Post by realeagle on Feb 25, 2010 13:38:03 GMT -5
El mismo cuento
José Luis Rugamas no pudo iniciar con un buen resultado su era al frente de la selección nacional de fútbol y tuvo que soportar una nueva derrota de la Azul en territorio estadounidense. Como pasó en los últimos dos juegos ante los gringos, El Salvador comenzó ganando pero terminó con un resultado adverso. Excepto que ya no está el técnico mexicano Carlos De los Cobos al frente, nada ha cambiado en la selección nacional. Sigue siendo la Azul que ilusiona, que brilla a ratos con destellos de buen fútbol, pero que necesita muy poco para equivocarse y echar al cesto de la basura todo el trabajo de 90 minutos. Le sucedió durante la eliminatoria mundialista hacia Sudáfrica 2010 y le volvió a ocurrir anoche sobre el césped del Raymond James de Tampa (Florida), ante Estados Unidos. Bajo el mando interino de José Luis Rugamas, la Azul estuvo a punto de cuajar un trabajo aceptable, pero Marvin González, en el último suspiro del partido, le sirvió en bandeja de plata la victoria a la selección gringa. Al '90+1 el zaguero tigrillo se durmió en la salida y permitió que Sacha Kljestan le robara la pelota y venciera, una vez más, al meta Miguel Montes, quien hasta entonces vestía con honores el traje de héroe nacional. Pero no solo fue eso. El descuido del zaguero azul también acabó con el 1-1 que la Azul había labrado más con entrega y sacrificio que fútbol. Porque anoche, si bien la selección nacional mostró a ratos la dinámica de fútbol que le caracterizó en la era De los Cobos, también es cierto que en algunos lapsos del partido lució despistada y abusó del pelotazo toda vez que el equipo rival le presionó en la salida. En un inicio, la Azul, parada bajo un sistema 3-6-1, envió señales de nerviosismo y los gringos se aprovecharon para ponerla contra las cuerdas, con la salvedad que no tuvieron profundidad y cuando finalmente crearon ocasiones de gol se toparon con un escudo llamado Miguel Montes. El primer aviso de los hombres de Bob Bradley fue un remate de Kljestan que Montes contuvo con algunas dificultades cuando se rebasaba la primera media hora. Sería el mismo Kljestan quien probaría nuevamente los reflejos de un Montes inspirado y que ya había ahogado también el grito de gol a Robie Rogers, cinco minutos antes. Para entonces El Salvador parecía ahogado en su salida y la evidencia clara se reflejaba en la ofensiva, donde Rudis Corrales era absorbido por la zaga rival y en la media unos descanchados legionarios Arturo Álvarez, Osael Romero y Ramón Sánchez no encontraban la conexión adecuada. De ahí, con Estados Unidos marcando en cada sector de la cancha y sin subida por las bandas, las únicas opciones de cara al gol que El Salvador tuvo en la primera parte fueron dos remates tibios de Romero que únicamente sirvieron para recordar al meta Nick Rimando que estaba en medio de un amistoso.
Una vez reanudadas las acciones, los gringos, clasificados a Sudáfrica 2010, volvieron a la carga, y les bastaron segundos para poner en aprietos una vez más al “Mudo” que, otra vez, calló las gargantas estadounidenses congregadas en el Raymond James. Robbie Findley sacó un violento zapatazo al '46 y Montes resolvió rechazando hacia un costado. Sin embargo, cuando más cerca parecían los gringos del gol, apareció la sorpresa y el festejo azul, allá y aquí en El Salvador. En el minuto '59, Álvarez envió un pelotazo con tanta fortuna que el zaguero Brad Evans, en un afán por dejarla en las manos de su guardameta, sirvió una asistencia precisa para Corrales, quien definió a la perfección con un tiro cruzado a ras de piso. El tanto salvadoreño fue gritado por todo lo alto, pero al mismo tiempo avivó el avispero gringo. En adelante, la selección de Estados Unidos apedreó sin tregua la portería de la Azul y los discípulos del “Chelis” Rugamas no aguantaron con la presión ni el tren de juego que les impuso el rival en los 30 minutos que faltaban por disputarse. Los primeros en evidenciar su desgaste fueron Ramón Flores y Deris Umanzor, los jugadores que Rugamas utilizó en las bandas. Una vez gastados esos cartuchos, los volantes norteamericanos hicieron ver mal a Manuel Salazar y Alex Escobar, los frenos de emergencia de la Azul. Sin embargo, Rugamas aguantó demasiado los cambios y, por ejemplo, no le dio espacio a Edgar Álvarez, convocado por vez primera a la selección. Al '74, Stuart Pierce se devoró todo el carril izquierdo y envió, con la complicidad de Salazar, un centro medido para Bryan Ching, quien definió solo de cabeza ante la marca floja de González. Después de la paridad, la selección se cayó anímicamente y Estados Unidos tuvo para conseguir el de la ventaja mucho antes. Rogers al '77 mandó un balón a las nubes y después fue Montes quien le desvió un testarazo. Empero faltaba que saltara al escenario el estrellado de la noche. Y ahí apareció Marvin con su regalito para el 2-1 de los estadounidenses.
