Post by realeagle on Dec 27, 2009 1:20:25 GMT -5
“Algún día podría estar en el Cuscatlán como hincha”
En tres días acabará el contrato que une al mexicano con la selección salvadoreña. Pero, sin ninguna posibilidad de renovación, el azteca dice adiós.
Escrito por Fernando Palomo
Carlos De los Cobos dejó su huella en la selección salvadoreña, y El Salvador dejó su huella en Carlos De los Cobos. Durante los últimos tres años, el mexicano le devolvió la ilusión a la afición cuscatleca, y solo lo que el entrenador llama “falta de experiencia” para manejar el tema de su renovación impidió que no fuera más el técnico principal de la Azul.
Sin embargo, el mexicano asegura que siempre guardará un cariño especial para el “Pulgarcito de América” y no descarta que, donde sea que dirija, pensará en recomendar jugadores salvadoreños.
¿Qué jugadores te dejaron el mensaje más profundo?
Es difícil poder señalar solamente a un jugador. Tuvimos la oportunidad de ver crecer, madurar y consolidar jugadores. El caso de Osael Romero, quien no parecía que podía llegar y poco a poco fue tomando seguridad con una estupenda calidad técnica y mucho fútbol se convirtió en titular, se ganó a pulso su lugar. La convicción y actitud de Rudis Corrales, entregado y siempre dispuesto a ayudar al grupo, un jugador sumamente noble, de esos que en un principio no estaban convencidos de estar con la selección y terminaron siendo inamovibles. Así otros más, pero no quisiera solamente señalar a ellos dos, porque fue un conjunto en general.
Se te acercaron aquellos que no confiaban en el proceso y te decían: “profe, se acuerda aquella vez que le dije que no creía en el proceso...”
Claro que sí. El caso de William Torres Alegría, Rudis Corrales, ellos no estaban muy convencidos. Incluso el mismo Miguel Montes. Se sentían verdaderamente muy orgullosos de estar dentro de la selección y me mencionaron en más de una ocasión el cambio de sentimiento que tenían. Les gustaba regresar a la selección cada vez que eran convocados e íbamos afuera, ya sea en Los Ángeles o Washington. Sentir el apoyo de tanta gente, esto que ellos despertaron en la afición, los hizo sentirse contentos y comprometidos.
¿Sentís que adquiriste una doble nacionalidad en términos futbolísticos?
Sí, y eso nunca lo voy a dejar de señalar y reconocer. El Salvador ha sido para mí un paso importante en mi vida, en todos los aspectos. Si hoy soy un técnico que tiene oportunidades es gracias al trabajo en El Salvador, a la selección y la afición que tanto cumplió. No puedo dejar de reconocer que mi paso por El Salvador en lo profesional fue bien importante.
¿Alguna de esas posibilidades es en México?
Por ahora, no. Hubo, en ciertos momentos, al final de la hexagonal, pero lógicamente que no me pasaba por la cabeza hacerme a un lado del trabajo, sobre todo porque estábamos compitiendo en la hexagonal.
¿Cómo calificarías el proceso de negociación para tu renovación?
Creo que faltó conocimiento, experiencia en el manejo de esta situación. Siento que la gente, de alguna forma, comenzó a generar presión, porque desde antes que terminara la hexagonal ya estaba comentando con mucha frecuencia que se hablara de mi renovación, de mi continuidad. Siento que faltó experiencia para saberlo manejar por parte de la federación. Lógicamente faltó más seriedad y la forma cómo se manejó las pocas charlas que tuvimos. No pudimos llevar un procedimiento serio, formal, adecuado y eso generó noticias que no eran reales, eso dañó mucho la relación.
¿Cuál era la cifra real?
Menos de lo que apareció. Hablaban de $70,000; de $50,000. Era menos de eso, pero yo sabía que iba a ocurrir en algún momento algo así...
¿Te lo habían anticipado?
No, sabía que iba a suceder, porque lamentablemente en este tiempo en El Salvador, en el aspecto futbolístico, siempre se manejaban muchas cosas que desde mi punto de vista eran asuntos que tenían que ser tratados de forma confidencial, con mucha mayor discreción o privacidad. Sabía que en el momento que se empezara a hablar de dinero iba a surgir una noticia como la que surgió, porque no tenemos experiencia —desde mi punto de vista— para manejar una situación así.
