahimovic y Messi, Champions en peligro... Se llegó a dudar de los de Pep Guardiola. Craso error. Porque su respuesta ante la adversidad ha sido contundente: recital ante el Inter y triunfo ante el Madrid. Ni siquiera la intensa lluvia caída en las horas previas en la capital catalana amedrentó a la siempre fiel hinchada culé. El Camp Nou registró su mejor entrada de la temporada -97.131 espectadores-, y cientos de millones de personas repartidos por los cinco continentes pudieron disfrutar por televisión de un espectáculo único. Valió la pena, porque el duelo, a cara de perro, fue un toma y daca de los que crean afición. La emoción y la intensidad fueron titánticas. Al final, Messi, recuperado de su lesión en el abductor izquierdo, fue titular, mientras que el 'tocado' Ibra -providencial en la reanudación- empezó en el banquillo. El 'tridente' ofensivo lo integraron Iniesta, Messi y Henry. El Barça presionó a su rival como siempre, moviendo bien el balón, pero sin frescura en ataque. Sus dos primeras aproximaciones con peligro fueron de Xavi. Primero, con un disparo desde unos 25 metros que se fue alto por poco. Y, poco después, plantándose solo ante Casillas, que llegó antes que él al balón por pelos.
Valdés, providencial Pero el duelo de porteros se decantó claramente a favor de Víctor Valdés. El meta barcelonista estuvo providencial y evitó el 0-1 al desviar con el pie un trallazo a bocajarro de Cristiano Ronaldo, que se quedó solo ante él tras recibir una magnífica asistencia de Kaká (20'). Apenas un minuto después se repitió la historia, cuando se anticipó al brasileño en un mano a mano tras una pérdida de balón en la media. Fueron momentos de desconcierto para el Barça, que no acabó de encontrar su mejor tono hasta después del descanso. Con Messi, Xavi e Iniesta bien tapados -el manchego, siempre pacífico, protagonizó una de las anécdotas del choque al pedir a Cristiano Ronaldo que se callara-, los de Guardiola no lo tuvieron fácil, y sus imprecisiones y pérdidas de balón dieron pie a las siempre peligrosas contras de su rival. Entra 'Ibra', gana el Barça Pero la entrada de Ibrahimovic en la segunda mitad cambió por completo el decorado. Lo suyo fue llegar y besar el santo. El sueco, aclamado como un héroe al entrar en el campo, sustituyó a un discreto y apagado Henry en el 51' y, apenas cuatro minutos después, marcó el tanto del triunfo. Alves sirvió un centro desde la derecha e 'Ibra', con un desmarque sólo a la altura de los grandes 'cracks', 'fusiló' a Casillas de potente zurdazo a bocajarro (1-0, 55'). Busquets dejó al Barça con diez El Barça resistió las embestidas de un Madrid que buscó el gol con insistencia a la contra. Pero no pudo con el Barça, a pesar de que los azulgranas se quedaron con diez desde el 62', por expulsión de Sergio Busquets. El canterano vio la segunda amarilla por interceptar con la mano un pase de Marcelo. Pellegrini dio entonces descanso a Cristiano Ronaldo poniendo en su lugar a Benzema. El francés desaprovechó dos grandes oportunidades en la media hora que estuvo en el césped: la primera, en el 69', cuando Puyol, providencial, se lanzó a sus pies para despejar su remate en el área. Y la segunda, en el 80' cuando, solo en el área pequeña, disparó alto tras un córner lanzado por Xabi Alonso. El Barça también dispuso de dos buenas opciones para sentenciar. La primera, por mediación de Piqué, con un testarazo en el área que salió rozando el poste (68'). Y la segunda, de Messi, que con el tiempo casi cumplido desperdició un mano a mano ante Casillas. El 1-0 se mantuvo inalterable y, con este resultado, el Barça recuperó la cabeza de la Liga. El liderato ha vuelto a sus manos sólo una semana después de haberlo perdido. Las aguas vuelven a su cauce. El Madrid es segundo, a dos puntos y Sevilla y Valencia, con sus empates, están ahora a cuatro y cinco. ¡Bravo, Barça!