La idea es mantener la filosofía Escrito por Fernando Palomo
Tampa, en el lenguaje de los nativos de la costa estadounidense, significa “lugar de muchas astillas”. En ese lugar arrancó ayer el nuevo ciclo de la selección mayor de nuestro país. Si bien es cierto costó mucho pulir ese lugar astillado, el equipo que dirigía por primera vez José Luis Rugamas dejó evidencias de una base sólida, resultado de lo conseguido en el periodo previo. “A nosotros nos toca dar la cara y ahora jugar por el prestigio que hemos logrado”, me dijo (vía telefónica) el capitán de la Azul, Ramón Sánchez. El mediocampista, que la próxima semana viajará con el Terremotos de San José a Inglaterra, me confirmó que la intención del resto del grupo es la de mantener la misma línea de trabajo. Una misma filosofía. “Supimos cuidar la pelota. Cuando arriesgamos supimos hacerlo con daño. No tanto como ellos, porque Miguel (Montes) nos salvó un montón”, decía Sánchez, “pero como siempre, el trabajo se arruina con un error”. El segundo gol de Estados Unidos fue prueba de eso. No son partidos para sacar resultados, pero cuando se pueden conseguir, hay que saber encontrarlos. Para desilusión nuestra, esas carencias persistirán mientras no crezca el nivel de nuestro fútbol local. La base física de los pilares de la Selecta era mínima. Arturo, Osael y Ramón mostraron que la atemporal pretemporada de la atípica MLS les ha pesado. “No tenemos ritmo.” La historia dirigencial de siempre nos hace lamentar de nuevo por el préstamo de jugadores, obligados a seguir la línea de los equipos que si no reciben dinero no se prestan para el desarrollo de la selección. “Esté Rugamas o quien venga, ese va a ser el tema de nunca acabar”, concluye Ramón. Ahora, a pensar en Guatemala. “La capacidad ya la tenemos.”
Atte.
José Luis Rugamas no pudo iniciar con un buen resultado su era al frente de la selección nacional de fútbol y tuvo que soportar una nueva derrota de la Azul en territorio estadounidense. Como pasó en los últimos dos juegos ante los gringos, El Salvador comenzó ganando pero terminó con un resultado adverso. Excepto que ya no está el técnico mexicano Carlos De los Cobos al frente, nada ha cambiado en la selección nacional. Sigue siendo la Azul que ilusiona, que brilla a ratos con destellos de buen fútbol, pero que necesita muy poco para equivocarse y echar al cesto de la basura todo el trabajo de 90 minutos. Le sucedió durante la eliminatoria mundialista hacia Sudáfrica 2010 y le volvió a ocurrir anoche sobre el césped del Raymond James de Tampa (Florida), ante Estados Unidos. Bajo el mando interino de José Luis Rugamas, la Azul estuvo a punto de cuajar un trabajo aceptable, pero Marvin González, en el último suspiro del partido, le sirvió en bandeja de plata la victoria a la selección gringa. Al '90+1 el zaguero tigrillo se durmió en la salida y permitió que Sacha Kljestan le robara la pelota y venciera, una vez más, al meta Miguel Montes, quien hasta entonces vestía con honores el traje de héroe nacional. Pero no solo fue eso. El descuido del zaguero azul también acabó con el 1-1 que la Azul había labrado más con entrega y sacrificio que fútbol. Porque anoche, si bien la selección nacional mostró a ratos la dinámica de fútbol que le caracterizó en la era De los Cobos, también es cierto que en algunos lapsos del partido lució despistada y abusó del pelotazo toda vez que el equipo rival le presionó en la salida. En un inicio, la Azul, parada bajo un sistema 3-6-1, envió señales de nerviosismo y los gringos se aprovecharon para ponerla contra las cuerdas, con la salvedad que no tuvieron profundidad y cuando finalmente crearon ocasiones de gol se toparon con un escudo llamado Miguel Montes. El primer aviso de los hombres de Bob Bradley fue un remate de Kljestan que Montes contuvo con algunas dificultades cuando se rebasaba la primera media hora. Sería el mismo Kljestan quien probaría nuevamente los reflejos de un Montes inspirado y que ya había ahogado también el grito de gol a Robie Rogers, cinco minutos antes. Para entonces El Salvador parecía ahogado en su salida y la evidencia clara se reflejaba en la ofensiva, donde Rudis Corrales era absorbido por la zaga rival y en la media unos descanchados legionarios Arturo Álvarez, Osael Romero y Ramón Sánchez no encontraban la conexión adecuada. De ahí, con Estados Unidos marcando en cada sector de la cancha y sin subida por las bandas, las únicas opciones de cara al gol que El Salvador tuvo en la primera parte fueron dos remates tibios de Romero que únicamente sirvieron para recordar al meta Nick Rimando que estaba en medio de un amistoso.