¿Te desgastó el trabajo de las comisiones normalizadoras, o sentís que entre los dos dirigentes hubo una misma dirección?
Siento que Reynaldo Vásquez es una buena persona. Creo que también tenía mucho tiempo de no estar inmerso en el fútbol. Él es un empresario y tuve el gusto de conocerlo, me pareció un buen hombre. Pero siento que también debemos de tener conocimientos de cómo operan el fútbol en los países. Siento que le falta experiencia para poder manejar. La gente que tiene esa experiencia, o dicen que la tienen, pienso que no tienen voluntad. Cuando se quieren hacer las cosas, se logran. Probablemente no tengas los recursos que se tienen en otros lugares, pero cuando se tienen esas capacidades es posible encontrar los mecanismos para poder tener esos recursos y lograr el desarrollo del fútbol. A veces no se tiene esa voluntad y eso es lo peor: cuando no se tiene el deseo ni la voluntad. Así lo veo yo: lo que ha sucedido en los últimos años en El Salvador, entendiendo que estuve más de tres años al frente de la selección, no se tuvo la visión, ni siquiera el cuidado de tener una sola cancha propia digna para la selección nacional. Siento que hay que conocer mucho de fútbol para poder lograr ese objetivo, para tener una cancha en un estado adecuado para que pueda trabajar la selección nacional. No estoy hablando de un complejo. En El Salvador no se logró nunca.
Estuviste cerca de obtenerlo cuando FESA te ofreció su infraestructura, para que esa sirva como base de las selecciones. ¿Te hubiera gustado trabajar con ellos?
Claro que sí. Jorge (Bahaia) es un profesional, es un hombre de principios, ha llevado un proyecto muy interesante. Uno que consideró se tendría que imitar en todas partes de El Salvador para lograr desarrollar el fútbol. Gente como él, de ese nivel, de capacidades es la que necesita El Salvador si mañana queremos ver un fútbol distinto, sino difícilmente van a cambiar las cosas.
¿Fue más un freno en el proceso que un acelerador el tener a Rodrigo Calvo en la presidencia de la federación?
Como todo, hay cosas positivas y negativas. Las positivas que puedo señalar en la gestión de Rodrigo son haber tenido la posibilidad de jugar. Le solicité jugar, aprovechar las fechas FIFA, tener partidos amistosos. Siempre dije que eso era positivo. Pero en otros aspectos, siento que no hubo desarrollo. Me hubiera gustado, y creo que a Rodrigo le hubiese respaldado el hecho, cuando menos, de haber dejado como herencia para el fútbol de El Salvador un complejo de primer nivel, como lo merecen las selecciones nacionales. Hubiese sido un respaldo importante, pero lamentablemente no se pudo.
¿Te hablabas con Rodrigo Calvo?
No, al final no había comunicación. Solamente lo necesario con respecto al trabajo. Siempre hubo una relación de respeto, pero nunca una relación que, consideró, debió haber sido mejor en lo personal y laboral. Pero hubo cosas que, lógicamente, incidieron para que no pudiéramos encontrar esa buena relación.
¿Qué hace falta contar de la historia de la Copa de Naciones en Honduras ante Costa Rica?
Está hablado todo. Se generó un escenario muy negativo en torno a la selección, y dadas las situaciones que se vivieron dentro de la cancha, se especuló mucho en algunas decisiones que se tomaron. La realidad es que las cosas pasaron así como se vieron. Desafortunadamente nos vimos desprotegidos. Me di cuenta que nosotros, como federación, realmente no teníamos mucho peso, mucha fuerza para poder replicar, reclamar, el comportamiento agresivo en contra nuestra. Nunca se pudo comprobar nada de lo que se dijo, porque no hay nada que escarbar. Simplemente las cosas pasaron así, es un tema que quisieron algunos dentro del mismo El Salvador hacerlo para dañar.
¿Cuando decís gente, hablas también de los dirigentes?
Sí, hubo gente dentro de los mismos dirigentes que quisieron intentar aprovechar el momento para intentar dañar la imagen de la selección. La selección generó algo muy positivo dentro del país y, de repente, eso molestaba en algún momento a algunos dirigentes de club, porque la afición tenía un gran entusiasmo por su selección y no por los equipos. Eso molestaba: los jugadores venían a la selección con gran entusiasmo, entrega y compromiso; por otro lado, en los equipos no pasaba lo mismo. Eso generó antipatía de algún dirigente.