Ahí los tuvo Cristiano.
as.com
Minuto 19. Kaká avanza de fuera a dentro recorriendo la frontal del área del Barcelona. Recibe tarascadas, cargas y otros arrimones poco afectuosos. Resiste, vertical, agónicamente elegante. Recompuesto el frac, asiste a Cristiano Ronaldo. El portugués lo ve tan fácil, tan en bandeja, que antes de golpear, en esa fracción de segundo que ofrece pase de diapositivas, ya se imagina la celebración universal, el canto de los niños que acaban de salvar el mundo: por mí, por todos mis compañeros y por mí el primero. Y entonces decide ser sutil, demasiado. Valdés, con tantos reflejos como una lámpara de araña, estira la pierna diestra y desvía el balón, los sueños del Madrid y el tren del minuto 19.Ahí estuvo. Hubo otras buenas ocasiones del Madrid, pero ninguna reunió a protagonistas tan ilustres y tan gallardos. Las otras (Marcelo, Higuaín, Raúl, Benzema...) entraron en la categoría de los errores humanos, los disculpables aunque duelan. Pero aquí, donde digo, no había humanos, sino héroes. Por eso rondó constantemente la sensación de que en aquella oportunidad se había pronunciado el destino, el manitú del fútbol: no era la noche. Aunque los últimos minutos de un partido siempre dejan impresiones más duraderas, y en este caso se correspondieron con el escondite del Barça y la impotencia del Madrid, me atrevo a afirmar que hasta el gol de Ibrahimovic el partido se encontraba inclinado del lado visitante. Ligeramente, si quieren, pero vencido en esa dirección, lo suficiente para que corriera una moneda de canto. Hasta entonces, el Madrid había controlado durante media hora basado en una defensa adelantada que reducía drásticamente el espacio del Barça. Convertido el campo de batalla en el jardín de un chalet, resultaba más fácil recuperar balones y establecer contactos, encontrar a Cristiano, desplegarse. En ese tramo se situó el error de Cristiano y el posterior de Marcelo, que fue pecaminosamente lento en boca de gol. En ese tramo también surgió la figura tarzanesca de Puyol, siempre al límite del colapso y la rotura de fibras. El viejo león intervino en cada duda del Madrid y dejó señalados a los lentos, los torpes y los pusilánimes. Puyol y el resto de centrales sobre el campo se comportaron como magníficos medidores de la excelencia. Algo debería decirnos que Ibrahimovic fuera el único delantero en aprobar el examen.
Problema. El Barcelona tardó en procesar el problema y darle una solución. Primero entendió que tras la primera línea de presión seguía estando el paraíso, la tierra del toque. Luego probó en largo sin hallar un galgo; no lo es Messi y hace años que Henry dejó de serlo. Por último advirtió que la insistencia en el pase también le abría las puertas. La consecuencia fue que alargó el campo, retrasó al Madrid y recuperó su identidad. Esa mejora prosiguió en la reanudación. El Barcelona ya era el Barcelona. Y para completar la verdadera fisonomía del equipo Ibrahimovic entró por Henry. Es curioso que en ese instante, el de la resurrección local, el Madrid dejara otra tarjeta de visita. Fue una ocurrencia de Cristiano secundada por Higuaín, que tropezó con Puyol en el último momento, el de la verdad o la mentira. De la defensa de esa jugada nació el gol. Después de dibujar una estrella, el balón desembocó en la banda de Alves. Si su pase a la espalda de los centrales fue magnífico, la definición de Ibrahimovic sólo puede calificarse de fabulosa: empalme al vuelo, zurdazo aéreo, garza asesina. Se dice que los duelos tan cargados de armamento quedan sentenciados por quien marca primero, pero esta vez se nos reservaba una emoción inesperada. Ese efecto tuvo la expulsión de Busquets por doble amarilla, merecidas ambas e incluso una tercera. El nuevo panorama, no obstante, puso polvorete a la conocida hermosura del Barça. Aunque el Madrid, colgado de Kaká, insistía en el gol, el Barcelona se dedicaba a las piruetas que más le gustan: esconder la pelota, tocarla, triangular, torear. Es decir, Iniesta, Xavi, Messi. Cristiano cabeceó alto antes de ser terapéuticamente sustituido en el minuto 65. Benzema logró que se le echara de menos de inmediato. También él tropezó con Puyol y consigo mismo. Valga el comentario para Higuaín, Marcelo o Raúl. Para el asedio en general. Faltaba sistema y orden, pero la dignidad del Madrid estaba a salvo. El equipo había salido a conquistar el Camp Nou y seguía intentándolo con todo en contra y pese a resultar burlado a ratos. Lass no lo soportó (se disparó en carne ajena) e Iker evitó el segundo con otra parada imposible. La conclusión es que el Barça sigue por delante pero el Madrid corre por detrás, acortando la distancia. Esa es la buena noticia para ambos.