Una vez reanudadas las acciones, los gringos, clasificados a Sudáfrica 2010, volvieron a la carga, y les bastaron segundos para poner en aprietos una vez más al “Mudo” que, otra vez, calló las gargantas estadounidenses congregadas en el Raymond James. Robbie Findley sacó un violento zapatazo al '46 y Montes resolvió rechazando hacia un costado. Sin embargo, cuando más cerca parecían los gringos del gol, apareció la sorpresa y el festejo azul, allá y aquí en El Salvador. En el minuto '59, Álvarez envió un pelotazo con tanta fortuna que el zaguero Brad Evans, en un afán por dejarla en las manos de su guardameta, sirvió una asistencia precisa para Corrales, quien definió a la perfección con un tiro cruzado a ras de piso. El tanto salvadoreño fue gritado por todo lo alto, pero al mismo tiempo avivó el avispero gringo. En adelante, la selección de Estados Unidos apedreó sin tregua la portería de la Azul y los discípulos del “Chelis” Rugamas no aguantaron con la presión ni el tren de juego que les impuso el rival en los 30 minutos que faltaban por disputarse. Los primeros en evidenciar su desgaste fueron Ramón Flores y Deris Umanzor, los jugadores que Rugamas utilizó en las bandas. Una vez gastados esos cartuchos, los volantes norteamericanos hicieron ver mal a Manuel Salazar y Alex Escobar, los frenos de emergencia de la Azul. Sin embargo, Rugamas aguantó demasiado los cambios y, por ejemplo, no le dio espacio a Edgar Álvarez, convocado por vez primera a la selección. Al '74, Stuart Pierce se devoró todo el carril izquierdo y envió, con la complicidad de Salazar, un centro medido para Bryan Ching, quien definió solo de cabeza ante la marca floja de González. Después de la paridad, la selección se cayó anímicamente y Estados Unidos tuvo para conseguir el de la ventaja mucho antes. Rogers al '77 mandó un balón a las nubes y después fue Montes quien le desvió un testarazo. Empero faltaba que saltara al escenario el estrellado de la noche. Y ahí apareció Marvin con su regalito para el 2-1 de los estadounidenses.
La idea es mantener la filosofía Escrito por Fernando Palomo
Tampa, en el lenguaje de los nativos de la costa estadounidense, significa “lugar de muchas astillas”. En ese lugar arrancó ayer el nuevo ciclo de la selección mayor de nuestro país. Si bien es cierto costó mucho pulir ese lugar astillado, el equipo que dirigía por primera vez José Luis Rugamas dejó evidencias de una base sólida, resultado de lo conseguido en el periodo previo. “A nosotros nos toca dar la cara y ahora jugar por el prestigio que hemos logrado”, me dijo (vía telefónica) el capitán de la Azul, Ramón Sánchez. El mediocampista, que la próxima semana viajará con el Terremotos de San José a Inglaterra, me confirmó que la intención del resto del grupo es la de mantener la misma línea de trabajo. Una misma filosofía. “Supimos cuidar la pelota. Cuando arriesgamos supimos hacerlo con daño. No tanto como ellos, porque Miguel (Montes) nos salvó un montón”, decía Sánchez, “pero como siempre, el trabajo se arruina con un error”. El segundo gol de Estados Unidos fue prueba de eso. No son partidos para sacar resultados, pero cuando se pueden conseguir, hay que saber encontrarlos. Para desilusión nuestra, esas carencias persistirán mientras no crezca el nivel de nuestro fútbol local. La base física de los pilares de la Selecta era mínima. Arturo, Osael y Ramón mostraron que la atemporal pretemporada de la atípica MLS les ha pesado. “No tenemos ritmo.” La historia dirigencial de siempre nos hace lamentar de nuevo por el préstamo de jugadores, obligados a seguir la línea de los equipos que si no reciben dinero no se prestan para el desarrollo de la selección. “Esté Rugamas o quien venga, ese va a ser el tema de nunca acabar”, concluye Ramón. Ahora, a pensar en Guatemala. “La capacidad ya la tenemos.”
Atte.