¿Nombres?
Prefiero no decirlos.
Se puede escarbar el archivo y ver quiénes no querían prestar jugadores a la selección, como Lisandro Pohl...
Sí, así es. Había dirigentes que no les gustaba que vinieran sus jugadores a la selección, porque, incluso los mismos jugadores dentro del grupo de los equipos, ya no eran tan bien recibidos, porque eran jugadores que se habían ganado su lugar. Partido a partido eran convocados y eso molestaba.
¿Cuán cerca estás de volver a dirigir?
Muy cerca, espero en unos días más poder tener la certeza de que voy a trabajar nuevamente. Estoy muy cerca.
¿Te imaginas con jugadores salvadoreños en ese lugar?
Sí, es una de las cosas que me interesa. Me gustaría poder apoyar. Tengo toda la disposición para el fútbol de El Salvador. Donde me encuentre voy a intentar poner un par de jugadores de El Salvador, porque son buenos jugadores.
En esta época de fiestas ¿qué le dirías a la gente que mostró su aval para que continuaras como técnico?
Que siempre estaré agradecido con la gente de El Salvador y con tanta gente que vive en Estados Unidos, que nos trató bien a todo el grupo. Mi agradecimiento es para ellos, para siempre. Fueron muy importantes para ir consiguiendo cosas, resultados. Fue fundamental para que el jugador no bajara los brazos. Partidos que ganamos y empatamos sobre la última hora mucho tiene que ver la afición. Eso es algo que le agradezco a la gente, me hicieron sentir un salvadoreño más en el país. La gente siempre me trató bien, nunca tuve un problema con nadie. Donde estuviera siempre la gente me ofreció su cariño son cosas que jamás olvidaré.
¿Qué foto quisieras que acompañara esta nota?
Me gustaría una foto donde estoy saludando a mi afición, la gente que siempre nos apoyó y fue incondicional: la gente de sol. Muchos partidos, me gustaba saludarlos en la cancha y agradecerles tanto apoyo.
En tres días acabará el contrato que une al mexicano con la selección salvadoreña. Pero, sin ninguna posibilidad de renovación, el azteca dice adiós.
Escrito por Fernando Palomo
Carlos De los Cobos dejó su huella en la selección salvadoreña, y El Salvador dejó su huella en Carlos De los Cobos. Durante los últimos tres años, el mexicano le devolvió la ilusión a la afición cuscatleca, y solo lo que el entrenador llama “falta de experiencia” para manejar el tema de su renovación impidió que no fuera más el técnico principal de la Azul.
Sin embargo, el mexicano asegura que siempre guardará un cariño especial para el “Pulgarcito de América” y no descarta que, donde sea que dirija, pensará en recomendar jugadores salvadoreños.
¿Qué jugadores te dejaron el mensaje más profundo?
Es difícil poder señalar solamente a un jugador. Tuvimos la oportunidad de ver crecer, madurar y consolidar jugadores. El caso de Osael Romero, quien no parecía que podía llegar y poco a poco fue tomando seguridad con una estupenda calidad técnica y mucho fútbol se convirtió en titular, se ganó a pulso su lugar. La convicción y actitud de Rudis Corrales, entregado y siempre dispuesto a ayudar al grupo, un jugador sumamente noble, de esos que en un principio no estaban convencidos de estar con la selección y terminaron siendo inamovibles. Así otros más, pero no quisiera solamente señalar a ellos dos, porque fue un conjunto en general.
Se te acercaron aquellos que no confiaban en el proceso y te decían: “profe, se acuerda aquella vez que le dije que no creía en el proceso...”
Claro que sí. El caso de William Torres Alegría, Rudis Corrales, ellos no estaban muy convencidos. Incluso el mismo Miguel Montes. Se sentían verdaderamente muy orgullosos de estar dentro de la selección y me mencionaron en más de una ocasión el cambio de sentimiento que tenían. Les gustaba regresar a la selección cada vez que eran convocados e íbamos afuera, ya sea en Los Ángeles o Washington. Sentir el apoyo de tanta gente, esto que ellos despertaron en la afición, los hizo sentirse contentos y comprometidos.
¿Sentís que adquiriste una doble nacionalidad en términos futbolísticos?
Sí, y eso nunca lo voy a dejar de señalar y reconocer. El Salvador ha sido para mí un paso importante en mi vida, en todos los aspectos. Si hoy soy un técnico que tiene oportunidades es gracias al trabajo en El Salvador, a la selección y la afición que tanto cumplió. No puedo dejar de reconocer que mi paso por El Salvador en lo profesional fue bien importante.
¿Alguna de esas posibilidades es en México?
Por ahora, no. Hubo, en ciertos momentos, al final de la hexagonal, pero lógicamente que no me pasaba por la cabeza hacerme a un lado del trabajo, sobre todo porque estábamos compitiendo en la hexagonal.
¿Cómo calificarías el proceso de negociación para tu renovación?
Creo que faltó conocimiento, experiencia en el manejo de esta situación. Siento que la gente, de alguna forma, comenzó a generar presión, porque desde antes que terminara la hexagonal ya estaba comentando con mucha frecuencia que se hablara de mi renovación, de mi continuidad. Siento que faltó experiencia para saberlo manejar por parte de la federación. Lógicamente faltó más seriedad y la forma cómo se manejó las pocas charlas que tuvimos. No pudimos llevar un procedimiento serio, formal, adecuado y eso generó noticias que no eran reales, eso dañó mucho la relación.
¿Cuál era la cifra real?
Menos de lo que apareció. Hablaban de $70,000; de $50,000. Era menos de eso, pero yo sabía que iba a ocurrir en algún momento algo así...
¿Te lo habían anticipado?
No, sabía que iba a suceder, porque lamentablemente en este tiempo en El Salvador, en el aspecto futbolístico, siempre se manejaban muchas cosas que desde mi punto de vista eran asuntos que tenían que ser tratados de forma confidencial, con mucha mayor discreción o privacidad. Sabía que en el momento que se empezara a hablar de dinero iba a surgir una noticia como la que surgió, porque no tenemos experiencia —desde mi punto de vista— para manejar una situación así.
¿Te desgastó el trabajo de las comisiones normalizadoras, o sentís que entre los dos dirigentes hubo una misma dirección?
Siento que Reynaldo Vásquez es una buena persona. Creo que también tenía mucho tiempo de no estar inmerso en el fútbol. Él es un empresario y tuve el gusto de conocerlo, me pareció un buen hombre. Pero siento que también debemos de tener conocimientos de cómo operan el fútbol en los países. Siento que le falta experiencia para poder manejar. La gente que tiene esa experiencia, o dicen que la tienen, pienso que no tienen voluntad. Cuando se quieren hacer las cosas, se logran. Probablemente no tengas los recursos que se tienen en otros lugares, pero cuando se tienen esas capacidades es posible encontrar los mecanismos para poder tener esos recursos y lograr el desarrollo del fútbol. A veces no se tiene esa voluntad y eso es lo peor: cuando no se tiene el deseo ni la voluntad. Así lo veo yo: lo que ha sucedido en los últimos años en El Salvador, entendiendo que estuve más de tres años al frente de la selección, no se tuvo la visión, ni siquiera el cuidado de tener una sola cancha propia digna para la selección nacional. Siento que hay que conocer mucho de fútbol para poder lograr ese objetivo, para tener una cancha en un estado adecuado para que pueda trabajar la selección nacional. No estoy hablando de un complejo. En El Salvador no se logró nunca.
Estuviste cerca de obtenerlo cuando FESA te ofreció su infraestructura, para que esa sirva como base de las selecciones. ¿Te hubiera gustado trabajar con ellos?
Claro que sí. Jorge (Bahaia) es un profesional, es un hombre de principios, ha llevado un proyecto muy interesante. Uno que consideró se tendría que imitar en todas partes de El Salvador para lograr desarrollar el fútbol. Gente como él, de ese nivel, de capacidades es la que necesita El Salvador si mañana queremos ver un fútbol distinto, sino difícilmente van a cambiar las cosas.
¿Fue más un freno en el proceso que un acelerador el tener a Rodrigo Calvo en la presidencia de la federación?
Como todo, hay cosas positivas y negativas. Las positivas que puedo señalar en la gestión de Rodrigo son haber tenido la posibilidad de jugar. Le solicité jugar, aprovechar las fechas FIFA, tener partidos amistosos. Siempre dije que eso era positivo. Pero en otros aspectos, siento que no hubo desarrollo. Me hubiera gustado, y creo que a Rodrigo le hubiese respaldado el hecho, cuando menos, de haber dejado como herencia para el fútbol de El Salvador un complejo de primer nivel, como lo merecen las selecciones nacionales. Hubiese sido un respaldo importante, pero lamentablemente no se pudo.
¿Te hablabas con Rodrigo Calvo?
No, al final no había comunicación. Solamente lo necesario con respecto al trabajo. Siempre hubo una relación de respeto, pero nunca una relación que, consideró, debió haber sido mejor en lo personal y laboral. Pero hubo cosas que, lógicamente, incidieron para que no pudiéramos encontrar esa buena relación.
¿Qué hace falta contar de la historia de la Copa de Naciones en Honduras ante Costa Rica?
Está hablado todo. Se generó un escenario muy negativo en torno a la selección, y dadas las situaciones que se vivieron dentro de la cancha, se especuló mucho en algunas decisiones que se tomaron. La realidad es que las cosas pasaron así como se vieron. Desafortunadamente nos vimos desprotegidos. Me di cuenta que nosotros, como federación, realmente no teníamos mucho peso, mucha fuerza para poder replicar, reclamar, el comportamiento agresivo en contra nuestra. Nunca se pudo comprobar nada de lo que se dijo, porque no hay nada que escarbar. Simplemente las cosas pasaron así, es un tema que quisieron algunos dentro del mismo El Salvador hacerlo para dañar.
¿Cuando decís gente, hablas también de los dirigentes?
Sí, hubo gente dentro de los mismos dirigentes que quisieron intentar aprovechar el momento para intentar dañar la imagen de la selección. La selección generó algo muy positivo dentro del país y, de repente, eso molestaba en algún momento a algunos dirigentes de club, porque la afición tenía un gran entusiasmo por su selección y no por los equipos. Eso molestaba: los jugadores venían a la selección con gran entusiasmo, entrega y compromiso; por otro lado, en los equipos no pasaba lo mismo. Eso generó antipatía de algún dirigente.
¿Nombres?
Prefiero no decirlos.
Se puede escarbar el archivo y ver quiénes no querían prestar jugadores a la selección, como Lisandro Pohl...
Sí, así es. Había dirigentes que no les gustaba que vinieran sus jugadores a la selección, porque, incluso los mismos jugadores dentro del grupo de los equipos, ya no eran tan bien recibidos, porque eran jugadores que se habían ganado su lugar. Partido a partido eran convocados y eso molestaba.
¿Cuán cerca estás de volver a dirigir?
Muy cerca, espero en unos días más poder tener la certeza de que voy a trabajar nuevamente. Estoy muy cerca.
¿Te imaginas con jugadores salvadoreños en ese lugar?
Sí, es una de las cosas que me interesa. Me gustaría poder apoyar. Tengo toda la disposición para el fútbol de El Salvador. Donde me encuentre voy a intentar poner un par de jugadores de El Salvador, porque son buenos jugadores.
En esta época de fiestas ¿qué le dirías a la gente que mostró su aval para que continuaras como técnico?
Que siempre estaré agradecido con la gente de El Salvador y con tanta gente que vive en Estados Unidos, que nos trató bien a todo el grupo. Mi agradecimiento es para ellos, para siempre. Fueron muy importantes para ir consiguiendo cosas, resultados. Fue fundamental para que el jugador no bajara los brazos. Partidos que ganamos y empatamos sobre la última hora mucho tiene que ver la afición. Eso es algo que le agradezco a la gente, me hicieron sentir un salvadoreño más en el país. La gente siempre me trató bien, nunca tuve un problema con nadie. Donde estuviera siempre la gente me ofreció su cariño son cosas que jamás olvidaré.
¿Qué foto quisieras que acompañara esta nota?
Me gustaría una foto donde estoy saludando a mi afición, la gente que siempre nos apoyó y fue incondicional: la gente de sol. Muchos partidos, me gustaba saludarlos en la cancha y agradecerles tanto apoyo.